Faltaban 15 minutos para las ocho de la tarde cuando el presidente de la Sala que juzga a 12 políticos catalanes por promover la secesión unilateral de Cataluña anunció que el siguiente testigo declararía sin que su imagen fuera difundida. Sorpresa: no ha ocurrido con ninguno de los testigos anteriores, desde el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy al presidente del Parlament, Roger Torrent. A todos ellos se ha podido ver sentados frente al tribunal, con sus dudas, sus sonrisas o sus enfados, gracias a la señal institucional que retransmite la vista en tiempo real.

Xavier Muro, letrado del Parlament de Cataluña desde 1992 y secretario general desde noviembre de 2016, es ese testigo que ha pedido la protección de su imagen. El juez Marchena, en su habitual empeño de argumentar todas las decisiones de la Sala, explica que esa forma de declarar no otorga a Muro "ningún estatuto de protección de testigos", ya que todos los presentes en la sala pueden verle y verificar que es él, de modo que esta declaración no supone "menoscabo del derecho de defensa". "Todas las defensas saben a quién se está interrogando y el único límite es al principio de publicidad", indica.

Muro se ha tomado la molestia de pedir la reserva de su imagen en un escrito dirigido al tribunal, en el que no indica sus razones. Pero las tiene: vive en Cataluña, aún es secretario general y sabe que su testimonio puede comprometer seriamente a la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell. "Quiero seguir tomándome un café en el bar al que llevo yendo toda la vida sin que me reconozcan", ha explicado Muro a un alto funcionario del Tribunal Supremo. 

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