Economía

La minería afronta el reto de mantener su peso en la economía sin el carbón

15 agosto, 2019 11:20

Madrid, 15 ago (EFECOM).- El sector de la minería tiene un peso reducido en la economía de España, ya que apenas supone el 0,3 % del PIB y 30.000 empleos directos, el 0,1 % del total, pero es clave para abastecer a otras industrias del país, que consumen el 90 % de la producción de las minas, y debe afrontar su futuro sin las explotaciones de carbón.

La industria extractiva genera cinco grandes bloques de productos: minerales metálicos e industriales, productos energéticos y de cantera y rocas ornamentales, que mayoritariamente son usados en otros procesos industriales.

Según la última estadística minera elaborada por el Ministerio de Transición Ecológica, correspondiente al año 2017, el valor de la producción creció el 13,5 % interanual y alcanzó los 3.280 millones de euros, de los que casi el 60 % fue aportado por la minería metálica e industrial.

Estas cifras, modestas para el conjunto de la economía española, se multiplican al considerar los efectos directos y el impacto de la minería para otros sectores.

Un estudio elaborado por la Cámara de Comercio y el Instituto Geológico y Minero (IGME), que contabiliza las interrelaciones existentes con otras ramas de actividad, eleva el valor de la producción directa hasta 5.306 millones de euros para el año 2016 (último año que analiza) y a 94.800 empleos si se tienen en cuenta los indirectos.

La minería es un sector que suele amplificar las variaciones en el PIB y crece y retrocede a tasas superiores a la economía.

No obstante, entre los años 2010 y 2016 ha reducido al valor de su producción a una media anual del 4,4 % con la consiguiente pérdida de peso relativo, incluso en ejercicios en los que se produjeron incrementos del PIB.

Según el análisis de la Cámara y el IGME mencionado, el impacto directo e indirecto del sector en el valor de la producción del conjunto de España ha pasado de 30.445 millones de euros en 2010 a 19.405 en 2016, es decir, de suponer el 1,5 % del total al 0,9 %.

En el ámbito laboral la situación se repite y el efecto total estimado ha descendido de 163.000 a 94.800 empleos entre los años 2010 y 2016, con lo que la dependencia de la minería en el empleo global de España ha pasado a representar el 0,5 % en 2016, frente al 0,9 % de 2019.

En cuanto a la inversión en el sector, buena parte procede del exterior, aunque no tiene estabilidad a lo largo del tiempo, y en 2017 representó el 0,3 % de la inversión extranjera directa recibida por España.

El saldo neto es exportador y las empresas españolas invierten más en el exterior, sobre todo en Latinoamérica, que las empresas extranjeras en España.

A partir de 2011 "parece registrarse un desacoplamiento" entre la evolución de la actividad de la minería en España y la marcha general de la economía, señala el estudio.

La causa de esta paulatina pérdida de relevancia es el descenso de la producción de productos energéticos, principalmente del carbón.

Esta tendencia previsiblemente se va a agudizar en futuras estadísticas, ya que el 31 de diciembre del año pasado expiró el plazo fijado en la normativa europea para que las explotaciones de carbón que quisieran continuar con su actividad devolvieran las ayudas públicas recibidas durante años.

Este requisito ha provocado que en 2019 cerraran todas las minas de carbón españolas excepto una en Asturias, el Pozo San Nicolás.

La producción de carbón suponía en 1994 el 50 % del total de la industria extractiva en España, mientras que en 2017, era tan solo del 3,7 %, y eso que ese año creció respecto al ejercicio anterior debido a que la sequía elevó el consumo de carbón de las centrales eléctricas.

Con el declive del carbón ha aumentado el peso relativo de la minería metálica e industrial. En 2005 los minerales metálicos producidos en España eran solo el 3 % del total y ahora representan el 36 %, mientras que los industriales han pasado en este periodo del 16 % al 22 %.

El sector de la minería de España tiene ante sí el reto de sustituir el carbón por otros minerales presentes en la península y que en este siglo XXI resultan estratégicos para la producción de bienes tecnológicos con gran valor añadido y proyección económica en los próximos años.

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