La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante un Eurogrupo

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante un Eurogrupo UE

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A Calviño no le salen las cuentas: la apuesta de Sánchez pierde fuerza en el Eurogrupo

El Partido Popular Europeo da su apoyo explícito al candidato de Irlanda, Paschal Donohoe, y complica las posibilidades de la vicepresidenta tercera.

30 junio, 2020 02:20
Juan Sanhermelando Alberto D. Prieto

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A Nadia Calviño se le complica la carrera para la presidencia del Eurogrupo, para la que partía como favorita clara. Justo cuando su victoria parecía ya imparable gracias al respaldo público de la canciller Angela Merkel, la vicepresidenta económica ha sufrido este lunes un doble revés que reduce sus posibilidades y sobre todo refuerza a su principal rival, el ministro de Finanzas irlandés, Paschal Donohoe.

A primera hora de la mañana, Irlanda anunciaba que renuncia a competir por la jefatura de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cargo para el que se había postulado Phil Hogan, actual comisario de Comercio. Aunque la justificación oficial es que quiere concentrarse en sus tareas en el equipo de Ursula von der Leyen, la realidad es que no tenía apoyos suficientes en el resto de socios de la OMC, que cuestionan incluso que deba ser un europeo el que suceda al brasileño Roberto Azevedo

La retirada de Hogan permite además al nuevo Gobierno irlandés concentrar toda su munición en la candidatura de Donohoe para el Eurogrupo, ya que los dos procedimientos de elección se solapan en el tiempo. El plazo para postularse a la OMC finaliza el 8 de julio, mientras que la votación para representar a la eurozona tendrá lugar un día más tarde, el 9 de julio. E impide el canje que beneficiaría a Calviño: la OMC para Irlanda y el Eurogrupo para España. 

El segundo golpe para la candidatura de la vicepresidenta económica llegaba a última hora de la tarde con la decisión del Partido Popular Europeo (PPE) de prestar su "pleno apoyo" al candidato irlandés. "Tiene la experiencia necesaria para liderar el Eurogrupo en este momento. Se ha comprometido a actuar como constructor de puentes entre todos los Estados miembros: Norte y Sur, Este y Oeste, pequeños y grandes", alega el PPE en un comunicado.

El respaldo explícito del PPE a Donohoe no debería en principio sorprender a nadie. El partido del ministro de Finanzas irlandés, el Fine Gael, forma parte de la familia popular europea. Pero lo cierto es que altera el complicado equilibrio ideológico que rige el reparto de altos cargos de la UE. Y la perjudicada en este caso es Calviño

Arancha González Laya y Nadia Calviño, en su toma de posesión.

Arancha González Laya y Nadia Calviño, en su toma de posesión. Efe

Los dos movimientos tácticos de la tarde del lunes descolocaban todas las ilusiones en la candidatura de Calviño. La vicepresidenta económica y la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, estaban en la misma tesitura que los dos irlandeses, Donohoe y Hogan. España apostó por descubrir sus cartas con la titular de Economía y guardarse la bala de la jefa de la diplomacia que, según una alta fuente del Gobierno, saldría a la palestra sólo en el caso de que las opciones de Calviño decayeran.

Sube Laya

Sin embargo, Irlanda jugó a alimentar los rumores de su aspiración para ambos puestos, para dar un giro este lunes por la tarde. Cuando Hogan anunció que no pelearía por el puesto de director de la OMC, la reacción en la cancillería española fue de satisfacción contenida: se quitaban un rival en caso de que Laya acabara presentándose.

Pero es que además, y a pesar de que Laya está trabajando en favor de Calviño con su gira de encuentros cara a cara con sus homólogos europeos, la nacionalidad del comisario europeo que había decidido no postularse impulsaba de manera tangencial a la ministra española de Exteriores hacia la OMC.

Una fuente del Parlamento Europeo lo explicaba así a este periódico: El juego de los irlandeses quedaba claro, es una apuesta clara y decidida por postular a Donohoe como favorito por delante de Calviño, que hasta ahora parecía favorita en las quinielas. Y el bajón de la de Economía aumenta las opciones para la de Exteriores. "González Laya está 100% comprometida con su trabajo como ministra", explica un portavoz de su Ministerio, "pero sí que estaría encantada de dar el salto a la OMC".

Mientras, en la sede de la Vicepresidencia tercera del Gobierno, el ambiente era justo el contrario. "Las cuentas ya estaban difíciles, pero esto nos lo pone peor", admitía una fuente oficial del Ministerio, "y más aún tras el comunicado del Partido Popular Europeo".

En teoría, el próximo presidente del Eurogrupo debería ser un socialista. Eso es así porque el actual titular del cargo, el socialista portugués Mário Centeno, se marcha tras apenas dos años y medio, cuando lo normal hasta ahora ha sido completar al menos un doble mandato de cinco años.

Calviño necesita 10 votos

Además, el PPE ya controla la presidencia de la Comisión con Von der Leyen, mientras que los liberales ostentan la presidencia del Consejo Europeo en la figura de Charles Michel. Los socialistas tienen puestos secundarios como la presidencia de la Eurocámara (David Sassoli) o la jefatura de la diplomacia de la UE (Josep Borrell). Sin embargo, los populares europeos plantan cara a este supuesto equilibrio con su apoyo a la candidatura de Donohoe. 

Calviño conversa con el ministro irlandés de Finanzas, Paschal Donohoe, durante un Eurogrupo

Calviño conversa con el ministro irlandés de Finanzas, Paschal Donohoe, durante un Eurogrupo UE

Si los ministros de Finanzas de la eurozona votan siguiendo únicamente su adscripción ideológica, el reparto de fuerzas sería el siguiente. El irlandés Donohoe tendría garantizados 8 votos: Austria, Holanda, Chipre, Grecia, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia y la propia Irlanda. Por su parte, Calviño empieza la carrera con cinco votos: Alemania, Portugal, Italia, Malta y la propia España. La elección del presidente del Eurogrupo se decide por mayoría simple de 10 de los 19 países de la eurozona. El voto de Alemania vale lo mismo que el de Chipre.

La victoria dependerá así de por quién se decanten los liberales europeos. Su candidato, el luxemburgués Pierre Gramegna, no tiene ahora mismo ninguna posibilidad y caerá en primera ronda. Además de Luxemburgo, tienen ministros de Finanzas liberales Francia (que salvo sorpresa votará a Calviño), Bélgica (que también podría inclinarse por la vicepresidenta) y Finlandia (cuyo Gobierno está dirigido por una socialista). Estonia tiene un ministro de Finanzas de extrema derecha y Lituania un independiente.

Sin embargo, la dimensión ideológica no es la única que cuenta: se mezcla con la fractura entre Norte y Sur. Y ahora la presidencia del Eurogrupo le correspondería a un país del Sur: salvo los dos años y medio de Centeno, siempre ha estado en manos del Norte. Además, acaba de elegirse al finlandés Tuomas Saarenheimo como presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo, el órgano encargado de preparar las reuniones de los ministros. El contrapunto nórdico al Sur.

Aunque Grecia o Chipre digan que apoyan al candidato del PPE, finalmente pueden decantarse por Calviño sin pagar un gran precio puesto que el voto es secreto. El perfil de la vicepresidenta económica, que responde a la ortodoxia económica bruselense y ejerce de contrapunto a la izquierda radical de Podemos en el Gobierno de Sánchez, facilita el trasvase de sufragios.

El último factor a tener en cuenta es el equilibrio de género: el Eurogrupo nunca ha estado presidido por una mujer, tal y como recordó la semana pasada Merkel para justificar su apoyo a Calviño. "Siempre me alegro de que las mujeres ocupen posiciones de liderazgo político", asegura la canciller. 

Lo único que está claro a día de hoy es que la elección del 9 de julio estará muy disputada entre Calviño y Donohoe y que el Gobierno de Pedro Sánchez deberá pelear cada uno de los votos si quiere la victoria. 

Porque aunque la gran líder del centro derecha europeo, Angela Merkel, comprometió hace dos días su apoyo público a la socialista Calviño "no sería la primera vez", recordaba una fuente cercana al Gobierno, "que Alemania dice una cosa y hace otra". Efectivamente, así le ocurrió a Luis de Guindos en julio de 2015, cuando un cambio de última hora hizo que los Estados miembro alineados con Berlín acabaran por apoyar al halcón holandés Jeroen Dijsselbloem.