Quien abrió el camino fue el jugador más importante, en 2019. El resto de operadores, especialmente los otros dos con los que se juega la mayor parte del mercado, siguieron sus pasos meses más tarde. Y, tras ellos, poco a poco se han ido sumando otros proveedores que tampoco quieren quedarse descolgados de una carrera en la que se juegan muchos millones de euros de facturación.

AWS, Google Cloud, Microsoft Azure, IBM y Oracle son algunos de los nombres que han a anunciado que su red de nube contará con un nodo en España. Interxion (uno de los principales datacenters neutrales y que acoge algunos de estos CPD propietarios) está ampliando a cuatro sus instalaciones en la capital.

¿Por qué muchas de las compañías tecnológicas llevan prácticamente el último año abriendo sus regiones cloud en nuestro país?

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aprovecha que casi todas están apostando por la región (a excepción de AWS, que ha elegido Aragón) para sacar pecho y asegurar que la región se está convirtiendo en un referente.

Pero lo cierto es que aún estamos lejos de los FLAP (Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París), acrónimo con el que, en la jerga de los CPD, se conoce a las cuatro principales ciudades europeas donde se concentra el negocio (y los bytes) de la nube.

Se calcula que el mercado de los centros de datos en Europa va a crecer un 13,1% cada año desde el pasado hasta 2028. Aunque buena parte de ese crecimiento se va a producir fuera de esos FLAP, lo cierto es que el peso de esas cuatro ciudades europeas (especialmente la alemana) sigue teniendo cotas inalcanzables para el resto: frente a los 453 CPD que tiene Alemania, España tiene 121 CPD, por detrás de otros países como Italia o Polonia.

España, situada en el mapa

Pero, aunque ha costado, España está en buena posición para atraer una buena parte de las inversiones de centros cloud de las principales compañías. Se espera, de hecho, que en los próximos dos años se inauguren hasta casi una decena de CPD en nuestro país. A ello contribuyen varios factores.

Por un lado, que los mercados europeos más grandes no solo están cubiertos, sino que incluso pueden empezar a estar saturados. Mención aparte merece Dublín que, pese a ser la oficina central europea de muchas grandes tecnológicas, Irlanda no tiene el atractivo que puede tener España para situar grandes centros de datos, entre otras cosas por la fuerte apuesta del uso de las energías renovables que se está haciendo desde la administración.

Para la apuesta por el mercado español también pesa el hecho de que más del 90% de la población use internet y que se esté produciendo una rápida adopción de servicios basados en la nube. No hay duda tampoco de que la decisión de AWS de invertir en España sirvió de acicate para que el resto de los jugadores tomaran decisiones similares. 

Por supuesto, que seamos la puerta de entrada a Latinoamérica y nuestra proximidad con el norte de África también son otros factores que hay que tener en cuenta.

La importancia de las regiones cloud

En general, los tres grandes hiperescaladores construyen sus nubes en un esquema donde podemos distinguir los centros de datos y las regiones. Una región estará generalmente compuesta por dos o más centros de datos próximos geográficamente (por ejemplo, IBM ha anunciado que los situará en Alcobendas y en Las Rozas). Estos centros de datos están conectados por circuitos de red redundantes, de extremadamente alta velocidad y baja latencia.

En una escala superior, todas estas regiones están conectadas a través de circuitos dedicados de alto rendimiento. En función del tamaño, puede haber incluso más de una región por país (Estados Unidos es el claro ejemplo).

Aunque tendemos a pensar que la nube, el cloud computing, es algo etéreo, tener regiones próximas a los negocios es importante. No en vano, cuando hablamos de cloud lo hacemos del lugar en el que muchas veces se guardan y se procesan los datos y las operaciones que sustentan muchos negocios. Una nube que está compuesta, no lo olvidemos, de los data centers.

Dónde estén situados físicamente esos centros de datos es, por tanto, importante. Cuanto más cerca esté la región (término con el que muchos proveedores cloud se refieren a sus CPD), menor latencia se tiene y, por tanto, mayor velocidad se obtiene. Algo que redunda en una mejor experiencia y rendimiento para los clientes.

Evidentemente, todas las regiones europeas de los proveedores están sujetas a las legislaciones europeas, uno de los requisitos (el famoso compliance) que todas las empresas deben mirar a la hora de elegir en qué zona de la nube quieren situarse.

Para los proveedores, tener una región cloud supone una importante inversión, pero también un refuerzo de su estructura y su oferta, permitiendo que, en caso de incidente en cualquier otro de sus nodos, haya un balanceo de las cargas entre el resto de las regiones, mitigando las posibles consecuencias de estos fallos.

¿Quiere esto decir que todas las empresas acabarán teniendo sus regiones cloud en España? No. Algunos proveedores, como Salesforce y SAP, reconocen abiertamente que entre sus planes a corto plazo no está acometer este tipo de inversiones, entre otras cosas porque las posibilidades que les brindan sus partners son suficientes (aseguran) para satisfacer la demanda local.