
Mercedes Valcárcel, directora general de SpainNAB.
La vida se enriquece a través de las personas con las que compartimos nuestro tiempo, objetivos y sueños. Aunque el ritmo acelerado de la sociedad y los retos sociales y ambientales nos rodean constantemente, son los amigos y proyectos los que verdaderamente otorgan sentido a nuestra existencia.
En este contexto, el bienestar de las personas, la igualdad de oportunidades y la protección responsable de los recursos naturales y su diversidad se erigen como fundamentos esenciales en un mundo que se torna cada vez más complejo y volátil.
La reducción de la desigualdad y del impacto del cambio climático deberían ser prioritarios en todos los sectores de actividad. Hablamos de personas, del mundo en el que queremos vivir y de la sociedad en la que trabajar por nuestras metas personales y profesionales. Hablamos del mundo que queremos dejar a nuestros hijos.
La desigualdad en España ha sido históricamente superior a la de otros países europeos como Alemania, Italia o Francia. Esta desigualdad, y el desafío redistributivo que supone, tiene importantes consecuencias políticas, sociales y económicas.
Para reducir esta desigualdad, es esencial involucrar activamente a las empresas, ya que desempeñan un papel fundamental en la resolución de retos sociales y en la creación de empleos de calidad, que sean estables, justamente remunerados y libres de precariedad.
El objetivo es asegurar que nadie quede atrás y evitar la formación de focos de vulnerabilidad o pobreza. Reconociendo la complejidad de esta tarea, se requiere una estrategia conjunta que involucre a todos los actores para fomentar un crecimiento que sea tanto sostenible como inclusivo.
En este marco, ¿de qué va esto del nuevo contrato social? La noción de "contrato social" es apasionante. Se refiere a la necesidad de un acuerdo en el interior de cualquier grupo social –ya sea una asociación, una comunidad o el propio Estado– que ordene las relaciones entre todos sus miembros y establezca lo que unos se deben a los otros en base a su situación de partida, sus contribuciones, sus necesidades y la sociedad que queremos crear.
Abordar la inclusión y el cambio climático exige un compromiso conjunto a nivel político y social, respaldado por un sólido apoyo institucional. Es fundamental fortalecer nuestras instituciones para que puedan enfrentar con eficacia, y con la aprobación de todos los actores, los cambios necesarios a diseñar e implementar. Aunque pueda parecer una propuesta contraria a las tendencias actuales, revitalizar las instituciones es crucial si aspiramos a construir una sociedad mejor.
Dentro del panorama institucional, las empresas desempeñan un papel crucial. Un nuevo contrato social debe basarse en la revitalización del tercer pilar de la prosperidad: las empresas sociales y las entidades de la Economía Social.
Estas organizaciones son esenciales para fomentar la creación de empleos de calidad y orientar la actividad empresarial hacia la construcción de una economía más inclusiva y equitativa. Al reconocer y potenciar su impacto, podemos avanzar hacia un modelo económico que beneficie a toda la sociedad.
La reducción de la desigualdad y del impacto del cambio climático en las personas y el ecosistema, que como hemos dicho deberían ser prioritarios en todos los sectores de actividad, son la esencia de estas empresas y entidades sociales.
¿Y cómo conseguimos que escalen e incrementen su impacto positivo? Como cualquier actor económico, necesitan financiación para su crecimiento. Esto son las inversiones de impacto: inversores que apoyan con fondos las empresas y entidades que contribuyen a solucionar los retos sociales.
Por ello, impulsar el crecimiento de las inversiones de impacto para apoyar cada vez a más organizaciones del ecosistema social es la raíz de nuestra misión en SpainNAB, la asociación que promueve la inversión de impacto. Apoyamos a las empresas y entidades que trabajan por un mundo mejor.
Me gusta remarcarlo porque nuestra prioridad en SpainNAB es conseguir una sociedad más justa e inclusiva que no deje a nadie atrás. Con esta misión presente, durante los próximos meses seguiremos trabajando activamente en dar mayor visibilidad a las inversiones de impacto y difundir su conocimiento comunicando y poniendo en valor, con datos objetivos, los impactos sociales y medioambientales obtenidos por los proyectos financiados.
En un mundo donde la comunicación a menudo puede distorsionar la realidad, es fundamental para nosotros priorizar la claridad en la definición del impacto y la evaluación precisa de sus resultados. Esto será esencial para nuestro éxito. Bienvenidos al nuevo contrato social. Bienvenidos al cambio positivo.