David Blázquez (AWS), Alberto Iglesias (DISRUPTORES), Carlos Herrera (Cabify) y Jesús Ibañez (Spherag) en la mesa redonda organizada por este periódico.

David Blázquez (AWS), Alberto Iglesias (DISRUPTORES), Carlos Herrera (Cabify) y Jesús Ibañez (Spherag) en la mesa redonda organizada por este periódico. Javier Carbajal

Disruptores ESPECIAL

La nube reduce hasta un 80% el consumo energético mientras impulsa la transición verde con centros de datos más eficientes

DISRUPTORES analiza, junto a expertos de AWS, Cabify y Spherag, cómo compartir cargas facilita la eficiencia energética y operativa de las compañías.

Más información: Nube inteligente y multicloud: el futuro de la inteligencia artificial, a debate.

Publicada
Actualizada

El debate sobre la sostenibilidad digital suele partir de un prejuicio: los centros de datos como grandes devoradores de energía y agua. Y es cierto que su escala es colosal, con millones de servidores funcionando en paralelo, alimentados por redes de fibra óptica y sistemas de refrigeración avanzados. Pero lo que rara vez se menciona es la otra cara: que precisamente esa escala es la que permite operar con niveles de eficiencia que ningún centro de datos convencional podría alcanzar.

Según distintos estudios internacionales, migrar cargas de trabajo desde sistemas on-premise a la nube pública puede reducir hasta en un 80% el consumo energético de una empresa. En el caso del agua, el avance es igual de relevante:

AWS, por ejemplo, logra operar el 90% del tiempo sin recurrir a agua para refrigeración y se ha convertido en el mayor comprador de energías renovables de España, reforzando de paso la transición energética nacional. Esto no es sólo una cuestión de operaciones internas, sino de impacto sistémico. Cada vez que una empresa traslada sus procesos a la nube, hereda esa eficiencia a gran escala.

“La eficiencia es una prioridad indiscutible para AWS”, defendía en ese sentido David Blázquez, director de Relaciones Institucionales para Iberia de la compañía.

“Evidentemente, la factura energética de un centro de datos es muy alta, pero porque es la suma del gasto de todos los clientes que operan en ese centro de datos y, sin duda, es mucho menor que si cada uno de esos clientes tuviera que tener su propio centro de datos, sus servidores, etc. Esa es la economía de escala que hace posible la nube”, aseguraba.

Vídeo | De la nube al planeta: Los centros de datos como vector de sostenibilidad

En ese sentido, además, David Blázquez compartía la apuesta de AWS por la sostenibilidad y lo hacía dando datos: “La región de infraestructura en la nube de AWS en Aragón funciona con energía 100% renovable desde su puesta en marcha en noviembre de 2022; hemos generado ya por segundo año consecutivo más energía renovable de la que necesitamos”.

Pero la nube no solo transforma la sostenibilidad 'dentro de la verja' —donde se concentran los centros de datos—, sino también 'fuera de ella': en cómo sus clientes aplican esa infraestructura para reinventar su propia eficiencia.

Bien lo saben desde Cabify que utiliza la potencia de la nube para mejorar la gestión de rutas, reducir consumos y avanzar hacia una movilidad más limpia. “Para nosotros la nube es muy natural; no hemos tenido jamás un servidor propio y además es que nos identificamos con ella en el sentido de que cloud es una infraestructura compartida y nuestra propuesta de mejorar la movilidad es a través de compartir infraestructura, en este caso, vehículos”, reconocía Carlos Herrera, Chief Technology Officer de la empresa de transporte y movilidad.

David Blázquez, director de Relaciones Institucionales para Iberia de AWS.

David Blázquez, director de Relaciones Institucionales para Iberia de AWS. Javier Carbajal

Con más de 300 personas en el área de tecnología, para Herrera, el cloud les permite además “adaptar nuestra infraestructura a picos de alta demanda, por ejemplo, si de repente se pone a llover en una de las ciudades donde operamos, simplemente cojo más espacio en los servidores de AWS”.

Esa capacidad para escalar que ofrece la nube era también destacada por Jesús Ibáñez, CEO y fundador de Spherag, empresa que combina IoT y machine learning para ahorrar agua en explotaciones agrícolas, un recurso crítico en un país con estrés hídrico creciente.

Además de “poder incorporar nuevos servicios de forma muy sencilla o de adaptar nuestra infraestructura a los periodos de más carga de trabajo”, Ibáñez ponía en valor la ubicuidad que le ofrece esta tecnología. “Nuestro objetivo pasa por ofrecer a cualquier agricultor de cualquier punto del mundo nuestra solución. Algo que sólo podemos hacer gracias a la descentralización de recursos que hace posible la nube, pero con el control desde un único punto que también nos ofrece para poder monitorizar y gestionar todo”.

Convergencia en sostenibilidad

Esta convergencia —la sostenibilidad tecnológica que habilitan los grandes hiperescalares y la sostenibilidad operativa que sus clientes trasladan a la economía real— abre un escenario en el que la nube se convierte en una palanca doble: motor de digitalización y motor de sostenibilidad.

Carlos Herrera, Chief Technology Officer de Cabify.

Carlos Herrera, Chief Technology Officer de Cabify. Javier Carbajal

El compromiso sostenible de Cabify, por ejemplo, tiene cifras que lo acompañan, como el hecho de que el 94% de los kilómetros que la compañía realizó en España en 2024 fue en vehículos eléctricos e híbridos, además de ahorrar 1,4 millones de kilómetros en vacío al mes (viajes sin pasajeros).

La nube es la herramienta que les ha permitido optimizar la gestión de flotas y rutas que hay detrás de ambos logros, permitiéndoles incrementar la capacidad de cómputo en función de las necesidades de cada momento.

En el caso de Spherag, también la nube es la que hace posible que, analizando los datos recogidos por sus dispositivos IoT, haya ya agricultores que han podido reducir de forma muy notable su consumo de recursos y, con ello, avanzar en su camino hacia la sostenibilidad. “Tenemos un cliente en Codos, un municipio de Aragón, en la comarca de Calatayud, que produce cerezas, que ha conseguido ahorrar un 25% de gasto en combustible y un 55% en el consumo de agua”.

Datos y evidencias que demostrarían que la nube y los centros de datos, pese al gran consumo de recursos que precisan para operar, también pueden ser un impulsor de la sostenibilidad de las compañías que utilizan estas infraestructuras.

Jesús Ibáñez, CEO y fundador de Spherag

Jesús Ibáñez, CEO y fundador de Spherag Javier Carbajal

“Lo que no podemos olvidar es la responsabilidad compartida; hay que pensar en cómo se construye la nube, pero también en qué haces en la nube como cliente, en cómo diseñas tus aplicaciones, en de qué manera ejecutas tus procesos. Es, haciendo un símil, como si tenemos una lavadora Triple A, pero hacemos una colada con solo unos calcetines. El que usa la tecnología es el primer responsable de como la usa”, afirmaba David Blázquez, desde AWS.

Una realidad que en numerosas ocasiones no se “pregona” lo suficiente y en la que es esencial concienciar, educar, pero también informar a los usuarios, en opinión de CTO de Cabify que abogaba por “una mayor transparencia en los recursos que gastamos todos, pero también en lo que logramos ahorrar y ser más eficientes”.

Explicar este círculo virtuoso y proyectar hacia dónde puede evolucionar en la próxima década es el reto para lograr que la nube no solo sea un motor digital, sino también una palanca de sostenibilidad global.