El laboratorio de innovación en HDD de Toshiba, en Alemania.
Dentro del laboratorio europeo donde Toshiba prueba la competitividad de los discos duros en condiciones reales
Este centro simula configuraciones, cargas extremas y entornos de uso crítico para validar cómo se comportan los discos duros a lo largo del tiempo.
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Pocas veces se tiene la oportunidad de asistir al lugar donde se pone a prueba el corazón del almacenamiento masivo mundial. No es un centro de datos, ni un centro académico, ni un espacio secreto del gobierno: es el laboratorio europeo de innovación en discos duros de Toshiba, ubicado en Düsseldorf, Alemania.
Es una sala relativamente pequeña, sobria a excepción de las luces LED que le dan el aspecto más futurista a la instalación. Pero aprovechada hasta el milímetro con plenitud de armarios llenos de distintos sistemas de HDD, en configuraciones diversas y con equipos propios y de terceros. El ruido, ese zumbido constante de los discos duros, hace harto complicado hablar en su interior. Y qué decir de la temperatura: en el momento en que se apagan los equipos de aire acondicionado, el calor no tarda en aparecer (quién lo diría en Alemania).
Mi guía particular es el particular dueño y señor de este laboratorio, Rainer W. Kaese, Senior Manager de Toshiba Electronics Europe. Él fue quien tuvo la iniciativa de usar un pequeño despacho adyacente como un espacio de pruebas de estas unidades en entornos reales y, también él, fue quien presionó para conseguir que se habilitaran las actuales instalaciones, pioneras en la enseña y de referencia internacional.
"Nuestras oficinas centrales y las fábricas están en Japón y Asia, pero este laboratorio se creó porque Europa representa un mercado clave, especialmente en aplicaciones como la videovigilancia o los centros de datos de hiperescala. Aquí validamos que los discos se comportan bien en configuraciones reales", explica a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL. "El disco duro sigue siendo el soporte con mejor relación coste por capacidad del mercado, y por eso los grandes centros de datos aún lo eligen. Pero no basta con producir nuevos modelos: hay que demostrar que rinden bien en condiciones reales”
Así pues, todos estos 'racks' plagados de sistemas de almacenamiento buscan recrear entornos prácticos y extremos donde se pongan a prueba las últimas innovaciones de Toshiba en estas lides.
Rainer W. Kaese, Senior Manager de Toshiba Electronics Europe, en su laboratorio.
Para ello, los ingenieros que lidera Kaese instalan clústeres completos de discos -a veces hasta 500 unidades funcionando simultáneamente- y los conectan a entornos que simulan escenarios concretos: sistemas de grabación de vídeo 24/7, cargas de streaming de usuarios concurrentes, o infraestructuras donde varios discos fallan intencionadamente para observar cómo se comportan los sistemas de redundancia.
“Los discos duros no trabajan aislados, son parte de un sistema. Y a veces el cuello de botella no es el disco, sino el software o el controlador”, detalla el experto. Por eso, cada prueba busca datos accionables, medidos en tiempo real: consumo energético, temperatura, latencia, velocidad de escritura...
Diferentes escenarios de prueba
Una de las pruebas que más llama la atención es la que reproduce un entorno de streaming masivo, como el que puede encontrarse en servicios de vídeo bajo demanda: “Conseguimos leer más de 9 GB por segundo exclusivamente desde discos duros mecánicos, sin necesidad de usar cachés SSD”, presume Kaese. Lo logran gracias a una configuración optimizada y al uso de controladores adecuados. “Hay muchos mitos sobre la lentitud de los HDD: bien configurados, pueden mover datos muy rápido. No son para todo, pero tampoco están tan atrás como muchos creen”.
Otro de los focos del laboratorio son los entornos de videovigilancia. En ciudades, aeropuertos o fábricas, las cámaras generan un flujo constante de datos que deben ser grabados en tiempo real, sin interrupciones: “Aquí probamos si nuestros discos soportan grabación continua, incluso cuando otras partes del sistema tienen picos de actividad. Validamos cómo se comportan los discos cuando se insertan en grabadores reales con firmware de terceros, porque muchas veces el fallo no está en el disco, sino en cómo se integra”.
El espacio también se utiliza para simular escenarios de fallo deliberado. Se extraen discos, se introducen errores de forma manual, se replican condiciones adversas de temperatura y vibración. “Los centros de datos ya no sustituyen automáticamente un disco que da error. Se ha asumido que siempre habrá discos defectuosos y el sistema debe gestionar eso sin fricción. Por eso, nuestras pruebas no buscan eliminar el fallo, sino comprobar si el sistema sigue siendo estable y fiable pese a los errores”, añade Rainer W. Kaese.
Una prueba en el laboratorio de innovación en HDD de Toshiba, en Alemania.
El cerebro detrás de este laboratorio también subraya la importancia de probar en función del uso final, dado que no todos los clientes exigen lo mismo: “Las empresas de videovigilancia necesitan alta capacidad, pero también fiabilidad continua. Los centros de datos valoran el consumo energético y el coste por gigabyte. Cada entorno tiene un perfil distinto, y nosotros tratamos de simularlos todos, además de dar unidades de prueba a los propios clientes para que lo testeen en sus instalaciones”.
En cuanto a la metodología, se trata de un trabajo constante de observación y aprendizaje. “No podemos anticipar todos los usos del disco. Pero sí podemos aprender de los errores más frecuentes en el campo, traerlos al laboratorio, reproducirlos y mejorar los diseños”. Gracias a esta filosofía, Toshiba ha introducido cambios internos en la arquitectura de sus discos, en los sistemas de ventilación y en la distribución de los controladores.
Todo con una convicción de fondo: que el HDD aún tiene mucho por dar. “No fabricamos discos para vender en un catálogo. Queremos que se usen bien, que funcionen en su contexto, y que resistan”, concluye Kaese.