Una camarera trabaja en un establecimiento de Barcelona.

Una camarera trabaja en un establecimiento de Barcelona. Europa Press

Economía

Solo los bares y el ocio tiran de la economía española y se complica la meta de recuperar el PIB prepandemia en 2022

España crece por debajo de la media de los países del euro con la industria dañada, la productividad a la baja y los costes laborales al alza.

30 octubre, 2021 05:30

Los últimos datos del INE han sido un jarro de agua fría para el discurso sostenido por el Gobierno de que la recuperación económica es vigorosa. Lejos de ser así y con la baza gastada de la temporada turística de los meses de verano, la economía creció hasta septiembre un 2,5%. Con este dato, la inflación disparada y los problemas de suministro que están dañando a la industria ya es posible afirmar que el cuadro macroeconómico de los Presupuestos no es válido. Sin embargo, más allá de esta lectura de tono político, lo más preocupante es que solo la hostelería y el ocio sostienen la recuperación.

Entre junio y septiembre, la actividad en los sectores de la agricultura, ganadería y pesca sufrió un retroceso del 5,5% comparado con los tres meses anteriores, una caída que alcanza el 10% si se relaciona con el año anterior. Mientras, la industria -que todavía no estaba padeciendo con la intensidad actual los efectos del encarecimiento de la energía- solo avanzó un 2% frente al trimestre anterior y un tímido 0,4% frente al mismo periodo de 2020, el peor año para la economía española desde la Guerra Civil.

En esos meses, la industria ya padecía los problemas de abastecimiento del comercio internacional, pero el otoño ha empeorado esa situación que lejos de resolverse está provocando nuevos retrasos en la producción mundial y cierre de fábricas de manera temporal por no contar con los suministros necesarios para sostener la actividad. Un factor que, unido al mayor incremento del precio de la energía, no permite sostener el optimismo de cara a esta recta final de año.

La construcción logró un avance del 1,8% en un momento en el que ya padecía los problemas de las materias primas, que lejos de resolverse se ha enquistado afectando ya incluso al empleo en el sector. El dato interanual del ladrillo que durante años fue un motor económico, es preocupante, dado que refleja una caída del 7,6%.

Así, fueron los servicios los que tiraron más de la economía con una aportación del 3,2% (un dato que se dispara hasta el 4,2% en términos interanuales). Y este buen comportamiento fue posible gracias al impulso de la actividad de los bares, los hoteles y de las actividades de recreo y artísticas. Sin ellos, no habría recuperación.

La actividad económica del ocio y la cultura registró un avance de nada menos que un 18,2%, algo que se entiende porque fue a finales de agosto cuando España cumplió con el objetivo de tener vacunada con pauta completa al 70% de la población. Este requisito era imprescindible para aumentar los aforos de eventos y espectáculos.

Mientras, comercio, hostelería y transporte tiraron del PIB un 7,9% en la comparativa trimestral. Pero esa cifra se eleva hasta el 10,6% en la fotografía interanual.

Estos datos ponen de manifiesto la alta dependencia que sigue teniendo España para su recuperación económica del turismo, la hostelería y el ocio. Se trata de sectores con datos de empleo mucho más precarios que la industria. Y como se ha visto en la pandemia, la alta dependencia de España a esas actividades por la debilidad de su industria hace que este país sea muy vulnerable en términos económicos.

Cae la productividad

Esta situación de vulnerabilidad tiene su reflejo en otros puntos de las estadísticas del avance de la Contabilidad Nacional que publicó este viernes el INE. Mientras que los costes laborales han crecido un 3% y el empleo se sigue recuperando, la productividad sale mal parada.

En concreto, la productividad medida por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo bajó un 3,3% y por hora trabajada experimentó una caída del 0,6%.

En este contexto, la CEOE expresó su preocupación por la situación que está mostrando la encuesta del INE y advirtió que será difícil recuperar antes de 2023 el nivel de PIB prepandemia.

En Europa, el rebote posterior a la pandemia también está siendo contenido, con un avance en el tercer trimestre del 2,2% para la eurozona y una inflación en el 4,1%.

Sin embargo, España se encuentra en la peor franja de las dos variables, con un crecimiento inferior a la media y un IPC (Índice de Precios al Consumo) con tasas por encima de ese umbral. Mientras, Italia y Francia se han convertido en las locomotoras de la recuperación económica de la zona euro.

Además de crecer con menos fuerza que nuestros vecinos, la composición que está teniendo nuestra recuperación introduce "elementos de incertidumbre y riesgos a la baja" que puso sobre la mesa la patronal.

Entre ellos, citó el aumento de los costes empresariales y la caída del consumo de las familias que también refleja el INE.

Los españoles no gastan

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, había confiado en público en que parte de los 50.000 millones de euros que los españoles ahorraron en su conjunto durante los meses del confinamiento se trasladarían ahora a la economía con un mayor gasto.

Era una premisa que el Banco de España ya había advertido que podía pecar de optimismo, dado que parte de ese ahorro se quedará en el banco. Un buen ejemplo que utilizan los economistas para explicar esta idea es que las cenas no consumidas en restaurantes durante 2020 no se van a compensar ahora con más cenas.

El INE confirmó que el consumo de los hogares lejos de haber subido, ha caído un 0,5% en términos intertrimestrales (frente al avance de entre abril y junio del 4,7%) y en la comparativa con 2020 tan solo sube un 1,1%.

Así, indicadores que maneja el Ministerio de Economía, como el mayor gasto con tarjetas bancarias, también podría explicarse por el menor uso del dinero en efectivo.

La pandemia ha complicado la labor de los economistas de hacer previsiones sobre el PIB. Sin embargo, el consenso de analistas había advertido que la previsión del Gobierno de crecer un 6,5% en 2021 era demasiado optimista, en especial, sin el efecto de los fondos europeos, cuya ejecución se está retrasando más de lo esperado.

En términos interanuales, la recuperación se está ralentizando con un avance del 2,7%, frente al crecimiento del 17,5% del trimestre anterior, según los datos publicados ayer, pero que el INE tendrá que ratificar. Y el escenario de inflación hará que los hogares gasten menos por la pérdida de poder adquisitivo, con lo que el escenario económico de aquí a fin de año no parece que esté en condiciones de dar una sorpresa positiva en España.