Mario Pena, COO de Safe Creative. Foto: Sebastiaan ter Burg

Mario Pena, COO de Safe Creative. Foto: Sebastiaan ter Burg

Tecnológicas

'Blockchain' para registrar la propiedad intelectual desde la idea hasta el libro o canción final

Históricamente, sólo se puede registrar la propiedad intelectual cuando la obra está finalizada, pero gracias a la tecnología se puede hacer un recorrido inalterable por todos los pasos del proceso de ideación.

5 julio, 2021 08:55

Noticias relacionadas

No suele ser la cuestión que más preocupa a un artista cuando compone una canción o da vida a una novela. Y, sin embargo, puede ser ese quebradero de cabeza que eche por tierra todo su trabajo. Hablamos de la propiedad intelectual, la forma de demostrar que un creador es el verdadero y único responsable de su obra con el fin de protegerla de plagios o usos indebidos.

Puede parecer algo obvio: el autor es quien da vida a la obra. Pero los matices son realmente enrevesados. ¿Qué pasa si dos personas, en dos lugares del mundo, crean una obra muy similar al mismo tiempo? ¿Hasta qué punto se considera un homenaje o inspiración y en qué momento pasa a ser un plagio o robo descarado?

La solución establecida desde que el mundo es mundo son los Registros de la Propiedad Intelectual. Existen entes de este tipo tanto a escala nacional como internacional. Y también empresas y organismos privadas -Como Safe Creative o Creative Commons- que vieron su hueco hace ya décadas ante la lentitud, engorro y tediosa tramitación burocrática.

"En 2007, no había forma de hacer el registro de una obra por internet", explican desde Safe Creative

Mario Pena, COO de Safe Creative, rememora para D+I cómo surgió su empresa: "En 2007, nuestro fundador Juan Palacio acababa de terminar un libro y lo quiso registrar, simplemente para que quedara constancia de ello y se reconociera su autoría. Pero no quería desplazarse hasta las oficinas del Registro y se dio cuenta de que, a pesar de todo el avance digital, no había forma de hacer ese trámite online. No había nada práctico que permitiera tener esa prueba por internet".

De ahí la compañía española pasaría a convertirse en un estándar alternativo al registro oficial, aceptado a escala internacional. Y con un foco claro en las creaciones digitales, donde permiten realizar este sellado temporal de manera casi inmediata.

Sólo aceptan obras acabadas

En cualquier caso, todas ellas funcionan de una manera similar: una vez finalizada la obra, ésta es registrada con un sellado temporal. Ninguno de esos registros hace comprobación alguna de la veracidad del autor más allá de sus propios datos, ya que presuponen la buena voluntad de los artistas. De hecho, este registro es completamente voluntario (aunque altamente recomendable). Y, por tanto, no sirve como prueba única e irrefutable en caso de juicio, pero sí como elemento de mucho peso en esos procesos.

"Los registros no son más que una presunción para que los usuarios puedan tener un elemento de mayor garantía, no absoluta, de la autoría de una determinada obra", reconoce Pena.

"La ley no puede interpretarse como que no existen derechos porque la obra esté inacabada", critica Pena

Sin embargo, en la definición a vuelapluma que acabamos de ver se intuye un error garrafal en estos registros: las obras solo pueden registrarse cuando estén completamente acabadas. ¿Qué ocurriría si alguien registra un libro antes que nosotros, aunque hayamos empezado a trabajar en él mucho antes? Poco se puede hacer con el sistema actual en estos casos.

"Muchas veces hay cosas que tienes delante de las narices y no te das ni cuenta. Los usuarios no paraban de preguntarnos si podían registrar un libro que no está acabado o del que van editando capítulos concretos. Pero la Ley de Propiedad Intelectual establece que la obra debe estar acabada, aunque ya lleves veinte capítulos que es un montón de material que igual ya está publicado de alguna manera", critica Mario Pena.

Imaginen la situación: un creador va mostrando los avances de una canción o de su próxima novela y algún seguidor decide adelantarse, completar la obra y registrarla antes que su legítimo autor. El lío legal está servido, porque la normativa no cubre con claridad este extremo.

"Nosotros consultamos con varios abogados y creemos que la ley no puede interpretarse como que no existen derechos por el hecho de que la obra esté inacabada. Dependerá mucho, por supuesto, del avance de la obra y la altura relativa que lleve el autor. Pero no podemos dejar que otras personas copien y plagien tranquilamente un trabajo en curso", añade el responsable de Safe Creative.

Un proceso dinámico basado en 'blockchain'

En última instancia, se trata de reinventar el sistema del registro de la propiedad intelectual para pasar de la actual foto fija a un proceso dinámico, a algo que tenga en cuenta todos los pasos desde la ideación hasta la obra completa. Algo obvio, pero inexistente hasta la fecha. 

"Las ideas no generan derechos, pero crear esas pequeñas pruebas de registro sirven para mostrar la evolución de la obra y que, en caso de tener que ir ante un juez, éste pueda comparar y tener la mayor cantidad de evidencias posible", detalla Pena. De hecho y hasta ahora, en los casos en que hay dudas más allá de la foto fija, el guion pasa por llamar a testigos y requerir esos trabajos intermedios sin validación alguna por parte de un tercero de confianza.

Safe Creative quiere avanzar hacia un registro dinámico del proceso creativo, basado en 'blockchain'

¿Cómo demostrar que la idea plasmada en una servilleta de hace años es auténtica? No resulta demasiado sencillo que se diga. En cambio, si esa servilleta ha sido registrada, marcada con fecha y hora de manera inalterable, el asunto resulta algo más evidente.

Mario Pena habla de forma tan clara sobre esta laguna en el registro creativo porque su empresa, Safe Creative, acaba de lanzar una solución llamada 'Esbozos' con la que dar fe de cada uno de esos pasos en la vida de una obra. Una suerte de carpeta donde se encuentran todos los elementos, desde anotaciones de voz hasta borradores, que quedan luego vinculados al registro final una vez se finaliza el trabajo.

Para garantizar que todas esas pruebas quedan marcadas con total seguridad y que nadie, ni el propio autor, puede modificar los registros, la compañía ha optado por realizar estas validaciones en una blockchain pública, concretamente sobre Ethereum. "Además, lo hacemos con una triple huella de cada fichero, incluyendo la de una entidad independiente homologada a nivel europeo", añade el directivo a D+I.

"Cada vez se aceptan más estas pruebas, pero el 'blockchain' todavía está un poco lejos de ser aceptado o comprendido"

Mario Pena adelanta a este medio que tanto la Policía Nacional como plataformas mundiales como Amazon piden ayuda y reconocen los certificados de Safe Creative, aunque es pronto para saber cuál será la adopción de esta nueva propuesta de 'Esbozos' en el mercado: "Cada vez se aceptan más estas pruebas, pero el blockchain todavía está un poco lejos de ser aceptado o comprendido. Entendemos que es una apuesta de futuro, que en cinco o diez años cualquier juez pueda ver este proceso dinámico sobre blockchain y le ayude a comparar distintas obras".

El director operativo de esta empresa se guarda un último elemento clave de este nuevo servicio, disponible tanto para clientes de pago como gratuitos: "Además, y a diferencia de otros registros que no almacenan la obra sino que se limitan a dar el certificado temporal, nosotros guardamos todos los archivos que nos envían los autores. Supone para nosotros un gran coste económico, pero creemos que es algo útil porque no es el primero ni el último creador que pierde un documento o se le estropea el ordenador. Somos una especie de copia de seguridad, además de un registro de propiedad intelectual", presume Pena.