Después de un breve periodo de paz y estabilidad, la tetrarquía impuesta en el Imperio romano por el emperador Diocleciano había fracasado. El usurpador Majencio se atrincheró en Roma y se proclamó emperador. Constantino, hijo del exaugusto Constancio, se alzó con sus legiones y marchó en el año 312 hacia la capital dispuesto a reclamar el trono. Según las crónicas de la época, antes del combate decisivo a orillas del río Tíber, se le apareció en el cielo un crismón -símbolo cristiano- y ordenó grabarlo en los escudos de sus hombres.

Sus supersticiosas legiones se alzaron con la victoria y Constantino el Grande pasó a la historia como el emperador que permitió la libertad de culto además de fundar en Oriente la ciudad de Constantinopla, actual Estambul. Hoy, su derruida estatua, expuesta originalmente en la basílica de Majencio y Constantino, situada en el Foro Romano, y de la que se conservan algunos vestigios en los Museos Capitolinos, ha sido reconstruida con impresoras 3D por una fundación madrileña.

La figura de 13 metros que ya había sido presentada en Milán en la sede de la fundación Prada, financiadora del proyecto, se podrá visitar de forma gratuita en los jardines romanos de Villa Caffarelli, a espaldas al Museo Capitolino. Esta increíble réplica ha sido elaborada con una estructura metálica recubierta de una capa de resinas y poliuretano mezclada con polvo de mármol que recrea el aspecto que tendría la piedra con la que fue construida la obra original en las primeras décadas del siglo IV d.C.

Estado de los restos originales de la estatua Miguel Salvatierra/EFE

Niveles submilimétricos

Este proyecto es el resultado de años de trabajo y "un importante ejercicio de investigación, comunicación y colaboración con las entidades involucradas", ha explicado a la agencia Efe Adam Lowe, director de Factum Foundation for Digital Technology, responsable de la réplica. Esta entidad sin ánimo de lucro, radicada en el madrileño barrio de San Blas, se dedica a la mediación digital en el arte contemporáneo y la producción de facsímiles.

Para reproducir con la mayor fidelidad posible la antigua escultura, los artistas viajaron hace dos años a los Museos Capitolinos para escanear "a niveles submilimétricos" con una técnica de alta resolución llamada fotogrametría los restos de esta colosal estatua de Constantino.

Reconstrucción de la estatua de Constantino en Roma Antonello Nusca/EFE





El brazo derecho con el codo, la cabeza, la rodilla derecha, la mano derecha, dos pies y una pieza del pecho, que son lo único que quedó del Coloso original, se trasladaron a este museo romano en 1486 tras su hallazgo y desde entonces han permanecido allí, siendo objeto de diversos estudios.

De vuelta en la capital española, los trabajadores hicieron modelos impresos en 3D que después perfilaron y unieron como piezas de un complejo puzle que les obligó a trabajar minuciosamente para que la réplica fuera lo más fidedigna posible en un "proyecto español que llega al corazón de Roma", ha destacado Lowe.



El Coloso de Constantino "era una escultura importante porque se situaba en el confín entre el mundo pagano y el cristiano", ha comentado por su parte el superintendente de Bienes Culturales del Ayuntamiento de Roma, Claudio Parisi Presicce.

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"Estudiando cada uno de los fragmentos entendimos que la piedra y el mármol conservan las trazas del montaje de la escultura original", ha asegurado el experto, lo que permitió a los investigadores conocer prácticamente al milímetro la posición de cada una de las piezas.



El equipo multidisciplinar encargado de su construcción está formado por artistas provenientes de la Escuela de La Palma de Madrid que han conseguido devolver la vida a esta estructura colosal del considerado el primer emperador cristiano en la Antigua Roma.