
Alimentos en una caja de supermercado. Europa Press
La carne y el azúcar volverán a encarecer este año la compra tras un 2024 de récord por el cacao, el té y el café
La FAO advierte además de que las tensiones comerciales por los aranceles van a impactar los precios de las importaciones de alimentos.
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La carne y el azúcar volverán a dar sobresaltos en la cesta de la compra antes de final de año. Estos dos grupos de commodities alimentarios se disponen a atravesar nuevas curvas que impactarán en los bolsillos de los consumidores apenas 24 meses después de dejar atrás la gran sacudida inflacionaria.
Su repercusión será incluso transversal en el caso del azúcar. Porque este es un producto indispensable en numerosas elaboraciones, aunque se tienda a pensar inmediatamente en dulces.
El azúcar, de hecho, está presente por ejemplo en el pan, en las pizzas, refrescos, tomate frito, cremas de verduras, patatas fritas de bolsa, embutidos o zumos.
Por tanto, sobre estos alimentos se ciernen próximamente subidas, de acuerdo con las previsiones de la FAO recogidas en su informe Perspectivas alimentarias.
Es un análisis semestral que realiza una colosal radiografía del mercado mundial de alimentos. Analiza la producción de los principales grupos, como cereales, lácteos, carne o aceite; cómo se desempeñan en los mercados de futuros y hasta a cuánto asciende la factura mundial de importaciones.
O sea, cuánto gastan los países para comprar aquellos alimentos que necesitan para abastecer a su población. Es una factura que volvió a batir récords en 2024, cuando se superaron por primera vez los 2 billones de dólares.
Pues bien, advierte la FAO: aquí también habrá nuevos impactos que llegarán por la gran novedad de este año: las tensiones comerciales desatadas por Donald Trump. La situación va a afectar "a los volúmenes y a los precios de las importaciones", avisa el informe.
Sobre todo están en la diana productos animales y bebidas tropicales, augura, aunque cree el organismo que los efectos serán "heterogéneos" en todos los grupos analizados, desde arroz a lácteos.
Sin olvidar tampoco a las complicaciones meteorológicas, que ya arrasaron con los precios internacionales del cacao, café o té, que el año pasado se encarecieron de media un 123%, un 38,8% y un 7,7%, respectivamente.
El panorama, en suma, es de incertidumbre aunque una cosa sí se apunta ya con rotundidad: los precios mundiales de la carne y el azúcar van a subir.
Azúcar más caro
Que el azúcar suba es, dado su impacto en multitud de productos del supermercado, un indicador de que en general la cesta va a encarecerse. ¿Por qué? El informe apunta a la producción ha mermado en los países productores frente a un aumento moderado del consumo.
El desequilibrio hará el resto. El comercio de azúcar va a contraerse por este motivo, dado que se prevé que los principales países exportadores, con Brasil a la cabeza como mayor productor de caña, recorten en sus ventas al exterior.
Será un golpe para el Viejo Continente. Ni España ni la Unión Europea (UE) producen suficiente azúcar para abastecer el consumo interno y deben obligatoriamente someterse a los precios internacionales.
En 2024, de acuerdo con datos de Comercio, esa dependencia se tradujo en un saldo negativo de 176 millones de euros para nuestro país solo en compras de azúcar; pero para entender el impacto que se avecina la referencia es, en realidad, lo que sucedió un año antes.
Porque en 2023 hubo otra grave crisis de precios mundiales del azúcar por una 'tormenta perfecta' que reunió altos precios del petróleo, vaivenes de divisas y hasta el temor al fenómeno de El Niño que agitaron las cuentas mundiales.
¿Resultado? El azúcar alcanzó en el mercado de commodities de Chicago precios no vistos en una década, y España cerró ese año con un saldo negativo de 600 millones de euros por este producto; el peor dato de la última década.
Carne, tensionada por Trump
También subirá la carne porque habrá menos en circulación. El comercio mundial de esta categoría se desacelerará bruscamente en el conjunto de 2025: crecerá un 1,3% frente al ascenso del 4,7% registrado el año pasado.
La ralentización se explica, por un lado, por la presión que ejerce una fuerte demanda de importación de carne frente a la expectativa de que se reduzca la oferta, sobre todo en ternera, mientras trata de recuperarse la carne de ave, muy afectada por el brote de gripe aviar del último año.
Pero también por el golpe que pueden traer las guerras arancelarias, avisa el documento. "El crecimiento seguramente se vea impactado", augura, y con ello se agravará una tendencia que se nota en los registros mundiales de precios de la carne desde que empezó el año.
En los primeros cinco meses del año los precios internacionales no han dejado de escalar. Es un aviso de esa menor disponibilidad para vender carne de los principales países productores, asegura la FAO; también de un "acaparamiento anticipado" por algunos Estados importadores, ansiosos por ahorrarse nuevos aranceles.