Voy por las calles de distintas ciudades de España y me doy cuenta de que cada vez se ve a más personas con camisetas de equipos de fútbol. Parece ser que la moda deportiva ha salido de los estadios para llenar las calles. Desconozco si esto es debido a que las grandes marcas deportivas necesitan amortizar las sumas millonarias que pagan por equipar a los distintos equipos (es probable), si es porque cada vez nos parecemos más a los ingleses que llevan mucho tiempo considerando estas prendas una parte fundamental de su estiloso outfit (nótese la ironía), si es una cuestión de que el equipo al que apoyamos es una parte fundamental de nuestra identidad, si en la época de las redes sociales y de estar siempre conectados necesitamos potenciar el tan humano espíritu de pertenencia o …

Sea como sea, lo que está claro es que las empresas productoras y los clubes cada vez se toman más en serio la sostenibilidad. El mundo del fútbol no solo se preocupa por el rendimiento en el campo, sino también por el impacto medioambiental. Es justo destacar las grandes inversiones en el uso de materiales reciclados y reciclables en los procesos de producción; así como que cada vez hay más clubes conscientes de su poder, de su influencia para cambiar hábitos entre sus millones de seguidores.

La fabricación de camisetas de fútbol con materiales reciclados se ha consolidado como una tendencia imparable, impulsada por la innovación tecnológica y el mencionado creciente compromiso con la sostenibilidad. Hace unas semanas escribí sobre la cantidad de botellas de plástico que acaban en los mares y océanos; además de en tierra firme. Pues bien, veo que la base de estas camisetas sostenibles son los materiales reciclados, principalmente botellas de plástico PET y, cada vez más, residuos textiles post-consumo e industriales.

El proceso de reciclaje de botellas PET para fabricar tejidos deportivos es complejo ya que tiene múltiples pasos: empieza por su recolección; limpieza y clasificación, continúa con su trituración en pequeñas astillas o flakes, para posteriormente convertir estas astillas en chips de PET a través de un proceso de polimerización, lo que les confiere las mismas características que el PET virgen. Ahora que ya tenemos la materia prima, se procede a su fusión y extrusión para crear filamentos, los cuales se hilan para formar el hilo de poliéster reciclado. Y, una vez tenemos el hilo solo queda el tejido para crear la tela, que luego se tiñe (a menudo con técnicas de teñido en masa para reducir el consumo de agua) y se utiliza para confeccionar las tan deseadas camisetas.

Existen otras formas de conseguir fabricar con materiales reciclados, pero todavía están verdes en comparación con el ya maduro reciclaje de botellas PET. Por ejemplo, el reciclaje de ropa, lo que se conoce como textil a textil, es un desafío más complejo. En 2025, las tecnologías más avanzadas permiten la despolimerización y repolimerización, procesos químicos que rompen las fibras a nivel molecular para obtener monómeros puros que pueden ser repolimerizados en nuevas fibras de alta calidad. Lo cual es crucial para el poliéster, permitiendo un reciclaje de "bucle cerrado"(circularidad). También se usan tecnologías interesantes de reciclaje mecánico avanzado, aunque triturar la ropa genera fibras más cortas que a menudo necesitan mezclarse con fibras vírgenes, las innovaciones buscan mejorar la calidad de estas fibras recicladas para reducir la dependencia de materiales nuevos.

Podría seguir desgranando tecnologías e innovaciones en las que están trabajando grandes marcas como Adidas, Nike, Puma, Macron, Under Armour o Castore, por citar algunas. Pero voy a terminar esta columna hablando sobre cómo los grandes clubes de fútbol están cada vez más involucrados en iniciativas de sostenibilidad y concienciación, reconociendo su influencia masiva y su papel en la sociedad. Como mencionaba brevemente al principio, sus acciones abarcan desde la gestión interna hasta campañas dirigidas a sus aficionados y a la comunidad global.

Algunas de estas acciones son la gestión sostenible de estadios, la mejora de su eficiencia energética gracias a la iluminación LED, sistemas de climatización eficientes y el uso de energías renovables, como paneles solares; la reutilización del agua de lluvia para el riego de los campos de juego; la gestión de los residuos y el reciclaje o el ya explicado uso de equipaciones recicladas y materiales sostenibles. Los clubes utilizan su fuerza para educar y sensibilizar a sus aficionados con programas de concienciación, eventos sostenibles o el fomento del transporte sostenible; incluso algunos preparan dietas sostenibles.

En resumen, los grandes clubes de fútbol están adoptando un enfoque integral hacia la sostenibilidad, utilizando su visibilidad para no solo implementar prácticas más ecológicas en sus operaciones, sino también para inspirar a millones de aficionados a adoptar comportamientos más responsables con el medio ambiente.