Ni el aguante de los judíos ante los nazis ni la resistencia francesa frente al régimen de Vichy. "El ejercicio más grande de desobediencia civil que ha habido en Europa" fue la votación independentista del 1 de octubre de 2017. Así lo ha dicho este martes el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en sus declaración como acusado ante el Supremo.

Altanero frente al fiscal, recurriendo a los tacos pese a las reconvenciones del presidente del tribunal ("esto es una sala de justicia", le recordó Manuel Marchena), Cuixart defendió su actuación durante el 'procés' como el ejercicio legítimo del derecho a la protesta, siempre desde una "actitud pacífica" y se autodefinió como "preso político".

Así, sus llamamientos a la movilización ciudadana el 20 de septiembre durante un registro judicial en la Consejería de Economía y el 1 de octubre con motivo del referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional no tuvieron por objeto "impedir u obstaculizar" el cumplimiento de las resoluciones emitidas por los jueces. Fueron la expresión de la "desobediencia civil" frente a decisiones judiciales "injustas".

Cuixart: "El 1-O es el ejercicio más grande de desobediencia civil de Europa" Efe

Cuixart mencionó a Rosa Parker, Gandhi y Martin Luther King para ilustrar su propio comportamiento: "primero, asumir las consecuencias, que es lo que hago yo; segundo, asumir la decisión de no responder con violencia aunque se ejerza por la Policía y la Guardia Civil, y, en tercer lugar, que no se desacata todo el ordenamiento jurídico" sino la prohibición del referèndum de autodeterminación, "un derecho inalienable".

"Ante el dilema entre la suspensión [del referéndum] por el Tribunal Constitucional y el ejercicio de derechos fundamentales que nadie tenga ninguna duda: Òmnium Cultural va a defender el ejercicio de derechos fundamentales", dijo asumiendo la desobediencia al TC.

El fiscal Jaime Moreno, imperturbable ante la actitud del acusado ("el fiscal se ha hecho un lío", "ostia, vamos a ver si centramos esto"), arrancó otras afirmaciones valiosas para su estrategia. "Asumimos el papel de agente movilizador para celebrar el 1-O", repitió varias veces Cuixart, que reconoció como suyos los tuits lanzados ese día para que la gente fuera a determinados colegios para "proteger la votación" frente a la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado.

La violencia, según Cuixart, sólo puede predicarse del comportamiento de la Policía y la Guardia Civil, pero nunca de los votantes. Las lesiones de los agentes se debieron a la contundencia de sus acometidas ("no es raro que tuvieran una capsulitis") y si alguien les lanzó vallas, sillas o piedras fue porque "rompió la actitud de no violencia que está en nuestro ADN".

"La sociedad catalana, por mucho que empeore la situación de represión de los derechos y libertades en Cataluña, no actuaría de otra manera que de forma pacífica. Cuando estaba vivo el dictador [Franco] nos defendíamos de la misma manera", señaló Cuixart. También mencionó que "la actitud no violenta" de los catalanes le recordaba a las protestas de la plaza de Tiananmén.

Desdecirse de lo que declaró a Llarena 

Jordi Cuixart no quiso profundizar en el episodio del 20-S en el que, junto a Jordi Sànchez, se subió a un coche de la Guardia Civil estacionado frente a la Consejería de Economía, ya destrozado, para dar las gracias por la multitudinaria concentración. "No quiero hacer comentarios", ha indicado hoy.

Lo que dijo en torno a la medianoche de ese día, con la comisión judicial aún dentro de la Consejería, fue "desde este altar tan majestuoso...mi amigo Jordi [Jordi Sànchez] y yo os queremos convocar a todos y a todas a una movilización permanente en defensa de los detenidos, que no pararemos hasta que queden en libertad".

El presidente del tribunal no accedió a la pretensión del fiscal de leer la declaración que Cuixart realizó ante el juez instructor, Pablo Llarena, en relación con esos hechos, describiendo un panorama muy distinto del "pacifismo festivo" que ha sostenido este martes. Tan diferente que Cuixart y su abogada, Marina Roig, han insistido en que no reconocen esa declaración porque fue hecha desde la prioridad de "salir de prisión al precio que fuera".

"Ahora no lo es. Mi prioridad es denunciar al ataque a los derechos y libertades en Cataluña y resolución del conflicto político", explicó el líder de Òmnium.

Lo que Cuixart dijo cuando declaró ante Llarena fue que el 20S "la gente estaba muy alborotada" y fueron "momentos de máxima tensión". "Aquel día no me gustó", afirmó.

Su declaración ante el juez instructor refleja muchos otros pasajes contradictorios con lo que Cuixart ha sostenido en la vista. Frente a la afirmación de este martes de que "vamos a intentar hacer el referéndum tantas veces como sea hasta hacer uno sin violencia policial y como se ha hecho en Escocia o Quebec", aquel 11 de ener de 2018 dijo: "Si otro Govern quiere convocar otro referéndum estoy convencido de que no se va a producir y Òmnium Cultural, si no es pactado [con el Estado] no lo va a hacer. El único referéndum lo tiene que convocar el Estado. (...) Hoy por hoy no hay manera de hacer un referéndum si no es convocado por el Estado y todo dentro de la legalidad".