La investigación y las nuevas tecnologías están llevando al cáncer a las puertas de una era de cambio. La medicina molecular, la inteligencia artificial o los anticuerpos conjugados son algunos de los nuevos conceptos que ha llegado para quedarse y que cada día nos irán pareciendo más familiares. Todos ellos serán necesarios en un escenario en el que parece que la incidencia del cáncer no hace más que crecer y, además, en pacientes más jóvenes de lo habitual.
El estilo de vida occidental o la mejora en el diagnóstico del cáncer son algunas de las causas a las que han apuntado los expertos que han participado en la última mesa redonda de la segunda jornada del IV Simposio del Observatorio de la Sanidad de EL ESPAÑOL e Invertia. "En los países desarrollados, las pruebas diagnósticas son cada vez mejores", ha explicado Antonio Cubillo, jefe del Servicio de Oncología Médica HM CIOCC. "Ahora podemos diagnosticar molecularmente en personas que están sanas y son asintomáticas. Mover la investigación a este ámbito aumentará el número de curados".
Cubillo ha afirmado que no debemos enfrentar lo tecnológico con lo humano si queremos ver mejores resultados en el futuro: "Deben ir juntos. La inteligencia artificial siempre será mejor que el ojo humano cuando se aplica a un sistema cerrado, una tarea concreta y específica. Los médicos no pueden ganar a una máquina concreta que analice un electrocardiograma o un TAC". En cualquier caso, Cubillo ha defendido que el médico nunca desaparecerá, pero hará otras funciones.
Por su parte, Ana Zubeldia, head de Oncología de Daiichi Sankyo España, ha querido destacar el papel de los anticuerpos conjugados en el futuro del tratamiento del cáncer y también, incluso, en el presente: "Son moléculas de tres elementos y fármacos selectivos que son capaces de distinguir la célula cancerígena, adherirse a ella y soltar el compuesto citotóxico sin afectar a las células sanas que la rodean". El beneficio sobre la aplicación de estos anticuerpos, sobre todo en cáncer de mama, ha sido compartida por el resto de ponentes.
Durante la sesión, la medicina genómica también ha entrado a debate, pero en este caso Luis Madero, catedrático de Oncología Pediátrica de la Universidad Autónoma de Madrid, jefe de Servicio de los Hospitales Universitarios Niño Jesús y Quirón de Madrid y presidente del Consejo Asesor de metrodora, se ha mostrado cauto: "La medicina genómica aportará mucho, pero sólo en personas con predisposición al cáncer. En la terapia celular, por su parte, no es fácil incluir nuevos pacientes que se presten a ella, los resultados hasta ahora no han sido tan favorables y el coste alto".
Madero ha comentado que él ya trabaja con inteligencia artificial, desarrollando un "gemelo virtual" de sus pacientes pediátricos con el que prueban los posibles tratamientos. "No es una tecnología compleja y, de hecho, ya es una realidad. Pero necesitamos a gente que quiera investigar en ello con nosotros, que estén dispuestos a realizar el trabajo de introducir muchos datos y no siempre es fácil encontrar gente. Es una cuestión de interés", ha declarado el experto.
Sin duda, uno de los avances que más emociona a José Ángel García Sáenz, investigador de Geicam y oncólogo médico del Hospital Clínico San Carlos Ruber Internacional, es la mejora en la precisión de los tratamientos. Es decir, elementos con los que ya contamos, pero que se están volviendo más efectivos. "En realidad, los anticuerpos conjugados no son otra cosa que la quimioterapia del siglo pasado, pero que llegue de manera específica a donde debe. La bala mágica, la terapia que sólo afecta al tejido maligno, es hoy una realidad".
En su turno de palabra, Isabel Echavarria, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, ha explicado que hasta una de cada tres muertes por cáncer se debe a factores de riesgo que son evitables. Por esta razón, aunque los hábitos de vida saludable son viejos conocidos, ocuparán también un papel importante en el futuro de la prevención del cáncer. "Queda mucho por hacer, pero debemos avanzar en diagnósticos precoz. Por ejemplo, incorporar un cribado del cáncer de pulmón que ha demostrado salvar vidas", asegura.