El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) conversa con la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera (d)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) conversa con la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera (d) EFE

Invertia CRISIS ENERGÉTICA

España multiplica por dos su dependencia del gas en el último año pese a la guerra y a la apuesta 'verde' del Gobierno

A un día del debate en el Senado y antes de ofrecer su ejemplo a la UE, los datos oficiales revelan un retroceso del 60% al 45% en las renovables.

5 septiembre, 2022 01:52
Bruselas

Hasta ahora, sabíamos que a España llegan en los últimos meses muchos más buques cargados de Gas Natural Licuado (GNL) desde Estados Unidos en el último año. Pero desconocíamos los datos que demuestran otra cruda realidad: que nuestro país ha más que duplicado su dependencia del gas natural entre julio de 2021 y el mismo mes de 2022.

En el mix energético español, el gas natural ha pasado de representar el 14% de los megavatios hora (MWh) consumidos a alcanzar el 31% el pasado mes de julio. Son datos oficiales, del último boletín de Enagas.

De hecho, y a pesar de las sanciones impuestas por la Unión Europea de manera multilateral y las aplicadas de modo bilateral por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el GNL ruso se ha duplicado en España en ese mismo periodo de tiempo.

La compra de este combustible a las empresas controladas por el régimen de Vladímir Putin ha pasado de suponer 2.204 GWh en julio de 2021 hasta los 5.317 GWh en el mismo mes de este año.

Así, en un sólo año y con la guerra de agresión rusa contra Ucrania de por medio, la apuesta verde del Gobierno se está viendo impugnada por los hechos. Las energías renovables, que suponían un 60% del mix energético consumido en España en julio de 2021, suponen ahora no más del 45%.

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Es cierto que la caída de las energías renovables también se explica por las condiciones climáticas, que no han sido las óptimas para su funcionamiento en los últimos meses. Las olas de calor de este verano han parado los molinos y la sequía mantiene la hidráulica en mínimos.

Hasta ahora, sabíamos que la relación de España con Argelia se había visto resentida por la apuesta del Gobierno de Sánchez a favor de la solución marroquí para el Sáhara Occidental. La suspensión del Tratado de Amistad por parte del país norteafricano y la congelación de las operaciones bancarias bilaterales han convertido al que era nuestro principal suministrador de este combustible fósil en el tercer proveedor. 

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Así, mientras el peso del gas ruso se duplicaba, el del argelino se ha visto reducido a la mitad. De los casi 16.200 GWh que consumíamos procedentes de esta fuente de energía con origen argelino en julio de 2021, hemos pasado a solo 8.572 GWh (y sin una gota de ellos procedentes de envíos de GNL por barco).

Es decir, que mientras España aumenta las importaciones de gas ruso en plena guerra, las importaciones provenientes de Argelia se han desplomado un 42% interanual debido a esta política exterior errática.

El "error" del tope al gas

Hasta ahora, sabíamos que Pedro Sánchez quiere ponerse como ejemplo ante la UE para la reforma del mercado energético que persigue desde hace más de un año. Y que en los últimos meses Ursula von der Leyen ha ido asumiendo algunas de las posiciones españolas, mientras viajaba por el mundo para cerrar acuerdos de suministro de gas. Así lo hizo hace mes y medio en Azerbaiyán o un mes antes con Israel

"No hay motivos para creer que el patrón de comportamiento que ha creado incertidumbre en el suministro y volatilidad de precios vaya a cambiar. Nos enfrentamos a un invierno potencialmente difícil", explicaba un alto funcionario comunitario.

Y así ha quedado demostrado la semana pasada, cuando Moscú cerró el grifo "definitivamente" a Francia y sine die para Alemania, por una (nueva) supuesta avería en el gasoducto Nordstream.

Este martes se celebra el debate energético en el Senado, con cara a cara entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El líder popular no sólo le aventaja en las encuestas, sino que le ha tomado la delantera en propuestas políticas, como demuestran las cuatro ocasiones en que el presidente ha rectificado y asumido posiciones del PP previamente rechazadas de plano.

Y en la semana entrante, la presidenta de la Comisión prevé anunciar sus propuestas de intervención en el mercado, a corto y a medio plazo. Entretanto, se mantiene la guerra entre Berlín y París, con Madrid de por medio, a cuenta de si España debe o puede ser el proveedor europeo con un gasoducto bajo los Pirineos (Midcat) o con otro submarino, de Barcelona a Livorno (Italia). Y sobre quién lo paga, porque Sánchez exige que lo haga el club comunitario...

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La condición de "isla energética" ha hecho de nuestro país uno de los que más y mejor se fueron preparando en las últimas décadas para la transición energética, y por eso sigue siendo salvaguarda del suministro para los socios de la Unión Europea.

Pero ahora sabemos, a la vista de los datos, que "las políticas cortoplacistas del Gobierno, centradas en la intervención artificial de los mercados como la llamada 'excepción ibérica', están provocando un efecto opuesto al buscado".

Así lo explica Susana Solís, portavoz de Industria y Energía de los liberales de Renew en el Parlamento Europeo, dentro de la delegación de Ciudadanos. "Y además, logrando un beneficio neto pequeño en comparación al tamaño de la intervención", aclara. 

Los datos, en este punto, también son incontestables. A pesar de los intentos del Gobierno por vender el mecanismo de ajuste ibérico, promocionando la comparación del dato diario de precios frente a los de los vecinos europeos, lo cierto es que el diseño del tope al gas aplicado en España no ha dado rendimientos reales tan rentables.

Y es que a los precios a la baja de la factura energética en España hay que añadir el déficit de tarifa. Es decir, la diferencia que tienen que pagar los consumidores para compensar esta intervención. Así, el precio de la bolsa de energía en España ha promediado los 144 euros por MWh. Sin la "excepción ibérica", el precio aproximado habría sido aproximadamente de 299 euros. Sin embargo, la compensación (pagada por el consumidor) ha sido de 109 euros por MWh. 

Sumando ambos epígrafes, el ahorro no es de 155 euros por MWh, sino mucho menor: de 46 euros. De hecho, según datos del Banco Central Europeo, la inflación del componente energético en España ha alcanzado el 50,4%, es decir, cuatro puntos por encima de la media de la Eurozona.

Desacople temporal

Y mientras Estados miembros de la UE tan reticentes hace pocos meses como Bélgica y Alemania ya quieren aplazar o debaten abiertamente el retraso en el calendario de cierre de sus centrales nucleares, el Gobierno de España se mantiene enrocado en su rechazo.

"Por eso, para que la reforma preserve la integridad y la eficiencia del mercado eléctrico y siga dotando incentivos a las fuentes de energía bajas en carbono, que se benefician del actual sistema", añade Solís, "el desacople del gas en la formación de precios no puede ser como el de la llamada excepción ibérica".

En un documento interno, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, la portavoz energética del tercer partido europeo -que tiene la llave para las mayorías- se detalla un mecanismo de desacople temporal del precio de la electricidad y del gas, que se active "cuando los precios del gas alcancen precios de mercado extraordinariamente altos, pero manteniendo el coste marginal del gas".

De esta forma, continúa el texto, el precio del gas "seguirá reflejando el valor del mercado, pero no marcaría el precio de toda la oferta durante el tiempo que esté activado el mecanismo".

De este modo, defienden los liberales, se ayudaría a no desajustar de forma profunda un mercado que ya beneficia a las propuestas más rentables -y clave para la independencia europea-, que son las renovables.

La propuesta reconoce "la necesidad" del desacople, por los desequilibrios exacerbados tras la guerra y las sanciones cruzadas entre Rusia y la UE. Pero apunta a que el mercado eléctrico europeo se ajuste a los tiempos respetando dos condiciones: que el gas pierda peso en el precio y que las renovables no se vean afectadas.

"Y en este escenario, la apuesta por la energía nuclear es evidente. Todos los países europeos, y en especial España, deben alargar la vida útil de sus plantas al máximo posible. No hacerlo sería ponernos trabas innecesarias justo antes de un invierno que será histórico para el proyecto europeo", resalta.