El cambio climático es una realidad y cada vez es más brusco debido a la mala gestión de los recursos por parte de los seres humanos. Aumentan así los fenómenos meteorológicos extremos que afectan a todas las regiones del planeta. La intensificación de algunos fenómenos atmosféricos, inundaciones, subida del nivel del mar son algunos síntomas que se unen con sequías muy severas u olas de calor extremo que constituyen retos a los que se enfrenta toda la ciudadanía, pero que también afectan a las infraestructuras que garantizan nuestra seguridad.

Según la Comisión Europea, entre el 30% y el 50% de los costes de mantenimiento de carreteras son derivados de los efectos del cambio climático. Lo que conlleva un gasto de entre 8 y 13 billones de euros al año solo en el continente europeo.

De mantenerse este incremento de las temperaturas, la Comisión Europea prevé que, en 2040, será necesaria una inversión adicional de 150 millones de euros anuales para mantener las infraestructuras de transporte en buenas condiciones.

Para hacer frente a esta situación se están llevando a cabo diversas iniciativas que permitan 'adelantarse' a las consecuencias del cambio climático en las vías urbanas y carreteras. Dos de los proyectos destacados son ‘Panoptis’ y ‘Clarity’, amparados por Acciona, y que probarán los resultados en un tramo de la R2 en Guadalajara. Posteriormente, Acciona tiene previsto extrapolar este sistema al resto de países en los que está presente.

De esta manera se pretende crear infraestructuras resilientes, es decir, que sean capaces de soportar las condiciones ambientales extremas -y en constante aumento- a las que se verán sometidas durante toda su vida útil.


Carreteras monitorizadas para ajustarse al clima

Los institutos y centros de investigación de siete países europeos, junto a 12 empresas privadas, están implicados en el proyecto ‘Panoptis’, que permitirá monitorizar las infraestructuras de transporte en situaciones adversas.

Irene Sevilla, responsable de Acciona en el proyecto ‘Panoptis’, señala que se están aplicando “tecnologías de la información para mejorar el conocimiento sobre el estado de las vías y para poder prever su comportamiento futuro”. Para conseguirlo, los investigadores hacen uso de “herramientas como el Internet de las cosas, el big data, los drones, la inteligencia artificial y el machine learning”.

El resultado obtenido son “datos en tiempo real, patrones de alarmas y modelos de comportamiento futuro, automatizando la toma de decisiones y adelantándonos a las incidencias”- ha afirmado Sevilla.

Este proyecto forma parte del programa H2020 de la Comisión Europea, fundado para impulsar iniciativas de innovación e investigación destinadas a fomentar la adaptación frente al cambio climático o la reducción de las emisiones contaminantes.

Analizar la vulnerabilidad de infraestructuras

Clarity’ (siglas de Integrated Climate Adaptation Service Tools for Improving Resilience Measure Efficiency) es otro de los proyectos integrados en el programa H2020. En esta investigación participan agencias meteorológicas nacionales, empresas y centros de investigación de España, Suecia, Italia y Austria.

Entre los objetivos de este proyecto está el de desarrollar un software que permitirá valorar la vulnerabilidad de las infraestructuras ante los efectos de calentamiento global y tomar decisiones de diseño y mantenimiento que las mitiguen. Las conclusiones del proyecto se aplicarán tanto a entornos viarios como a zonas urbanas. De hecho, ya se estudia su implementación en Nápoles, Estocolmo y Linz.

Tras predecir el impacto del calentamiento global en una región, se mejorarán las infraestructuras para adaptarlas al futuro. “No servirá solo para el diseño, sino también para la operación y mantenimiento porque en las zonas en las que el aumento de la temperatura cause que deje de haber episodios de nevadas, se podrán reducir, por ejemplo, las reservas de sal; pero incrementar la respuesta para olas de calor y su impacto, por ejemplo, con los pavimentos que no reflejan el calor, taludes…”- afirma José Cubillo, responsable del proyecto ‘Clarity’ en Acciona.

Otra de las posibles soluciones sería destinar drenajes y canales a regiones inundables, así como mejorar la resiliencia de las carreteras para evitar cortes y deformaciones provocadas por el estrés térmico.

Un desafío global

Ningún país está exento de verse afectado por la contaminación. Los organismos internacionales alertan de la necesidad de tener en cuenta la progresiva aceleración del cambio climático a la hora de diseñar y construir las infraestructuras del mañana.

En el caso de Latinoamérica, el Banco de Desarrollo de América Latina ha publicado una guía de buenas prácticas para la adaptación de las nuevas carreteras al clima. Un reto que considera “imprescindible” y que pasa por el uso de herramientas de planificación y gestión viarias que tomen en cuenta los nuevos patrones de lluvia, cambios en los caudales de los ríos, cambios térmicos...y demás variaciones meteorológicas.

Asimismo, el Banco de Desarrollo de América Latina destaca la necesidad de una "generación con más conocimiento sobre el impacto del cambio climático y su incidencia sobre la infraestructura vial".

La advertencia se repite también para el continente africano. Desde el Banco Mundial aseguran que “prácticamente todos los modelos muestran que los fenómenos meteorológicos extremos ejercerán un estrés considerable sobre el sistema vial de África. El deterioro y el envejecimiento acelerado de las carreteras causado por el cambio climático exigirán que aumenten las tareas de conservación y que sean más frecuentes las de rehabilitación”.

Según las previsiones, los costes de mantenimiento serán cada vez más elevados y afectarán a la circulación de bienes y personas, lo que tendrá consecuencias directas sobre la productividad económica. Por eso, el Banco Mundial, la Comisión de la Unión Africana y la Comisión Económica para África de las Naciones han desarrollado varias iniciativas para ayudar a los países africanos a incorporar el cambio climático en la gestión de activos viales, creando el Mecanismo de Inversión para la Resiliencia al Cambio Climático de África (Africa Climate Resilient Investment Facility).

La construcción de estas infraestructuras sostenibles es más costosa inicialmente pero “queda compensada con creces por los menores gastos anuales en mantenimiento, reparación y rehabilitación” según afirma el propio Banco Mundial.

'Infraestructuras todoterreno contra el cambio climático' es un contenido elaborado con la colaboración de Acciona.