Economía

Posibilidad de Gobierno débil en España no intimida a inversores extranjeros

17 abril, 2019 13:39

Carlos López Perez

Madrid, 17 abr (EFECOM).- La posibilidad de un Gobierno inestable en España tras las elecciones generales del 28 de abril por la fragmentación parlamentaria a la que apuntan los sondeos no está reduciendo el apetito de los inversores extranjeros por el país y se espera que continúe en los próximos meses, apoyado en la abundante liquidez, afirman diferentes fuentes del mercado.

Esa creencia se basa sobre todo en la percepción de que España será la economía que más crezca en Europa, a pesar de la desaceleración que sufre desde hace tiempo, apuntan estas fuentes en declaraciones a

Bancos de inversión y despachos de abogados que participan como asesores en distintas operaciones que se están fraguando actualmente en España opinan que los inversores extranjeros se han acostumbrado a la incertidumbre en un entorno dominado por los temores sobre el "brexit" o la guerra comercial.

"Estamos viviendo sin presupuestos y, sin embargo, con un Gobierno marcado por la interinidad, hay récord de actividad desde 2007", comenta una de las fuentes.

El futuro inmediato podría deparar más de lo mismo, ya que no está garantizado que se pueda formar gobierno tras los comicios, de acuerdo con las encuestas, que revelan que el PSOE sería el más votado, aunque solo con cerca del 30 % de los sufragios, por lo que necesitaría un socio para gobernar.

A partir de ahí, surgen dudas razonables sobre si el próximo Ejecutivo que tendrá España será débil, incapaz de sacar adelante medidas que impulsen su economías.

"El inversor es indiferente a ese riesgo", señala la misma fuente. "La gente ha aprendido a vivir en este escenario de volatilidad. Los inversores son profesionales y tienen claro que el mundo se recuperará tarde o temprano, y que ahora es la oportunidad de hacer buenos negocios".

El dinero extranjero se fija, más que en la política, en la internacionalización de las empresas españolas tras la crisis, en la fortaleza de las instituciones del país, en el consenso de los grupos parlamentarios en materia de europeísmo o en el fuerte desarrollo de las infraestructuras, que llegan a compararse con las de China o Japón, indican.

"Firmas como Porcelanosa o Gestamp tienen fábricas en lugares lejanos, pero gracias a las autopistas y los aeropuertos no pierden competitividad", explica otra fuente del mercado. "Además, España tiene más fibra óptica que todo Estados Unidos, que la suma de Alemania, Reino Unido y Francia. El futuro es el 5G y se necesita fibra", prosigue.

En resumen, España ofrece una proposición "imbatible" y es vista en el mundo como "un país estable", aseguran.

En particular, hay dos sectores en la economía española en los que las transacciones gozan de mayor dinamismo: el inmobiliario y el de energías renovables.

En los últimos días, se especula con la posible compra, por cerca de 1.200 millones, de la compañía fotovoltaica X-Elio por parte de un consorcio formado por Repsol y la firma de inversión australiana Macquarie Group, en una carrera en la que también participa la gestora de fondos canadiense Brookfield Asset Management Inc, de acuerdo con algunos medios.

Asimismo, los fondos estadounidenses Oaktree Capital Group LLC y Cerberus Capital Management LP se disputan la promotora inmobiliaria de Banco Sabadell), en una operación que también podría rondar los mil millones de euros, según fuentes del mercado.

Ambas industrias vienen de sufrir sendos desplomes durante la crisis económica, lo que, sumado a su madurez, ha generado oportunidades entre los inversores, sostienen otras fuentes consultadas, pese a que, al mismo tiempo, se trata de los dos sectores más expuestos a la incertidumbre política.

"Un Gobierno de izquierda del estilo PSOE-Podemos podría castigar al sector inmobiliario al ser más intervencionista en temas de alquileres o límites a actividades hoteleras y con una coalición de derechas el sector de la energía podría sufrir más, ya que se podría revisar el régimen tarifario", indica una de ellas.

Con todo, es cierto que los fondos extranjeros preferirían que no se instaure en España "un Gobierno 'Frankenstein' de izquierda" que suba los impuestos o establezca otros nuevos, en línea con las medidas que ha venido anunciando Pedro Sánchez en los últimos meses y que no han gustado en la comunidad inversora, sugieren algunas de las fuentes.

"Si una de esas combinaciones para formar gobierno es PSOE-Podemos, incidiría en gasto social, déficit y presupuesto. Ese es un elemento de incertidumbre sobre el futuro de las cuentas públicas españolas", explica Juan Ignacio Sanz, profesor del departamento de Derecho de Esade.

Esta opción sería "problemática e inestable", coincide JPMorgan en un informe reciente, en el que considera que un Gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos sería el escenario más favorable para los mercados y la economía.

Esta incertidumbre previa a las elecciones es la responsable del parón de las salidas a bolsa en España durante el primer trimestre, ya que cuando las expectativas políticas no son claras lo acaba pagando el precio que se busca obtener en estas operaciones, detallan distintas fuentes del mercado.

No obstante, ese frenazo también se ha notado en Europa como consecuencia de las tensiones geopolíticas, el conflicto comercial y el "brexit", según señala EY en un estudio.

"En España, las empresas se mantienen a la espera de que las dudas se vayan desvaneciendo para que los inversores vuelvan a confiar en los fundamentales de las futuras cotizadas y valoren correctamente los proyectos de negocio a largo plazo", explica en dicho informe Rosa María Orozco, socia responsable de salidas a bolsa en EY.

Sin embargo, el mercado no descarta que, una vez pasados los comicios, "la cosa pueda cambiar" y la bolsa refleje los múltiplos que se pagan en procesos competitivos como la reciente compra de una participación de hasta el 40 % en la petrolera Cepsa por parte de la firma de capital riesgo estadounidense Carlyle Group LP.

Pese a todo, los inversores internacionales critican la falta de visión conjunta de la clase política española para sacar partido del atractivo de la economía del país.