
Una barbacoa. Pixabay.
Menos carne y más arroz: dos nuevos récords mundiales perfilan una nueva dieta para los bolsillos ajustados
Solo el pollo se salva de la escalada de precios, ya en niveles históricos por la menor oferta mundial; en el extremo opuesto, habrá cosecha histórica de arroz.
Más información: La carne y el azúcar volverán a encarecer este año la compra tras un 2024 de récord por el cacao, el té y el café
Las subidas de precio vistas en el último año en la ternera no son transitorios. Han llegado para quedarse y, de hecho, seguir subiendo sin aparente techo. Porque, al menos de momento, los precios de la carne están batiendo todos los récords a nivel mundial.
Es una de las dos tendencias globales que sacuden el mundo de los alimentos. La otra se refiere al arroz, que también hace historia en este verano de 2025 con una previsión de producción nunca antes registrada. Eso le presenta como alivio en medio de los sobresaltos del coste de la alimentación.
Así al menos lo recoge la FAO, que en sus datos más recientes sobre los índices de precios de alimentos señala a ambas categorías como protagonistas de situaciones nunca vistas. En sentidos opuestos, eso sí.
Por un lado, la carne. Su índice de precios está en niveles récord, advierte el organismo en sus datos más recientes, correspondientes a junio. Ha aumentado un 6,7% en el último año –un 2,1% con respecto al mes anterior– por los encarecimientos generalizados en vacuno, cerdo, y ovino.
Sólo escapa de la escalada el pollo; empieza a recuperarse la producción tras la crisis aviar que dejó en jaque a Estados Unidos. ¿Qué está pasando? De acuerdo con la FAO, de nuevo los desajustes entre oferta y demanda han trastocado el mercado.
En el caso del vacuno, por la menor exportación de Brasil. La alta demanda de Estados Unidos, inalterable, llevó la presión de precios a otro gran vendedor mundial de esta carne, Australia. El efecto dominó ha hecho el resto sobre los niveles mundiales de precios.
La ternera sube un 13%
Con respecto al cerdo, las cotizaciones aumentan por la fuerte demanda, sin que parezca que haya disminuido la cantidad de suministros, que sí han bajado en el caso de ovino. De nuevo Oceanía, gran suministrador, guarda la clave al haber exportado menos.
Estas son las explicaciones de la FAO, que también subraya un incremento de los costes de producción: se han encarecido piensos, energía y transporte. Todo ha acelerado desde que empezó 2025 hasta llegar a este récord.
En España se ha sentido con claridad la tendencia. Sobre todo en ternera y ovino y caprino, que se han encarecido en los últimos doce meses un 13,4% y un 12%, respectivamente, según el INE. Mucho más modesta ha sido en ese periodo la subida del cerdo, del 2,1%.
El arroz, al rescate
En el otro extremo y como alivio para el mundo aparece el arroz. Estamos en este caso en otro récord, anuncia la FAO, esta vez de producción, dentro de las buenas perspectivas que acumulan el conjunto de los cereales.
Según sus estimaciones, en la próxima campaña se superarán las 550.000 millones de toneladas mundiales de arroz, algo nunca visto, gracias a las mejoras de producción previstas en India, Bangladesh, Pakistán y Vietnam, debido a una mejora de las condiciones atmosféricas.
Son los principales productores del mundo –también a los que compra nuestro país, que no se abastece sólo con lo que produce–, así que esta previsión impulsa el ánimo sobre una abundancia de oferta que ya se vive en esta campaña y está llevando a la baja los precios del grano: su índice ha caído un 22,6% con respecto al nivel de hace un año y está en mínimos de los últimos ejercicios.
Tanto arroz hay que la India, líder en ventas internacionales al ser responsable del 40% de las exportaciones globales de arroz, ha relajado restricciones a la exportación impuestas en 2022 para garantizar el abastecimiento nacional de un producto básico en la dieta de ese país.
Es precisamente otro elemento que contribuye a relajar los precios. Casi para todos: la excepción es Japón, sumido en una profunda crisis precisamente por este alimento.
La crisis de Japón
El país asiático también tiene al arroz como elemento central de su cultura, pero en esencia sólo quiere lo que él mismo produce. Japón consume más de 7 millones de toneladas anuales de arroz; importa apenas 770.000.
Es una cantidad límite fijada con un instrumento especial acordado con la OMC para proteger a su agricultura. Esas 770.000 toneladas entran sin aranceles, y cualquier volumen adicional resulta fuertemente gravado.
Se aplica en este un arancel fijo de 341 yenes por kilogramo, unos 2 euros, lo que resta inmediatamente atractivo a la operación y limita de facto la entrada de grano extranjero.
Todo iba bien hasta el año pasado. Una combinación de mala cosecha, aumento de demanda y fallos de gestión elevó los precios. Las llamadas 'compras del pánico' posteriores dieron el impulso definitivo al arroz, que para esta primavera había duplicado su precio. El saco de 5 kilos llegó a costar unos 25 euros en mayo.
Fue el momento de mayor tensión. El ministro de Agricultura nipón, Taku Eto, se vio obligado a dimitir ese mes al comentar, en una supuesta broma, que él no necesitaba comprarlo porque se lo regalaban, y el Gobierno acabó interviniendo el mercado.
En mayo liberó hasta 300.000 toneladas de reservas nacionales para venderlas a minoristas a precios reducidos que no se recordaban desde antes de la crisis. Desde entonces libran su propia batalla.