El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantendrá al sociólogo José Félix Tezanos como presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Eso pese a que la otra pata de la coalición de su Ejecutivo pidió recientemente su dimisión.

Tezanos fue de forma indiscutida una de las figuras más controvertidas de la primera etapa de Sánchez en el poder. Sólo el PSOE -fue parte de su dirección- y un certero barómetro previo a las generales de abril le sostuvieron en la institución.

El mayor punto de fricción con sus hoy socios de coalición no llegó sin embargo fruto de un sondeo, sino de un artículo del propio Tezanos en la revista Temas, que también dirige. Vio la luz en octubre, apenas un mes antes de la repetición electoral y en él invitaba a concentrar el voto en el PSOE y el PP como solución al bloqueo político: "Lo único sensato es reaccionar con pragmatismo y con sentido de la utilidad de voto, concentrándolo en aquellos partidos que hoy por hoy pueden gobernar".

Podemos le denunció ante la Junta Electoral. Su secretario general, Pablo Iglesias, reaccionó de forma contundente a la publicación en su cuenta en Twitter: "El CIS es una institución pública, no el patrimonio del partido que gobierna. Tezanos, en tanto que presidente, no puede defender abiertamente el viejo bipartidismo y pedir el voto. Debería dimitir o ser cesado ipso facto". Iglesias es hoy vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030.

"Emperador del Universo"

El dirigente morado más crítico y mordaz contra Tezanos solía ser Pablo Echenique, que abandonó este papel el mismo día que borró buena parte de sus tuits a cuenta de sus opciones para ser ministro. Después del barómetro de julio, comentó: "Según el CIS del PSOE, Sánchez no necesita negociar con nadie porque, si decide obligar a los españoles a que vuelvan a votar, sacaría un 127% de los votos y sería elegido Rey de España, Presidente de la Comisión Europea, Papa de Roma y Emperador del Universo".

El barómetro definitivo sobre el 10-N, el CIS otorgó hasta 150 escaños al PSOE, al que las urnas dieron finalmente 120. La encuesta patinó en todos los pronósticos y la posición de Tezanos quedó aún más debilitada, pero él no se dio por aludido y zanjó la situación en una entrevista con un "no dimito porque ni soy adivino ni el CIS es una casa de adivinanzas".

Una semana después, se desahogó en un nuevo artículo en Temas contra los sondeos realizados por empresas privadas que sí acertaron en mayor o menor medida, calificándolos de "manipulados en función de intenciones propagandísticas".

Su huida dialéctica quedó enterrada por la propia actualidad, colonizada por las negociaciones para la investidura, que fructificaron la pasada Navidad. Más allá del reparto de ministerios, el segundo escalón pasa inadvertido con dos excepciones: Tezanos sigue pese a que Iglesias tenga que tragarse un segundo sapo tras la propuesta de Dolores Delgado como fiscal general del Estado. El CIS depende de Presidencia, por lo que el anfibio tiene similar procedencia.

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