Economía

La dolarización: Un modelo de veinte años que necesita renovarse en Ecuador

8 enero, 2020 15:53

Fernando Arroyo León

La dolarización en Ecuador cumple mañana su vigésimo aniversario, en un proceso que se produjo como salida a la mayor crisis financiera que había soportado el país andino y en el que su futuro, una vez superadas esas dificultades, depende de cómo pueda sostenerse y renovarse.

Décadas de permanentes devaluaciones llevaron al sucre, la antigua moneda ecuatoriana, a una vejez crítica, afectada por desatinos financieros que provocaron la mayor crisis bancaria de la historia, con una veintena de bancos intervenidos y el agotamiento de los recursos estatales para salvar a las entidades enfermas.

La crisis financiera estalló en Ecuador en 1999 y fue el Gobierno presidido entonces por el demócrata cristiano Jamil Mahuad, el que decidió tomar del erario nacional unos 8.000 millones de dólares para salvar a los bancos intervenidos.

La congelación de cuentas bancarias acrecentó el descontento social, que veía cómo una incesante devaluación ponía al sucre en una situación sin salida.

LA DOLARIZACIÓN LLEGÓ A ECUADOR CON POLÉMICA

Pese a que varios directivos del Banco Central mantenían serios reparos a la estrategia, el 9 de enero de 2000 Mahuad decidió dolarizar la economía y anunció la retirada del sucre.

Ello desencadenó las protestas que provocaron su derrocamiento el 22 de enero de ese año, para dar paso al Gobierno interino de Gustavo Noboa, su vicepresidente, quien mantuvo la dolarización.

La crisis provocó un éxodo masivo de ecuatorianos, unos dos millones, que emigraron sobre todo a Estados Unidos, España e Italia, entre otros países. El envío de remesas desde el exterior sostuvo un modelo que requería la llegada permanente de divisas.

Muestra de la estabilidad alcanzada es que en 2000, el Producto Interior Bruto (PIB) del país cerró en términos nominales en 18.318 millones de dólares.

Para 2007, el PIB ecuatoriano se situó en 51.007 millones de dólares y en 2014 ya superaba la barrera de los 100.000 millones, para llegar en 2018 a los 107.562 millones, según cifras del Banco Central.

ECUADOR OPTA POR DEUDA PARA OBTENER DIVISAS

Para sostener la dolarización y dirigir el desarrollo nacional, el actual gobierno del presidente Lenín Moreno ha optado por acordar un programa económico con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que definió en marzo de 2019 una línea de crédito por 4.200 millones de dólares.

Ese programa de Servicio Ampliado del FMI también sustenta otros aportes de organismos internacionales por una cuantía que supera un monto global de 10.000 millones de dólares.

"Ecuador ha gozado de una economía saludable que ha estado apoyada por el régimen de dolarización y un alto nivel de precios del petróleo", dijo la economista del FMI encargada de seguir el programa, Anna Ivanova, en una entrevista publicada por el organismo tras el acuerdo.

Para Ivanova, "la riqueza petrolera y la dolarización son espadas de doble filo". Asi juicio, las políticas que aplicó el expresidente izquierdista Rafael Correa entre 2007 y 2017, menoscabaron la competitividad del país.

También valoró que Moreno acudiera al FMI "en busca de apoyo para abordar las vulnerabilidades económicas", restablecer el crecimiento y mejorar los resultados en el campo social.

La economista del FMI subrayó también que Ecuador ha logrado avances en torno a la reducción de la pobreza en las últimas dos décadas de dolarización y recordó que ese indicador que llegaba al 64,4 % en 2000, se redujo al 21,5 % en 2017.

LA DOLARIZACIÓN NECESITA RENOVARSE

El economista Pablo Dávalos coincidió en que la dolarización ha permitido a la sociedad ecuatoriana tener mucha estabilidad en términos monetarios, aunque en su opinión este modelo está bajo amenaza por las políticas neoliberales pactadas por el Gobierno con el FMI.

A su juicio, el empeño de Moreno y el FMI de otorgar independencia y autonomía al Banco Central de Ecuador "podría ser interpretado como un mecanismo para una transición hacia la emisión de moneda nacional".

Dávalos aseguró que "una nación sin moneda nacional no necesita de un Banco Central autónomo", y por ello insistió en que si el Gobierno persiste en esta y otras medidas, el sistema de dolarización podría agotarse.

Para sostener el modelo, Dávalos, en declaraciones a Efe, sugirió "calibrar los flujos de entrada con los de salida" de divisas, en el marco de la balanza de pagos.