Pedro Sánchez, Ione Belarra e Irene Montero.

Pedro Sánchez, Ione Belarra e Irene Montero. EP

Economía

Primero fueron a por las eléctricas, luego a por los bancos, ahora a por los súper... El suma y sigue de Podemos

Preocupación entre las empresas ante el giro a la izquierda de Sánchez. Temen impuestos a otros sectores y que salga inversión extranjera.

14 julio, 2022 02:37

El temor se ha instalado en los despachos del Ibex 35 y de las grandes empresas españolas esta semana. El giro a la izquierda de Pedro Sánchez para recuperar la relación con Unidas Podemos y el resto de sus socios con el impuesto a la banca y a las empresas energéticas ha convertido en realidad los peores augurios para el sector privado.

Si el presidente del Ejecutivo decide finalizar la legislatura, queda un año y medio por delante de anuncios efectistas para movilizar al electorado más de izquierdas con nuevos tributos. De hecho, Unidas Podemos ya ha puesto sobre la mesa el próximo objetivo: subir 10 puntos el Impuesto de Sociedades a las grandes empresas de distribución.

Los supermercados son el lugar en el que las familias sufren más la inflación, cuando acuden a hacer la compra de bienes de primera necesidad afectados por la inflación que cerró en junio en el 10,2% y seguirá por encima del 10% durante julio y agosto, según Funcas.

[Unidas Podemos reclama subir 10 puntos el Impuesto de Sociedades a las cadenas de supermercados]

La inquietud por cuál puede ser el próximo movimiento del Ejecutivo no es nueva, pero sí se ha incrementado de manera exponencial en los últimos días. "Tranquilos nunca hemos estado con esta coalición, pero ahora la situación es muy preocupante", reconocen en una empresa del selectivo español afectada por uno de los futuros impuestos que aprobará el Gobierno.

Las formas empleadas por Pedro Sánchez también han encendido las alarmas en las empresas y en especial, en la banca. El anuncio del presidente afecta de forma directa a empresas cotizadas. Sus acciones se desplomaron en solo cuatro horas.

En el mundo empresarial se califica de "irresponsable" que el Gobierno anunciara con el mercado abierto un impuesto que afecta al 10% del beneficio de la banca.

El pasado 23 de junio, la CEOE celebró su Asamblea General y su presidente, Antonio Garamendi, lanzó un mensaje muy contundente y duro a los empresarios para advertir de lo que estaba por venir.

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Sus palabras, citando al escritor alemán Bertolt Brecht para ilustrar con el Holocausto su preocupación por la derivada fiscal que podía tomar la legislatura, no pasaron desapercibidas en el mundo empresarial.

"Primero los judíos, luego fueron los comunistas y luego me tocó a mí", dijo Garamendi para pedir unidad a todas las pequeñas, medianas y grandes empresas del país frente al impuesto a las energéticas en el que ya trabajaba el Gobierno.

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Se anticipaba así a lo ocurrido esta semana, con el impuesto a los bancos. Y se anticipa también lo que ya muchos empresarios no dudan que ocurrirá con nuevos castigos fiscales a empresas de otros sectores.

En el foco está, en primer lugar, el sector de la distribución. Según denuncia la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), se está produciendo una diferencia de precio significativa en los productos entre el precio en origen y precio en destino.

Supermercados

Esto es algo que el sector de la distribución explica, entre otros, por factores como el transporte o el aumento de costes -laborales o energéticos-. Con todo, el Ejecutivo tiene sobre la mesa actuar sobre esto.

Pero los datos que manejan son dañinos para los supermercados. Un ejemplo, el kilo de sandía -una fruta de verano como el melón al que aludió Gabriel Rufián en el Congreso el pasado 22 de junio- se vendería un 503% más caro en los establecimientos que en origen, según los datos que maneja COAG y que están alimentando el discurso del Gobierno en este giro a la izquierda.

Contra las cotizadas

Tanto desde el PSOE como desde Unidas Podemos se está trasladando el mensaje de que las empresas cotizadas tienen muchos beneficios. De hecho, el presidente del Ejecutivo restó ayer importancia al desplome bursátil de la banca española del martes.

La idea de la vicepresidenta, Yolanda Díaz, es ir "poco a poco" con estas subidas de impuestos para sufragar sus políticas sociales y reforzar el mensaje contra 'los poderosos'. 

Hasta ahora, el presidente del Gobierno era el dique de contención. Pero esta semana, los empresarios han visto con preocupación cómo la ortodoxia económica que quedaba a la coalición se difuminaba.

Era algo temido por el Ibex 35 desde que el pasado 19 de junio el PSOE y Unidas Podemos sufrieron una debacle en las elecciones de Andalucía. En ese sentido, el giro al populismo no ha sorprendido a la gran empresa, que sigue en estado de shock.

"¿Qué vendrá después? ¿Constructoras, telecomunicaciones...? Todos los sectores deben estar en alerta", advertían desde algunas de las entidades afectadas.

Bancos y energéticas están siendo más beligerantes. El resto, prefiere mantener un perfil bajo, por temor a entrar en el foco. Pero hay preocupación compartida en el mundo económico por los daños colaterales que más allá del coste fiscal de las medidas puede generar este cambio de estrategia de Sánchez. El primero: la salida de inversión extranjera en un momento de debilidad en la economía española.