
Carles Marcos, director general de Qonto en España.
¿Qué tienen en común una caída de tensión eléctrica y un problema de liquidez en una empresa? ¿Están nuestras pymes preparadas para afrontar un futuro incierto y cada vez más volátil? Estas son algunas de las muchas preguntas que me plantee en un día como el pasado 28 de abril, después de que un apagón dejara sin suministro eléctrico a miles de ciudadanos y empresas en España. Más allá de las pérdidas inmediatas, el incidente nos dejó una lección clara: la economía digital, por muy avanzada que esté, sigue siendo vulnerable si no cuenta con infraestructuras robustas y una gestión adecuada.
No cabe duda de que vivimos un momento de gran incertidumbre. A la inestabilidad económica e inflacionaria se suman riesgos crecientes como ciberataques impulsados por IA, interrupciones logísticas, tensiones geopolíticas o guerras comerciales latentes. El reciente apagón ha puesto de manifiesto la fragilidad, tanto de las infraestructuras, como de los sistemas empresariales.
En mi caso, podría decirse que el apagón no solo me permitió reconectar con el mundo de los sistemas eléctricos, sino que me dio cierta nostalgia, puesto que pude revivir grandes recuerdos de mi abuelo quien trabajó prácticamente toda su vida en ENHER. En esos momentos no pude evitar pensar en los paralelismos con los flujos de caja de cualquier empresa.
La gestión del flujo de caja no puede seguir siendo un ejercicio estático o reactivo: las pymes necesitan herramientas que les permitan anticiparse y simular escenarios, como un retraso en los cobros o un alza en los costes energéticos. De hecho, la comparación resulta inevitable. Así como en los sistemas eléctricos es imprescindible contar con sensores y mecanismos de respuesta automática para mantener la estabilidad, en el ámbito financiero las empresas requieren tecnología que les ofrezca visibilidad en tiempo real y capacidad de reacción.
Del mismo modo que muchas compañías dependientes de energía se vieron paralizadas durante horas por la falta de previsión o alternativas, las pymes que aún gestionan su contabilidad con hojas de cálculo y procesos manuales corren un riesgo similar. Automatizar tareas como la conciliación bancaria, la categorización de gastos o la proyección de ingresos ya no es una cuestión de eficiencia, sino de continuidad operativa.
En un entorno donde más de la mitad de las pequeñas y medianas empresas ni siquiera sabe lo que paga en comisiones bancarias, operar a ciegas puede equivaler a una desconexión repentina. Y como quedó demostrado con el apagón, quien no se prepara para lo inesperado, se expone a quedarse fuera de juego.
Se trata de convertir la tecnología en un sistema de alerta temprana que evite cualquier incidente. Por eso, desde Qonto acabamos de lanzar una herramienta de previsión de tesorería en ocho mercados europeos en los que operamos al mismo tiempo.
Digitalización financiera: anticiparse antes que reaccionar
Como ya he mencionado, prever y gestionar con agilidad el cash-flow no es solo una cuestión contable: es una condición operativa básica para cualquier pyme que quiera resistir la volatilidad actual. Disponer de herramientas que traducen los datos financieros en decisiones concretas (como anticipar picos de gasto o estar preparado para abordar escenarios alternativos) puede evitar que un contratiempo de liquidez desemboque en un verdadero apagón operativo.
El próximo 12 de mayo se celebra el Día Europeo de las Pymes, una fecha para poner en valor el papel de estas empresas, que representan más del 99% del tejido empresarial español según datos del INE. Esta jornada supone una oportunidad para reflexionar sobre la distancia que todavía nos separa de nuestros vecinos europeos en aspectos clave como la digitalización, el acceso a financiación o la capacidad de internacionalización de las empresas.
Según nuestro último informe sobre el estado de las pymes europeas, el 67% ya está incorporando herramientas basadas en inteligencia artificial. Pero aún queda camino por recorrer: en España, solo 4 de cada 10 pymes consideraban la digitalización financiera una prioridad hace un año. A la vez, el 52% de las pequeñas empresas no sabe cuánto paga en comisiones bancarias y un tercio admite que las gestiones financieras les restan tiempo clave para centrarse en tareas estratégicas.
En sectores como la hostelería, hay negocios que dedican más de diez días al mes solo a resolver papeleo financiero. Esto no es sostenible si queremos un tejido empresarial competitivo, internacionalizable y resiliente
Asegurar hoy la continuidad del mañana
Nos queda mucho por hacer. El reciente Informe Draghi sobre la competitividad europea pone el foco en la necesidad de dotar a las empresas de herramientas digitales que les permitan operar con agilidad y sin interrupciones. El problema de las pymes no es que existan riesgos, sino no estar preparados para enfrentarlos. El reciente apagón fue un aviso; no solo para las infraestructuras eléctricas sino también para nuestras pymes. Esta situación ratificó que si la gestión no es correcta, nuestra dependencia digital puede volverse un riesgo. Sin embargo, si usamos la tecnología en nuestro favor, puede convertirse en nuestro mejor aliado para prevenir, adaptarnos y seguir adelante incluso en los escenarios más inciertos.
En un contexto incierto, las empresas no pueden depender solo de su instinto o experiencia; necesitan visibilidad, agilidad y anticipación. Este 12 de mayo, Día Europeo de las pymes, deberíamos reflexionar no solo sobre cómo resistir a la próxima crisis, sino sobre cómo estar preparados para seguir facturando incluso en mitad de ella. Y para eso, contar con la tecnología adecuada y un partner financiero estratégico marcará la diferencia.
***Carles Marcos es director general de Qonto en España.