Joaquín Begines, el padre de Lucía.

Joaquín Begines, el padre de Lucía. Inma León

Andalucía Sucesos

Habla el padre de Lucía, la niña enterrada viva en hormigón: "Me quedé en 32 kilos, pero ya duermo"

Los asesinos de la pequeña han sido condenados a 40 años de cárcel pero han quedado libres de la prisión permanente revisable. Quiere que el juez le explique cara a cara la sentencia.

5 septiembre, 2020 01:48
Sevilla

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Joaquín sobrevive como puede desde el 16 de septiembre 2017. Lo hace con ayuda psicológica. De complexión delgada de por sí y con 1,70 de altura aproximadamente ha llegado a pesar 32 kilos y pasar largas noches sin dormir. Hace poco que lo ha conseguido.

¿El motivo? Ese fatídico día Lucía, su hija de seis años; Sandra, su expareja y madre de la niña --y embarazada de nuevo-- desaparecieron como si se los hubiera tragado la tierra. En parte fue así. También corrió la misma mala suerte el ciudadano turco Yilmaz Giraz, el novio de ésta. Joaquín abre a EL ESPAÑOL las puertas de su casa y cuenta sus sensaciones.

Dos semanas después aparecieron sus cuerpos sepultados en una fosa séptica en un cuarto de baño de una vivienda del barrio Cerro Blanco de Dos Hermanas. Esta barriada es conocida por su conflictividad y por el tráfico de drogas. Precisamente por esto último, los secuestraron, los tirotearon y los enterraron bajo hormigón para que nunca jamás fueran encontradosLa niña aún estaba viva cuando fue arrojada.

El pasado miércoles se conoció la sentencia y el padre de Lucía aún no se lo cree. Los tres principales acusados de un mismo clan familiar, Ricardo G. 'El Pollino', su padre Ricardo G.G. alias 'El Cabo' y su esposa, Elisa F.M., se han librado de la prisión permanente revisable, que pedían la Fiscalía y las acusaciones. A cambio tendrán que cumplir una condena de 40 años de prisión.

La madre de 'El Pollino', también acusada, fue absuelta mientras que a los dos secuestradores los condena a tres y cuatro años de prisión por un delito de detención ilegal. Por dos años y once meses condenó a la intermediaria que los puso en contacto.

Hablar con el juez

Este sevillano, natural de Los Palacios y Villafranca, no se va a conformar. Piensa llegar hasta el final porque de lo contrario siempre le quedará la espina clavada de que no hizo lo suficiente por su pequeña. "Yo no quiero esa pena, a mi hija le hicieron el mayor daño posible y yo quiero para ellos la mayor condena posible".

Reconoce que se está gastando en abogados un dinero que no tiene, pero no va a permitir que "el sistema judicial se ría" de Lucía. Así lo siente y va a ir a por todas. Es más, está moviendo cielo y tierra para hablar personalmente con el magistrado que presidió el tribunal, Juan Romeo. Este juez es un histórico de la asociación de Jueces para la Democracia en Andalucía y en Sevilla y está situado en la órbita progresista.

"Quiero que el juez me explique la sentencia en mi cara: ¿qué más tiene que hacer una persona para no ser condenado a la máxima pena estipulada en España después de matar a tres personas a la vez y siendo una de ellas menor? De verdad que no lo entiendo".

Los motivos

Joaquín no comprende los motivos que alega el juez en la sentencia. En concreto, éste rechaza la petición de la Fiscalía basándose en los argumentos expuestos por un exmagistrado de la Audiencia Provincial y actualmente miembro de la sala de apelación penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), José Manuel de Paul Velasco. Lo hace para alegar que en este caso no cabe la aplicación de la máxima pena.

No se basa en otras sentencias y reconoce que la tesis que recoge no es la doctrina mayoritaria --como ya ocurrió en el conocido crimen de Pioz--. No obstante, sostiene que sólo procede la prisión permanente revisable cuando el procesado ha sido sentenciado con anterioridad por otras tres muertes.

El juez va más allá porque descarta esta pena incluso para el crimen cometido sobre Lucía. Al respecto, asegura que al reconocer la alevosía y el ensañamiento en el asesinato ya se está agravando la pena. Por tanto, considera que imponer la prisión permanente sería aplicar la misma agravación dos veces en el mismo hecho.

 ¿Qué piensas de estos argumentos?

— "No me valen. Están muy bien puestas las condenas a prisión permanente revisable a Ana Julia Quezada por la muerte de Gabriel Cruz, o a 'El Chicle', por la muerte de Diana Quer, y ellos no habían matado antes a nadie".

Joaquín reconoce que él no tiene estudios pero que desde que conoció la sentencia ha hecho varias consultas y no ha encontrado a nadie que le den la razón a este juez. "No tengo dinero, no soy famoso, no soy nadie conocido y ¿como no soy nadie me pueden tratar como un don nadie?. No lo entiendo". Su abogado, José Estanislao López, también se muestra sorprendido y va a recurrir el fallo al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. La considera "absolutamente inexplicable".

Aquellos días

Al padre de Lucía se le humedecen los ojos y suaviza el gesto cuando habla de su pequeña. 

— La próxima semana se cumplen tres años de su muerte ¿cómo se sobrelleva?

— "Yo me acuerdo de mi hija todos los días, pero siempre durante este mes lo paso fatal. Ella desapareció el 16, mi cumpleaños es el 24, mi madre falleció cuando yo tenía 16 años un 28 de septiembre y el cuerpo de mi hija apareció el 2 de octubre".

Pero sin duda el día que peor lo pasa Joaquín por todo lo que conlleva es el 5 de enero. "Es el día de los niños por los Reyes Magos y encima era su cumpleaños. Ese día yo no tengo ganas de nada".

Joaquín Begines, el padre de Lucía.

Joaquín Begines, el padre de Lucía. Inma León

Sobre su madre, con la que mantuvo una relación de casi tres años --rompieron cuando Lucía tenía dos-- también guarda buen recuerdo. Vivió en casa de su familia en Las Tres Mil Viviendas durante un tiempo. "No se merecía lo que le pasó". Asegura que él no sabía que su pareja podría estar involucrado en asuntos de tráfico de drogas. "Mi hija era feliz y era lo único que me importaba".

Recuerda como una vorágine la jornada de la desaparición. Él debería haberla recogido el día antes pero como se partió la mano y la llevaron al médico, la madre le pidió que la dejara dormir con ella para darle las medicinas y la recogiera el día siguiente. Eso, asegura, que siempre le perseguirá aunque tiene su conciencia tranquila.

"Ese sábado por la mañana la llamé para preguntarle cómo había pasado la noche y para decirle que me pasaría a por ella sobre las 16,00 horas y ya no las volví a ver". La llamó varias veces y como no le cogía el teléfono, avisó a la madre de Sandra y lograron entrar en el piso. Ahí se dio cuenta de que algo raro había pasado porque había patatas en la freidora y dos hamburguesas crudas en la encimera, pero nada revuelto y la puerta cerrada con llave.

Creyó que estaban vivas

Pusieron la denuncia y asegura que durante esas dos semanas buscaba a las dos, a la madre y a la hija, y nunca pensó que estarían muertas. "Esos días fueron horribles, yo no sabía donde buscar aunque lo hacía día y noche y me dediqué a poner carteles con sus fotos por todos los lugares donde ellos habían vivido".

Hasta que recibió una llamada que le informó de que la Policía estaba en una vivienda del barrio Cerro Blanco. "Me fui para allá corriendo, la casa estaba rodeada de ambulancias y de coches de Policía. Cuando llegué arrollé a la gente pero me echaron hacia afuera".

Por la noche, recuerda que se retiró dos calles más atrás junto a familiares suyos, había mucha confusión y ya fue cuando un agente se acercó y les dijo que lo sentía. "Grité hijos de puta, perdí el conocimiento, me caí al suelo y me desperté en casa de mi tía".

"Desde ese momento hasta pasado un tiempo me convertí en un zombi, no hablaba, no comía, me quedé en 32 kilos". Recuerda aquellos días con terror pero reconoce que tuvo suerte porque no se enteró de nada durante un tiempo. Lo peor fue el día del entierro. "Cuando deposité la caja para incinerarla, dí un paso atrás y ya no me acuerdo de más".

— ¿Conocías a los asesinos de tu hija?

— "De nada, yo no sabía quienes eran. Nunca había escuchado hablar de ellos. Los vi en el juicio cara a cara y no mostraron ni un atisbo de arrepentimiento. Al revés, sus miradas, sobre todos las de Elisa, fueron frías y desafiantes".

Los recuerdos

Asegura que esos días han sido muy duros y que siempre vivirá con resignación y con los recuerdos de su hija. Fue una niña muy inteligente y risueña y le quedan muchos: las fotos que inundan su casa, sus juguetes, su ropa guardada cuidadosamente en un cajón y la pequeña 'Dora', por el personaje animado de Dora 'La Exploradora'. 'Dora' es un yorkshire que era de su pequeña y que es incapaz de regalar aunque no tenga mucho tiempo para cuidarla.

Joaquín Begines, el padre de Lucía, con su perra.

Joaquín Begines, el padre de Lucía, con su perra. Inma León

Señala que su familia, su pareja desde hace seis años que quería mucho a la niña, su padre y su abuela han sido su salvación en todo este tiempo.

Se considera un buscavidas, que ha trabajado en todo para sacar a su hija adelante. Ahora se ha tomado unos días de descanso en la empresa familiar en la que trabaja, que se dedica a las reparaciones del hogar. Tras la sentencia, no tiene fuerzas para nada pero piensa volver a la carga aunque el médico le ha aconsejado que se coja una baja. No lo va a hacer.

Joaquín reconoce, por último, que le duele que la gente haya podido pensar cosas raras sobre él porque en un principio no quiso hablar con la prensa. Asegura que nunca ha tenido nada que ver con el tráfico de drogas ni ha dado una calada a un porro. Solo ha fumado tabaco. Tampoco bebe.

Su única adicción es la coca cola y la búsqueda de la justicia para su pequeña, la víctima más inocente del narcotráfico. Siente que no pierde nada porque reconoce que, desde que murió Lucía, ya lo tiene todo perdido.