Ciudadanos se está transformando muy rápidamente en una fuerza socialdemócrata. De la vieja socialdemocracia, que diría Pablo Iglesias, la que dejó de rechazar dogmáticamente el mercado y aunque no puede renunciar a la tentación de la ingeniería social, cree que puede equilibrar virtuosamente libertad e intervencionismo.

La Memoria Económica de su programa electoral ha sido presentada por Albert Rivera como un ejercicio de responsabilidad política frente a los números de Podemos, que desafían el sentido común con sus multiplicadores mágicos, y a la ausencia de números del PP y PSOE, que ya ni se molestan en hacerlos de tanto incumplirlos.

Rivera admitió ayer que el programa electoral es el mismo de diciembre, pero que algunas de sus 350 propuestas son menos concretas que en el pasado. “Debemos comunicar mejor y vamos a tener que pactar con otros”, son las dos restricciones que citó como responsables de la nueva ambigüedad del lenguaje de Ciudadanos.

Básicamente, Ciudadanos ha eliminado todas las bajadas de impuestos hasta 2018 y ha apretado las tuercas a tributos como el Impuesto de Sociedades. También ha recortado en algunas de sus promesas sociales -más de 5.000 millones en la renta mínima garantizada para trabajadores pobres- a cambio de hacer más eficiente el gasto. En fin, la revisión ha sido sin concesiones. En cuanto al marco general, se asume el escenario que el gobierno en funciones ha plasmado en el Programa de Estabilidad, es decir que se seguirá la misma senda de ajuste y se da por hecho que Bruselas nos concederá un año adicional aunque ahora no está claro si antes de dárnoslo tienen que sancionarnos o no.

Lo que diferencia el programa de Ciudadanos del presupuesto actual es que el gasto se incrementa en 10.000 millones y los ingresos también, así que si sus previsiones no fallan, el déficit se mantiene igual. Sin embargo, hay partidas en los ingresos adicionales que son dudosas: por ejemplo, los 2.800 millones que Francisco de la Torre insiste en recuperar de quienes se acogieron a la amnistía fiscal. Si no se dan pasos antes de noviembre de este año, cualquier acción en ese sentido quedará prescrita, lo cual hace dudosa su recuperación. Pero De la Torre tiene fe en que se puede.

Resulta difícil pensar que una Memoria Económica vaya a movilizar votos en esta campaña. Pero Rivera insistió ayer en que su objetivo es ganar credibilidad.

Hay una visión optimista del ser humano que impregna todo el programa de Ciudadanos y en eso también es muy socialdemócrata. Garicano cree que la reforma educativa cambiará el país, que hay políticas salvadoras para parados de larga duración que funcionarán, que la lucha contra el fraude triunfará... Y Rivera piensa que los españoles les votarán porque Ciudadanos mantendrá las cuentas en orden. Sin duda que son optimistas.