Las elecciones generales serán el de 28 abril. Así lo ha anunciado este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una declaración en el Palacio de la Moncloa tras presidir un Consejo de Ministros extraordinario. Su discurso ha servido para reivindicar profusamente los que Sánchez considera sus logros, dando tintes de primer mitin electoral a su anuncio de disolución de las Cortes. 

El anuncio pone fin a una semana e especulaciones surgidas de su propio equipo y a poco más de ocho meses de mandato, el más breve de la democracia. La semana concluye también con el naufragio de los Presupuestos Generales del Estado, los primeros que había presentado Sánchez. Algo así no ocurría desde el año 1995, cuando Felipe González vio cómo mordieron el polvo las últimas cuentas públicas que presentaba.

"Soy amigo de coger el toro por los cuernos", justificó Sánchez sobre la actitud con la que afronta los problemas. 

Sánchez: elecciones el 28 de abril

"La disyuntiva que se nos plantea es clara. O continuar gobernando con unos Presupuestos que no son los nuestros [...] o creer, como creo que España no tiene un minuto que perder", ha dicho para justificar la convocatoria electoral. 

Sánchez ha considerado inevitable la convocatoria de las elecciones tras el rechazo a sus Presupuestos. "Llámenme clásico, pero sin Presupuestos uno no puede gobernar", ha reconocido.

Sin embargo, el presidente ve en ellos una oportunidad. "Hay derrotas parlamentarias que son victorias sociales. La ciudadanía ha visto cuál es la hoja de ruta de este Gobierno", confía el presidente. 

Una glosa de sus éxitos

En ese sentido, Sánchez ha aprovechado su intervención para glosar todos los logros de su Gobierno, entre los que incluyó el aumento del salario mínimo y de las pensiones, la universalización de la sanidad o el impulso de reformas constitucionales como la que pretendía limitar los aforamientos o dejar de llamar "disminuídos" a los discapacitados. En total, han sido 13 leyes y 25 decretos-leyes. 

El presidente también ha lamentado las leyes que no han podido ver la luz por el "filibusterismo" de la oposición, como la de eutanasia, o las que reforman el marco laboral, la ley mordaza o el voto rogado. Contra PP y Ciudadanos ha dirigido la mayor parte de sus mensajes reprochándoles que le hayan considerado un presidente "ilegítimo" o "golpista" y "que se humilla". "A mí me sorprende que me pongan a mí un cordón sanitario y no se lo pongan a la ultraderecha. Cada cual elige los amigos con los que ir", ha dicho en referencia a Vox. 

Sánchez también ha tenido palabras para los partidos independentistas que le han fallado en los Presupuestos. "Fuera de la Constitución, nada. Dentro de la Constitución, todo", ha dicho. "Nunca renunciaré al diálogo porque en él podemos encontrar el camino para resolver nuestras desavenencias", según él. 

Ahora, España se encamina a las urnas en un escenario muy incierto en el que la convocatoria de elecciones generales se entremezcla con las europeas, autonómicas en 13 comunidades y municipales.

Cuatro meses de clima electoral

Éstas se celebrarán el 26 de mayo, por lo que España se adentra, desde este mismo viernes, en un intenso clima electoral que marcará la actualidad en los próximos casi cuatro meses. En ellos se renovarán todas las instituciones salvo cuatro gobiernos autonómicos (Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia) que no tienen previstas elecciones. 

El jefe del Ejecutivo comenzó a pensar en elecciones la semana pasada, cuando vio que su diálogo con los partidos independentistas no llegaba a buen puerto. Moncloa se volcó desde que llegó al poder en las negociaciones con ERC y PDeCAT, determinantes junto a Unidos Podemos y PNV en la moción de censura que lo hizo presidente.

La semana pasada llegó incluso a concederles dos importantes reivindicaciones: una mesa estatal y catalana de partidos para debatir el futuro de Cataluña y una figura de mediación, independiente de esos partidos o los Gobiernos, que encauzara las conversaciones. Pero los independentistas querían más, según lamentó el Ejecutivo.

Las negociaciones descarrilaron a finales de la semana pasada y el Gobierno decidió escenificar una abrupta ruptura con los partidos independentistas. Coincidía en el tiempo con la tramitación de los Presupuestos, que ambas formaciones avanzaron que torpedearían, y con la manifestación convocada por PP y Ciudadanos para el pasado domingo en la que Pablo Casado y Albert Rivera pretendían congregar la protesta de todo un país contra su presidente. 

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