Gary Shapiro, CEO de CTA, en la inauguración del CES 2021
El líder de la patronal tecnológica estadounidense: "La inteligencia artificial salvará la segunda presidencia de Trump"
Gary Shapiro alerta de que la actual política arancelaria es arriesgada y dolorosa para la economía, y defiende que la cooperación entre Washington y Bruselas es esencial para competir con China.
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Apenas lleva un año de vuelta en la Casa Blanca, pero el tiempo parece medirse de forma distinta cuando se trata de Donald Trump. La intensidad con la que está viviendo este segundo mandato, unida al sinfín de anuncios y normas a cada cual más controvertida, está poniendo patas arriba los tableros de juego -nacionales e internacionales- y devolviendo la incertidumbre a todos los países y sectores. También al tecnológico.
Tras la imposición de aranceles generalizados y las amenazas de sanciones contra los países que impulsen impuestos, en especial en el área tecnológica o digital, el acuerdo formalizado con la Unión Europea la pasada semana ha supuesto un alivio relativo. El pacto establece un techo del 15% para los semiconductores europeos exportados a Estados Unidos, así como compromisos de compra de 40.000 millones de dólares en chips de inteligencia artificial y más de 600.000 millones en inversiones cruzadas. Bruselas lo ha presentado como un mal menor: una vía de previsibilidad para evitar una guerra comercial abierta que hubiera golpeado con dureza a las economías a ambos lados del Atlántico.
Coincide con este diagnóstico Gary Shapiro, CEO de la Consumer Technology Association (CTA), la patronal que agrupa a más de 1.300 compañías de esta industria y que organiza cada enero el CES de Las Vegas.
En conversación con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL, el directivo se muestra tajante: "No somos fans de los aranceles. Hemos sido muy claros con nuestro gobierno en que es un gran problema, y lo es aún más la incertidumbre sobre cómo podrían cambiar, los impactos en la cadena de suministro, en la fabricación".
Shapiro admite que incluso compañías emblemáticas de Estados Unidos como John Deere o Caterpillar están sufriendo despidos y pérdidas multimillonarias por la presión arancelaria: "Los aranceles y la incertidumbre que generan son un punto de dolor para la mayoría de las empresas estadounidenses. Creo que es un reto para la economía de Estados Unidos, y es algo que nos preocupa".
Un debate necesario, pero enfocado al revés
Empero, como ejecutivo con la solera que atesora, el máximo responsable de la patronal estadounidense reconoce que Trump ha puesto sobre la mesa un debate necesario sobre las barreras comerciales que afectan a Estados Unidos.
"Ciertamente creo que el presidente Trump ha obligado a centrar la atención en el hecho de que existen barreras al comercio, que Estados Unidos ha sido muy libre y abierto y no ha sido totalmente correspondido. Y creo que ese enfoque es bueno. Pero está en una posición de hacer un gran bien eliminando barreras en ambos lados. Eso es especialmente importante no solo con nuestros aliados y amigos en Europa".
"Esto es muy doloroso para muchos de nosotros en la comunidad empresarial de Estados Unidos. Y es doloroso ver a nuestros amigos en Europa y en otros lugares en esta situación. El acuerdo con los europeos es más un alivio que una victoria. Evita una guerra comercial dañina, pero un arancel del 15% sigue exprimiendo márgenes y crecimiento. Y los recortes sectoriales no son una estrategia a largo plazo", añade.
El acuerdo con Bruselas incluye no solo chips y energía, sino también compromisos explícitos en inteligencia artificial y centros de datos europeos. Preguntado por ello, Shapiro no escatimó en metáforas: "Es como si hubiéramos tenido un accidente de coche. Saltaron los airbags y, afortunadamente, seguimos vivos. Así que es un alivio, pero no una victoria".
Para el CEO de CTA, lo prioritario es alcanzar un pacto de mayor alcance: "Queremos ver un acuerdo integral que reduzca aranceles y proporcione certeza. Eso es lo que queremos. Este es un paso grande, pero solo un paso. No es un resultado todavía".
Pese a todo, el dirigente prefiere optar por el optimismo: "Hemos oído mucho sobre el riesgo de inversión desde Estados Unidos. Pero más recientemente hemos oído que, a pesar de todo esto, EEUU sigue siendo un socio fuerte. Y hay optimismo sobre el futuro. Así que yo elijo el optimismo".
Gary Shapiro explica que la CTA ha intensificado su labor de presión en Washington. "Tenemos una campaña publicitaria en el aeropuerto Reagan que dice: ‘El comercio importa’, con la foto de un barco carguero. Queremos recordar que el comercio es esencial".
En este punto, vincula el debate comercial con la convulsa coyuntura macroeconómica de Estados Unidos: "Creo que la inteligencia artificial salvará la segunda presidencia de Trump, igual que el fracking salvó la de Obama. A veces creo que, para entender a la Administración Trump, lo mejor es asumir que no quieren cambios pequeños. Quieren grandes cambios. Y buscan grandes disrupciones en todas las áreas, ya sea en sanidad, educación, economía o negocios".
En ese sentido, el ejecutivo apunta que la Casa Blanca es inesperadamente continuista respecto a presidencias anteriores en áreas como IA, robótica, movilidad y computación cuántica: "El presidente Trump ha continuado con el mismo enfoque tecnológico que, honestamente, Barack Obama, después Biden, y ahora Trump de nuevo. El único cambio que hizo fue en transporte: pasó de los vehículos eléctricos a los vehículos autónomos".
De la migración a Intel
Por si fuera poco, Donald Trump también está inmerso en una controvertida cruzada contra la inmigración ilegal y que, de paso, amenaza con recortar la llegada de talento internacional a las universidades y grandes compañías estadounidenses.
Sobre este asunto, Shapiro admite que "siempre hemos defendido que cuando alguien educado en Estados Unidos obtiene un título que es deseable, debería ser bienvenido como estadounidense, incluso como ciudadano, siempre que cumpla los demás criterios".
Y añade una obviedad tan imprescindible de escuchar como obviada a menudo: "La inmigración altamente cualificada es muy importante para la fórmula mágica de la innovación en Estados Unidos. La mayoría de nuestras empresas y startups están fundadas por un inmigrante o por el hijo de un inmigrante".
A mayores, Trump ha tenido tiempo además para sorprender al mercado con la entrada del Gobierno en el capital de Intel con un 10 % de participación, algo nada habitual en el país norteamericano donde el liberalismo económico siempre ha sido la mayor.
Gary Shapiro considera que es una maniobra a seguir de cerca: "Es un desarrollo interesante pero no sin precedentes… si das dinero a una empresa, creo que los contribuyentes prefieren que el Gobierno tenga un interés en el capital. Por otro lado, eso es una forma de política industrial, que no hemos defendido nunca porque supone elegir ganadores y perdedores".
Fortalecerse juntos ante China
La contradicción es evidente: mientras Washington presiona con medidas proteccionistas, la rivalidad tecnológica con China debería reforzar la cooperación transatlántica. Shapiro lo resume con crudeza: "China es capaz de desarrollar enormes bases de datos necesarias para la inteligencia artificial sin preocuparse por la privacidad. En Europa y Estados Unidos respetamos los derechos humanos, pero eso también nos pone en desventaja".
El CEO de CTA no ocultó su escepticismo hacia las políticas europeas. "La Unión Europea lleva 20 años estancada. Estados Unidos crece rápido, quizá no tanto como China, pero Europa mucho menos. Y no es por falta de talento, sino por políticas públicas que restringen la innovación", sentenció.