José Miguel Rosell, CEO de S2Grupo.

José Miguel Rosell, CEO de S2Grupo. S2Grupo

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José Miguel Rosell (S2Grupo): "Vivimos en una Edad Media en la que todo vale en el ciberespacio"

El CEO de la empresa valenciana especialista en ciberseguridad estima que Europa debe "despertar" y acelerar en la carrera por la soberanía tecnológica en este ámbito.

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El de la soberanía tecnológica es el gran campo de batalla actual de inversión y legislación de la Unión Europea (UE). Más en un sector tan crítico como la ciberdefensa, en el que "no hay amistades, sólo intereses. Si estos últimos coinciden, de maravilla. Pero si no, tenemos un problema”.

Son palabras de José Miguel Rosell, CEO y cofundador de S2Grupo, compañía valenciana especialista en seguridad TI y OT -industrial-, en entrevista con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL. “Europa se ha dado cuenta de que debe reducir su dependencia de terceros, con un gran bloque norteamericano que defiende el mercado, y otro chino que hace lo propio con su Gobierno”, expresa.

Esta necesidad viene provocada no solo por la compleja geopolítica actual, con Donald Trump como presidente de Estados Unidos como “la gota que colma el vaso”, y dos conflictos armados a las puertas de Europa; sino también por un escenario de ciberataques desbocado, de casi imposible atribución, con muchos incidentes patrocinados por otros estados, y contra los que hay que tener recursos propios.

Muestra reciente de ello es el colapso que sufrieron los aeropuertos de Bruselas, Berlín y Londres, debido a un hackeo en sus sistemas de facturación. Esto ocasionó retrasos de cientos de vuelos. Un poco antes, y con sabor local, el Ayuntamiento de Elche se enfrentaba a la paralización de todos sus servicios informáticos.

“Nos encontramos en guerra, conflicto híbrido… Llámalo cómo quieras”, asevera Rosell. “Ya me dirás qué nombre le ponemos al hecho de que un país ataque la infraestructura crítica de otro”. Además, añade, “el mundo es software” y mucha gente no sabe que todo es manipulable, desde un frigorífico, a un misil pasando por un buque o una ciudad entera.

"Europa se ha dado cuenta de que debe reducir su dependencia de terceros"

El problema es que en el ciberespacio no hay fronteras, ni tratados internacionales que lo regulen. “Vivimos todavía en una Edad Media en la que todo vale”, reflexiona el directivo. Con un incidente tras otro, muchos de extrema gravedad, “necesitamos una suerte de Paz de Westfalia, que hace más de 500 años terminó con muchas guerras en Europa” y trazó los límites de los estados-nación.

“Es evidente que si llegamos a este tipo de acuerdos siempre habrá mafias del crimen organizado operando, pero que los ataques estén patrocinados por los propios países nos pone ante un escenario muy complicado”.

El papel de España y Europa

No obstante, Rosell cree que Europa, y España por inclusión, está a tiempo de tener un papel activo y protagonista en ciberseguridad, al contrario de lo que ha sucedido con otras tecnologías habilitadoras como la inteligencia artificial. Aunque, “toca despertar y trabajar duro, porque hemos sido un gran jugador económico que ha estado dejándose llevar por el desarrollo de los demás”.

En este sentido, S2Grupo presume de contar con una posición inmejorable para ayudar en el avance de la autonomía local y comunitaria a través del desarrollo de tecnología propia. Su ventaja parte de mantenerse como una firma de capital 100% español con el foco, desde sus orígenes, únicamente en ciberinteligencia y ciberseguridad, y en un mundo protagonizado en los últimos tiempos por un juego de fusiones salvaje en el que la entrada de fondos de inversión extranjeros es la norma. “Somos la única empresa nacional, y de las pocas de Europa, que queda con estas características. Las demás han sido compradas”.

"Necesitamos una Paz de Westfalia en el mundo digital"

Salirse de este camino les ha valido para que les llamasen “locos”, pero también para mantener distintas reuniones estratégicas con el Ejecutivo y otros actores principales del sector con el objetivo de reconducir las capacidades del país y del Viejo Continente en un sector que recibirá 1.137 millones de euros como parte del incremento en el gasto defensa a más del 2% del PIB.

Rosell valora este impulso de una manera “muy” positiva pero es consciente de que el esfuerzo no se debe quedar en una fotografía fija y de que la inversión debe seguir llegando sostenidamente. Sobre todo si tenemos en cuenta que el peso de la industria digital ya es del 26% del PIB español, según datos de Ametic. Esto deja la clara reflexión de que “no se puede desarrollar un país digitalmente si no se pone el acento en la ciberseguridad”.

Lucha por el talento

Para esta nueva era de la ciberseguridad paneuropea, la empresa cuenta con un plan estratégico de cinco vectores: defensa, administración pública, energía, salud e industria. A estos se les suma un sexto como la banca. Para todos ellos está incorporando talento local de relumbrón.

Es el caso, por ejemplo, de Enrique Cubeiro, exjefe del Estado Mayor del Mando Conjunto de Ciberdefensa (MCCD), en el ámbito de defensa; o de Rosa Díaz, exdirectora general de Incibe, en administraciones. “Son personas de sobra conocidas y tienen una gran experiencia en el sector”, indica Rosell. “Nos van a ayudar también a extendernos. La inversión que viene en defensa es muy grande. No nos queda más remedio si queremos garantizar esa soberanía”.

"No se puede desarrollar un país digitalmente si no se pone el acento en la ciberseguridad"

Talento ya de recorrido que la empresa combina con nuevos perfiles a través de su escuela Enigma, de la cual captó a 20 jóvenes en su último curso. “Las universidades no nos ayudan, van muy lentas”, espeta. Además, en este terreno también hay una lucha encarnada entre bloques geopolíticos por hacerse con los mejores. “Hay personas que se mueven por lo económico, pero también hay mucha gente que se mueve por una vocación de servicio incuestionable”

A pesar de todo, Rosell estima que España tiene muy buenos mimbres en ciberseguridad para avanzar con paso firme en esta carrera. “Quizás por el desarrollo legislativo de la antigua Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) que fue temprana y con un régimen sancionador fuerte”. En torno a ella, prosigue, las compañías empezaron a desarrollarse tecnológicamente. “Esa visión nos ha hecho francamente buenos”, dice en referencia a entidades como el Centro Criptológico Nacional (CCN) o el Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) que, a pesar de contar con menos presupuesto, “no tienen nada que envidiar a los equipos norteamericanos. […] Las personas que trabajan allí son excelentes”.

En definitiva, tanto el país como Europa necesitan dotarse del binomio que conforma el talento con la tecnología para afrontar los retos planteados. El uno no puede tener éxito sin el otro. “Es sencillo, no puedes mandar a un soldado a la guerra con un tirachinas”, concluye Rosell.