Las pruebas piloto del dispositivo se realizarán en el Centro de Medicina Aeroespacial (CMAE) de la Fuerza Aérea de Chile. Freepik
La Universidad Andrés Bello y la Fuerza Aérea de Chile crean un dispositivo para controlar la salud de la tripulación
En el proyecto se utiliza tecnología desarrollada localmente para identificar signos tempranos de fatiga o deficiencia de oxígeno antes de que se conviertan en problemas operativos.
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Según la Embry-Riddle Aeronautical Academy hasta el 80% de los accidentes de aviación pueden atribuirse a errores humanos. Concretamente, un error por parte de los pilotos podría ser el responsable del 53% de los accidentes, mientras que los fallos mecánicos sólo se consideraron culpables en el 21% de los casos.
Para tratar de cambiar esta realidad, un equipo formado por profesionales tanto de la Universidad Andrés Bello (UNAB) como de la Fuerza Aérea de Chile han desarrollado el Aircrew Health Monitor, un dispositivo portátil que monitoriza la salud de la tripulación y las condiciones ambientales durante el vuelo.
Tal y como explican desde la UNAB, detectar signos de fatiga, hipoxia o sobrecarga cognitiva en los pilotos puede marcar la diferencia entre un vuelo seguro y un accidente grave y es con esta idea con la que nace Aircrew Health Monitor con el objetivo de “utilizar tecnología desarrollada localmente para identificar signos tempranos de fatiga o deficiencia de oxígeno antes de que se conviertan en problemas operativos», según explica la doctora Carla Taramasco, directora del Instituto de Tecnología para la Innovación en Salud y Bienestar (ITiSB) y una de las investigadoras principales del proyecto.
El proyecto, financiado por la subvención FONDEF IT 2025 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) de Chile, no solo permitiría aumentar la seguridad en el sector aéreo sino que también permitiría reducir los costes económicos que tienen los accidentes y fallos causados por errores humanos: casi 17 000 millones de dólares anuales.
El dispositivo combina sensores biomédicos que miden la saturación de oxígeno, la frecuencia cardíaca, la respiración, la temperatura corporal y la actividad muscular con sensores ambientales que registran la presión barométrica, los niveles de CO2, la altitud y la geolocalización.
El dispositivo combina sensores biomédicos que miden la saturación de oxígeno o la frecuencia cardíaca con sensores ambientales. UNAB
Todos esos datos son procesados por un microcontrolador con conectividad satelital, lo que permite la monitorización en tiempo real incluso en vuelos de larga distancia o en zonas remotas. Gracias a la inteligencia artificial el sistema permite además configurar alertas y crear modelos predictivos que anticipan condiciones fisiológicas adversas.
En palabras del doctor Diego Robles, profesor de investigación del ITiSB: "Este proyecto combina salud, ingeniería y aviación en una solución única en Latinoamérica. Es un paso decisivo hacia la prevención predictiva y adaptativa en la aviación".
Se espera que en breve comiencen las pruebas piloto del dispositivo en el Centro de Medicina Aeroespacial (CMAE) de la Fuerza Aérea de Chile y, según el coronel Claudio Montiglio, director del CMAE, las aplicaciones no solo se daría en el ámbito aéreo sino que "podría aplicarse en diversos campos, especialmente en condiciones de trabajo extremas, como la minería a gran altitud, la respuesta a incendios forestales, la extinción de incendios, los deportes de élite y el transporte de larga distancia".