
Donald Trump. EFE
El sector digital español ve una oportunidad en los aranceles de Trump para recobrar el pulso en la carrera tecnológica
Patronales tecnológicas y emprendedores a este y el otro lado del Atlántico se muestran preocupados por la política arancelaria de EEUU, pero creen en la "unidad europea" y en el fortalecimiento de nuestras capacidades digitales.
Más información: Lecciones de Carl Zeiss para una era de neoproteccionismo 'trumpista'
La última edición del Foro Económico Mundial, celebrado en Davos a finales de enero, no solo anticipó las tendencias que marcarán el devenir de la economía global en los próximos meses, sino que también sirvió como anticipo de la distancia entre dos de las visiones predominantes en la geopolítica actual: la europea y la estadounidense. La pequeña ciudad suiza fue el escenario donde se empezó a vislumbrar la oposición entre ambas formas de ver el mundo a través de los discursos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y un recién reelegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Allí se oyó, no por vez primera, pero sí por primera vez en la nueva etapa del mandatario al frente de la Casa Blanca, la palabra "aranceles". Mientras Von der Leyen insistía en la defensa de los valores comunitarios y ponía el foco en la cooperación y en la dependencia mutua de ambas potencias, Trump, de forma telemática, amenazaba con la imposición de tasas para las empresas que no fabrican en EEUU.
En los tres meses que han transcurrido desde la celebración de esta cita, la relación entre ambas potencias se ha tensionado enormemente, primero mediante las intervenciones de uno y otro lado y después con las medidas impuestas por el presidente de Estados Unidos que han derivado en el inicio de una guerra comercial a la que la Unión Europea ha decidido responder.
Hace apenas unos días, las fuentes comunitarias dieron a conocer la aprobación de los primeros aranceles a EEUU en respuesta a los impuestos por Trump, con el respaldo de prácticamente todos los estados miembros salvo Hungría. En total, el listado de bienes afectados asciende a 1.600, a los que se impondrá una tasa del 25% como represalia por los impuestos por el mandatario estadounidense al sector del aluminio y el acero.
En el comunicado en el que informa de la aprobación de sus contramedidas, la Comisión Europea señaló que las impuestas por Estados Unidos son "injustificadas y perjudiciales" y que estas "causan daño económico a ambas partes". Aun así, dejaba la puerta abierta a una solución negociada que sea "equilibrada y mutuamente beneficiosa" y afirmaba que, de llegar a ella, sus imposiciones podrían suspenderse "en cualquier momento".
No obstante, estas no han llegado siquiera a ver la luz. Europa tenía previsto aplicarlas a partir del 15 de abril y distribuirlas en varias fases hasta diciembre, pero el anuncio de Trump de pausar los suyos durante 90 días (salvo los que tiene con China) ha hecho que Unión Europea también retenga los suyos por el momento.
Así, Von der Leyen afirmó en un comunicado publicado este jueves que dejan en suspenso las medidas también durante 90 días para "dar una oportunidad a las negociaciones", pero advirtió que, si estas no son satisfactorias, "entrarán en vigor".
El papel de las grandes tecnológicas
En la lista de bienes afectados por los aranceles anunciados por la UE se encuentran productos como hortalizas, tabaco, papel higiénico, huevo, galletas, plásticos, madera, textiles, la soja o las almendras, entre otros, sin embargo, sobre todos ellos planea la sombra de las grandes tecnológicas.
Estas, de acuerdo con diferentes analistas, tienen papeletas para entrar en la diana comunitaria como respuesta a las medidas impuestas por Donald Trump, ya sea con impuestos a los servicios digitales estadounidenses o con restricciones al comercio de servicios y límites al comercio de derechos de propiedad intelectual.
Esto parece haberse difundido entre los directivos de estas firmas, que han visto cómo sus empresas (Amazon, Apple, Meta o Microsoft) se desplomaban el pasado lunes en bolsa a medida que se recrudecía la guerra comercial entre ambas potencias.
Uno de los casos más explícitos ha sido el de Elon Musk, fundador de Tesla y uno de los principales asesores del presidente americano, que intentó convencer sin éxito en varias ocasiones a Trump de que frenase la ola arancelaria que provocó turbulencias en los mercados e incluso pidió "aranceles cero" entre EEUU y Europa en un acto en el que participó hace unos días en Italia.
De momento, desde la región comunitaria ni han descartado ni confirmado que las grandes tecnológicas vayan a entrar en la ecuación ni, en caso afirmativo, si se haría a través de aranceles o de las regulaciones que ha desplegado la UE en los últimos años como el Reglamento de Mercados Digitales (DMA) o el Reglamento de Servicios Digitales (DSA).
En el marco de estas normas, de hecho, ya se han abierto procedimientos o investigaciones contra algunas plataformas como TikTok, Meta (Instagram y Facebook) o X (antes Twitter) y empresas como Apple o Google.
Eso sí, el tema de fiscalidad en relación a las grandes multinacionales digitales no es nuevo, sino que bebe de debates antiguos como la conocida "tasa Google", que impone un gravamen del 3% sobre los ingresos obtenidos por la publicidad digital, intermediación y la venta de datos generados por usuarios.
A la espera de lo que ocurra finalmente en el tema arancelario, lo cierto es que la relación entre ambas potencias en el ámbito tecnológico es bastante delicada debido a la dependencia que tiene Europa con los servicios estadounidenses, ya que siguen siendo mayoría las empresas que confían su infraestructura a proveedores de esta localización.
Y es que, a pesar de que el territorio comunitario ha hecho un esfuerzo en los últimos años por favorecer su autonomía estratégica y reducir su dependencia externa, este proceso aún avanza de forma lenta y tiene un amplio recorrido por delante.
También cabe mencionar que, de acuerdo con datos de las autoridades europeas, ambos tienen la mayor relación bilateral de comercio e inversión y se han convertido en los principales socios comerciales del otro. Así, por ejemplo, aunque la Unión Europea no es el principal mercado para las grandes tecnológicas de EEUU, supone el territorio "único" más grande del mundo, con cerca de 450 millones de posibles usuarios.
Un "error" que puede impactar en la digitalización
Francisco Hortigüela, presidente de Ametic, explica que la política arancelaria de Trump "por ahora no impactará notablemente al sector tecnológico español, al no ser exportador nato. En cualquier caso, debemos asegurarnos de que la digitalización no entre en esta guerra de aranceles, porque su alcance es transversal al resto de sectores, así que cualquier impacto en esta industria afectaría al resto de sectores productivos".
Empero, el máximo dirigente de la patronal reconoce que la situación actual está creando incertidumbre que puede afectar de lleno a las inversiones estadounidenses en el Viejo Continente: "Los inversores buscan estabilidad, competitividad y talento. Si esta tormenta genera inestabilidad, nos afectará a todos, incluyendo al sector digital".
En ese sentido, Hortigüela defiende que España debe "mejorar su competitividad y comprometerse con pactos de estado en innovación, educación e industria que permitan tener un peso más relevante en Europa y el mundo, con soluciones estructurales que vayan más allá de una legislatura. Y de ahí unirnos a nuestros vecinos naturales en Europa, para ser un jugador importante en el sector de la tecnología".
"La propuesta arancelaria de la Administración Trump es un error tanto para el comercio internacional como para los propios ciudadanos norteamericanos", añade a este medio Miguel Sánchez Galindo, director general de DigitalES. "Tampoco está claro el análisis realizado de la balanza comercial, dado que sólo se ha incluido la parte de bienes y no la de servicios, lo que sería importante a la hora de fijar posibles aranceles".

Donald Trump.
Eso sí, en la visión de Sánchez Galindo hay un hilo de esperanza: "La reciente moratoria aplicada a los porcentajes fijados hace una semana puede tener origen en el efecto negativo que sobre la economía estadounidense está teniendo el simple anuncio de aranceles, sobre todo, por el impacto ocasionado en la deuda norteamericana. Los efectos arancelarios pueden ser perversos tanto para nuestras empresas como para los consumidores".
Y añade: "Debemos tener en cuenta que Estados Unidos es uno de nuestros mayores aliados comerciales, y origen y destino de muchas de nuestras inversiones, por lo que creemos que la respuesta, necesariamente coordinada a nivel europeo, debe ser proporcionada y abierta a la negociación".
En la misma línea se muestra César Tello, director general de Adigital:"Ante el desafío geopolítico actual, la respuesta de Europa debe pasar por una mayor unidad, el fortalecimiento real del mercado único y una apuesta firme por la competitividad y una autonomía tecnológica abierta, un objetivo en el que aún queda mucho por avanzar. Además, las empresas tecnológicas europeas deben tener un papel activo en la construcción de soluciones".
En su opinión, "el mercado digital ofrece grandes oportunidades para ambas economías. Una guerra comercial podría afectar negativamente la innovación, la incorporación de tecnologías emergentes y la digitalización". Tanto es así que Tello considera que "la colaboración transatlántica ha sido fundamental para la inversión, el desarrollo empresarial y la generación de talento en ambos lados del Atlántico. Esta relación recíproca ha impulsado sectores estratégicos como los servicios digitales y la tecnología, favoreciendo el crecimiento económico y la competitividad".
"Por tanto, consideramos necesario recuperar la relación de apertura y cooperación, en beneficio de los consumidores y las empresas. La negociación y el diálogo deben ser la vía prioritaria, sin renunciar a nuestros valores europeos", concluye.
Si el impacto de los posible aranceles sobre el sector digital se han de notar en algún nicho concreto, ese es el industrial. Albert Planas, director de Advanced Factories, reconoce a este medio que "la industria en España supone entre el 15% y el 20% del PIB y el 70-75% de nuestra producción la exportamos por valor de 400.000 millones de euros anuales. De ellos, el 7% aproximadamente va a Estados Unidos. Los aranceles obligarían a revisar nuestros canales y estrategias de exportación, pero también a apostar por instrumentos para lograr mayor eficiencia en la producción y mayor competitividad, donde entra en juego la industria 4.0, la automatización, la robótica o la visión artificial".
El riesgo (y la oportunidad del Viejo Continente) es evidente, y así lo entienden los expertos. John Marcus, analista de GlobalData, indica que las nuevas políticas de Trump "podrían impulsar nuevas alternativas europeas. Anteriormente, la menor escala de los competidores locales, la dependencia y la conveniencia de los grandes hiperescalares, así como su disposición a colaborar con Europa en el cumplimiento normativo, han frenado cualquier cambio drástico en los proveedores de tecnología empresarial". Pero, alerta, "las organizaciones serán ahora mucho más reticentes a depender de Estados Unidos con la misma intensidad con la que lo han hecho para su infraestructura crítica de TI".
El emprendimiento español está "preparado"
En este contexto, ¿cómo ha recibido el ecosistema emprendedor las turbulencias de la guerra arancelaria? Desde la patronal del capital privado, SpainCap, su presidente, Andrés Dancausa, se muestra convencido de la fortaleza del sector en España y en Europa.
"España, y Europa en general, tienen una gran oportunidad. La posible retracción del capital estadounidense puede reforzar el rol de los fondos europeos como protagonistas. Pero eso dependerá de nuestra capacidad de actuar con visión: construir más autonomía tecnológica, atraer capital institucional europeo, y ofrecer estabilidad y talento en un mundo cada vez más volátil", precisa en declaraciones a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.
"Estamos más preparados que nunca en el emprendimiento español para afrontar esta situación. No es tiempo de miedo, sino de foco, estrategia y acción"
Dancausa lanza un contundente mensaje al ecosistema emprendedor español: "Le diría que para esta situación estamos más preparados que nunca". "Hemos pasado de ser una promesa a una realidad sólida. Tenemos el músculo para resistir —y lo que es más importante— para jugar un papel relevante en esta nueva etapa".
El representante insta al ecosistema a superar el desafío y confiar en el trabajo ya hecho. "No es tiempo de miedo, sino de foco, estrategia y acción. Los próximos años no serán fáciles, pero pueden ser profundamente transformadores para quienes entiendan el cambio de era que estamos atravesando".
El presidente de SpainCap reitera cómo el ecosistema emprendedor e inversor está demostrando "fortaleza, constancia y determinación". "Europa también está demostrando propósito: lo vemos claramente en el compromiso del FEI y de las instituciones públicas de inversión en España".
Desde SpainCap se anticipa que "el apoyo al ecosistema europeo será aún más contundente en los próximos años. En esta disputa por el liderazgo del nuevo orden global, Europa unida quiere jugar un papel clave".
No obstante, considera "normal" que surjan dudas sobre el acceso a capital o la estabilidad macro, "pero no podemos quedarnos en los síntomas", incide.
"Las grandes disrupciones que vienen no son coyunturales, sino estructurales: deuda elevada, desglobalización, fragmentación política y una carrera por la autosuficiencia tecnológica. ¿Esto afectará los flujos de inversión? sin duda, pero también abrirá nuevas avenidas para ecosistemas resilientes y con capacidad de adaptación", concluye Dancausa.
Latinoamérica: inquietud y oportunidad
En este contexto global marcado por las tensiones geopolíticas y el regreso de políticas proteccionistas, los aranceles anunciados por Estados Unidos también aparecieron como tema recurrente en los pasillos del South Summit Brasil 2025, celebrado esta semana en la ciudad de Porto Alegre.
Aunque Latinoamérica, por ahora, figura entre las regiones menos afectadas, la posibilidad de una tasa del 10% genera inquietud entre emprendedores e inversores, especialmente por su potencial impacto en los flujos de capital extranjero.

Eduardo Leite, el gobernador de Río Grande do Sul durante la ceremonia de inauguración de South Summit Brasil 2025.
Durante un encuentro con medios internacionales, el gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, admitía que la situación genera incertidumbre, pero confiaba en que la región sabrá sostener y atraer inversiones “en el momento en que la tormenta amaine”. Lo decía antes de que se conociera la prórroga de 90 días anunciada por Washington, sin ofrecer demasiados detalles sobre la estrategia a seguir.
Más allá de las cifras, lo que domina es la falta de claridad. “Es complicado saber cuál será la foto final”, explicaba Juan José Güemes, vicepresidente económico de IE University, al recordar que estas tensiones no son nuevas en la historia de la región. “Cada cierto tiempo surgen dificultades similares, y Latinoamérica ha demostrado ser un ecosistema tremendamente resiliente”, apuntó, destacando cómo la innovación sigue abriéndose paso incluso en entornos hostiles.
"China empieza a buscar más aliados fuera de Estados Unidos, y países como Brasil podrían beneficiarse"
Esa capacidad de adaptación es también la que reivindican voces del sector privado. Alejandro Vázquez, cofundador del unicornio Nuvemshop, reconocía que el capital se retrae en momentos de incertidumbre, pero insistía en que los buenos proyectos siguen encontrando financiación. “Si resuelves un problema real, tarde o temprano los inversores aparecen. Hoy incluso muchos emprendedores exitosos están reinvirtiendo en el ecosistema, lo que acelera el crecimiento”, explicó.
Federico Vega, CEO del igualmente unicornio Frete.com, aportó una lectura más geoestratégica. Según él, la volatilidad está reduciendo el apetito de los fondos estadounidenses, pero abriendo nuevas puertas en Asia: “China empieza a buscar más aliados fuera de Estados Unidos, y países como Brasil podrían beneficiarse de ese desplazamiento del capital”. En su análisis, el capital no desaparece: cambia de dirección.
"Hay que apostar por tecnologías que minimicen estas dependencias"
Una idea similar planteó Arjuna Costa, managing partner del fondo estadounidense Flourish Ventures, al señalar que los aranceles no solo tensionan el comercio global, sino que obligan a repensar hacia dónde mirar. “Nos empujan a explorar nuevas fronteras de inversión. La adversidad puede transformarse en oportunidad”, aseguró.
El presidente de TDK Ventures, Nicolás Sauvage, amplió ese enfoque con un matiz relevante: las restricciones comerciales no solo afectan a los capitales, sino también a las materias primas. “Con la geopolítica cambiante, materiales como el litio, el cobalto o el níquel ya no están garantizados. Hay que apostar por tecnologías que minimicen estas dependencias”, afirmó.
Desde Colombia, el director de Emprendimiento e Impacto Social de la Asociación de Egresados de la Universidad de los Andes, Brayan Cepeda, cree que al existir aranceles diferenciados por país y producto, "algunos sectores —como el caficultor, textil y de calzado— podrían aprovechar una ventana de oportunidad frente a competidores más afectados, como China o Vietnam".
Aunque también señala que este contexto incierto está mermando la confianza de los inversores extranjeros y los fondos de capital de riesgo "deteniendo las alianzas estratégicas y restringiendo el crecimiento de las empresas tecnológicas en Colombia".
En un mundo donde el acceso a recursos estratégicos y capital está cada vez más condicionado por decisiones políticas, América Latina se enfrenta al reto de mantener su atractivo sin depender de las reglas que se dictan desde fuera.