Ana Botín, presidenta del Banco Santander

Ana Botín, presidenta del Banco Santander Juan Carlos Hidaglo Efe

Economía Reconciliación con la gran banca

Santander y BBVA aportan el 30% del préstamo que salva las reservas de Argentina

Los bancos internacionales conceden un préstamo de 5.000 millones para frenar la fuga de dólares del país

2 febrero, 2016 01:19

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¡Qué poco ha tardado Argentina en recuperar la confianza de los mercados! Después de todo un kirchnerismo de enfrentamiento, la victoria de Mauricio Macri en las presidenciales lo cambió todo. El mejor ejemplo fue que Moody’s tardó sólo dos días desde su triunfo (todavía seguía Cristina Fernández de presidenta en funciones) en mejorar la perspectiva de su rating de estable a positivo por el cambio político. Rápidamente el mercado se olvidó de la época de los Kirchner y empezó a vislumbrar una época de idilio con Argentina.

El cambio en las relaciones entre el país y los grandes bancos internacionales se termina de consolidar con la firma de un préstamo de 5.000 millones de dólares al Banco Central de la República Argentina (BCRA). El país lleva 15 años sin poder financiarse en los mercados internacionales y se estaba quedando sin dólares, por lo que este préstamo era una cuestión de vida o muerte. Apenas quedaban 25.000 millones de dólares en la cuenta de la entidad, demasiado cerca del colapso.

Los grandes bancos aportan así el 20% de todas las reservas de divisas que tiene Argentina

En la operación participan siete entidades, entre las que se incluyen Santander y BBVA. Tres firmas aportan 1.000 millones de euros cada una: Santander, JPMorgan y HSBC, mientras que cuatro entidades aportan 500 millones: BBVA, Deutsche Bank, Citi y UBS.

Este acuerdo es clave para el BCRA. Así, de golpe, eleva en 5.000 millones los dólares que hay en sus arcas, lo que es vital para el país después de liberalizar la cotización de su divisa. El Ejecutivo de Macri decidió liberalizar su divisa para que pueda cotizar libremente en el mercado, pero para la única vía para ganarse la confianza de los inversores y evitar un desplome del peso es mantener una posición sólida en el Banco Central. De lo contrario, si los ahorradores perciben que su posición de reservas es débil, la huida de dinero está garantizada. Estos 5.000 millones supone elevar las reservas en dólares en un 20%, todo un balón de oxígeno para el país.

Un buen trato

Argentina tiene los mercados internacionales de deuda cerrados, por lo que necesitaba convencer a los bancos para conseguir un préstamo que permitiese aliviar la situación del Banco Central. Ha conseguido el dinero, pero no le saldrá gratis. Ni mucho menos. Este préstamo, que tiene un vencimiento de un año, se ha cerrado con un tipo de interés del 6,7%. Este nivel era el que, durante la crisis, los analistas marcaban como el nivel de no retorno, a partir del cual, los países del euro estaban abocados a pedir el rescate.

Sirva como comparativa que el Tesoro español, en este mismo tramo de préstamos a un años, no es que tenga que pagar un interés a los inversores, sino que les cobra una rentabilidad del 0,06%. Argentina se tendrá que rascar el bolsillo para pagar esta rentabilidad y además en dólares.

Los bancos de inversión cobrarán este riesgo en intereses. El Santander ganará por este préstamo cerca de 70 millones de euros este año y el BBVA, unos 35 millones. Si cumple con sus obligaciones, Argentina será un buen cliente para los grandes bancos internacionales.

Los bancos cobrarán el riesgo en intereses: Argentina tendrá que pagar un 6,7% por un préstamo a un año

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, elogió la semana pasada al Gobierno de Macri al tiempo que negociaba este crédito. “La situación en Argentina está mejorando mucho”, aseguró, “y Santander tiene una franquicia líder que está preparada para aprovechar la nueva situación favorable en el país”. Después de unos años complicados para los bancos extranjeros en el país, la situación empieza a normalizarse. Ahora está por ver si podrán volver a repatriar beneficios, después de años en los que no podían sacar sus plusvalías.

Sin embargo, la situación podría complicarse si los fondos buitre acreedores de Argentina llevan este préstamo ante la justicia estadounidense. Estas firmas podrían reclamar que se investigue si el préstamo de la banca internacional es legal o si, a efectos prácticos, es como si hubiese emitido un bono, algo que el juez Thomas Griesa ha prohibido al país.

Negociación con los ‘buitres’

Argentina lleva desde el año 2001 sin poder emitir bonos en los mercados internacionales debido al contencioso abierto después del default del Gobierno de Fernando de la Rúa. El megacanje que aprobó Néstor Kirchner lleva estancado en los tribunales estadounidenses desde 2003 con los hedge funds (también conocidos como fondos buitre), lo que imposibilita al país a emitir bonos en los mercados internacionales. De este modo, el préstamo bancario era la única posibilidad que tenía el Banco Central de la República Argentina de conseguir dólares.

El objetivo prioritario para el Ejecutivo de Macri es llegar a un acuerdo con estos inversores para desbloquear la situación. Las conversaciones empezaron el lunes y el propio presidente de Argentina ha reconocido que espera alcanzar “un acuerdo realista, razonable”. Luis Caputo, secretario de Finanzas argentino, viajó hasta Nueva York para reunirse con Daniel Pollack, representante de los acreedores y plantear una primera propuesta que pasa por devolver íntegra la deuda, pero retrasar los vencimientos.

El problema para Argentina es que los inversores que aceptaron el megacanje, podrían reclamar las mismas condiciones que los acreedores que no aceptaron la reestructuración, lo que elevaría mucho más la deuda que tiene que pagar. Por este motivo no pueden asumir cualquier propuesta que llegue de los inversores.