Los consejos del doctor Ramírez para proteger los oídos de niños y adultos de las mascletás de Fallas

Los consejos del doctor Ramírez para proteger los oídos de niños y adultos de las mascletás de Fallas

Comunitat Valenciana SANIDAD

Los consejos del doctor Ramírez para proteger los oídos de niños y adultos de las 'mascletaes' de Fallas

No tomar la suficiente distancia puede provocar rotura o alteración del tímpano, del oído interno, pérdida de audición, acúfenos o desequilibrio.

13 marzo, 2023 06:00

Las fallas son una celebración muy popular en la Comunidad Valenciana que se lleva a cabo durante el mes de marzo. Durante esta fiesta, se realizan diversas actividades, como la construcción y quema de monumentos, desfiles y eventos pirotécnicos. Las 'mascletaes' son una parte importante de esta tradición, pero también pueden ser un problema para la salud auditiva.

El doctor Rafael Ramírez jefe de servicio de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital IMED Valencia, ofrece una serie de consejos para que los asistentes a estas fiestas falleras no sufran una lesión de oído por el ruido de las 'mascletaes', ya que el oído queda expuesto a un alto nivel de intensidad sonora y se deben tomar precauciones.

Lo primero que aclara el Dr. Ramírez es que el ruido es un fenómeno físico que puede producir alteraciones en nuestros oídos y también en otros órganos. A nivel de los oídos puede producir las siguientes patologías: alteraciones en el tímpano o rotura del mismo, alteraciones en el oído interno, pérdida de audición, acúfenos o cuadros de desequilibrio y vértigos.

Esto va a depender de muchos factores de la exposición al sonido, pero resumiéndolos hay dos fundamentales. "La intensidad del sonido que normalmente la medimos en decibelios y el tiempo de exposición al ruido", indica el Dr. Rafael Ramírez.

Normalmente, los sonidos por debajo de los 85 decibelios los podemos considerar seguros, pero a partir de esa intensidad se puede producir daño en los mismos.

Por ejemplo, si nos una persona es sometida a ruido de 85 decibelios durante más de 8 horas, pueden aparecer lesiones en el oído. "Conforme subimos la intensidad, cada 5 decibelios el tiempo de exposición que toleramos se va reduciendo a la mitad (90 decibelios 4 horas, 95 decibelios 2 horas, 100 decibelios 1 hora, 105 decibelios 30 min…)", enumera.

En el foco de la explosión de una 'mascletà', la intensidad del sonido puede llegar a los 170-180 decibelios. Esta intensidad produce lesiones inmediatas en el oído. Una forma de reducir esta exposición es aumentar la distancia al foco del sonido.

A unos 15-20 metros, el oído puede estar seguro para el tiempo que dura una 'mascletà' (5-7 min). En el caso de los niños, esta distancia tiene que ser mayor, ya que al tener un conducto auditivo más estrecho, la intensidad del sonido que puede hacer daño baja a unos 20 decibelios con respecto al adulto. La distancia recomendable en el caso de los niños debería ser de 50 a 60 metros.

Los tapones

Otra opción es utilizar un EPI de protección como tapones o cascos de protección. En sus especificaciones constan cuantos decibelios pueden amortiguar (siglas SNR), lo que permite calcular que protección necesaria para estar cerca de los 70 decibelios. Cabe recordar, no obstante, que esta intensidad es más o menos a la que se produce una conversación humana, así que intentar amortiguar más el sonido también podría ser peligroso al dificultar la comunicación o ponernos en peligro con el tráfico.

"Unos tapones de algodón o taparnos con las manos reduce unos 15-20 decibelios la intensidad del sonido, en caso de tapones de silicona o unos cascos reducen entre 20 y 40 decibelios", afirma el doctor Rafael Ramírez.

En cuanto a abrir la boca, no hay ningún estudio que diga que es útil, pero desde un punto de vista del funcionamiento del oído podría tener su utilidad. Quizá sea más útil deglutir o masticar, ya que eso permitiría que la presión dentro del oído sea la misma que en la parte externa, reduciendo la posibilidad de lesiones.

El doctor Ramírez concluye que, el límite entre la libertad y la seguridad se debe basar en que conocemos los riesgos de las cosas que hacemos y decidir si los asumimos o no. Es posible que sea menos emocionante guardar distancia segura y utilizar protección, pero hacerlo permite sentirlo más tiempo y, sobre todo, una mejor comunicación durante mucho más tiempo.