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La economía española mantuvo su ritmo de crecimiento con un 0,7% en el segundo trimestre del año.

Lo hace gracias al tirón del consumo de las familias, que se disparó en los meses previos al verano al calor del récord de ocupados.

Según los datos adelantados de Contabilidad Nacional que publica el INE, el ritmo de crecimiento anual se mantiene en el 2,8%.

Un avance que se produce por el tirón de la demanda interna. Ahí se combinan dos factores: el consumo y la resistencia de la inversión en vivienda y bienes de equipo.

El tirón del consumo interno se ha visto complementado en este segundo trimestre con la inversión, que crece un 2,1% en el trimestre.

Supone más de un punto por encima del período anterior, y marca un avance en los últimos doce meses del 5,3%. Lleva más de un punto y medio de subida interanual.

La mejora del consumo privado compensó la caída de una décima en el de las administraciones públicas.

El sector exterior por su parte restó una décima al PIB ante un crecimiento del 1,1% de las exportaciones (caída de seis décimas), frente a una subida del 1,7% en las compras al exterior, que suben al albur del consumo y la demanda interna.

En el segundo trimestre del año mejoraron todas las ramas de actividad salvo la agricultura. La industria mejoró ocho décimas su valor añadido, al hilo de las mayores inversiones, con una mejora del 1,1% en la manufacturera.

El valor añadido bruto de la construcción también mejoró en punto y medio, muy por encima de los primeros tres meses del año.

Un aumento que se produce gracias al aumento de la demanda de viviendas. La mejora también llegó a los servicios, en los inicios de la campaña turística, con un 1,2%.

Esa mayor actividad entre abril y junio se dejó notar en una subida interanual del 1,3% en las horas trabajadas, que se corresponde con un 3,5% más de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, en pleno máximo histórico de 22,2 millones de ocupados.

El problema es que esa mayor actividad no mejoró la productividad, que cayó siete décimas en el cómputo interanual (doce meses), tras quedar en tablas en el segundo trimestre.

Ritmo anual

Los datos del segundo trimestre reflejan un ritmo de crecimiento anual del PIB del 2,8%, el mismo que había en los primeros tres meses del año.

El aumento del PIB va en línea con las previsiones del Gobierno, que mantiene una subida del 2,6% en el conjunto del año.

Todos los servicios de estudios marcan una previsión de PIB para España cercana al 2,3%, salvo el FMI, que lo sitúa en el 2,5%, más en la línea del Ejecutivo. Aun así, los datos confirman que será la economía que más crezca del conjunto de la UE y de los países de la OCDE.

En los datos interanuales, la mejora de la demanda interna nacional aportó 3,4 puntos al crecimiento interanual del PIB, frente a las seis décimas de caída de la demanda externa, por el descenso paulatino de las exportaciones.

Los datos de consumo de doce meses reflejan recortes de dos décimas, tanto en el cómputo general como en lo que se refiere a los hogares.

Esto demuestra que la fuerte subida del gasto doméstico del segundo trimestre se debe sobre todo al aumento del empleo antes de la campaña turística veraniega.

La buena noticia de este trimestre en términos anuales es la recuperación de la inversión hasta un nivel superior al 5%, algo que no se veía hace varios trimestres, con el valor añadido bruto de la industria y la construcción creciendo a ritmos del 2,2% y el 2,9%, respectivamente.

La evolución del segundo semestre del año deberá servir para confirmar ese avance de la inversión y el aguante que tenga todavía el consumo privado, para marcar la intensidad de la desaceleración económica que se avecina para este año y que, según todas las previsiones, será más dura en 2026.