"La ciencia no es más que el patio de recreo de los mayores" es una de las reflexiones que el pasado 8 de marzo abrían el programa Emprender con nombre de mujer, impulsado desde el Parque Científico de Alicante. Esa, en concreto, fue la que escogió Jennifer Martínez, una de las científicas que cuentan su historia en el proyecto para impulsar el acceso de las jóvenes al mundo STEM y visibilizar a los talentos de la investigación española.

Martínez eligió la Ingeniería Química como opción de carrera. Una disciplina tradicionalmente masculinizada en la que la mujer fue paulatinamente ocupando más asientos. Especialmente a partir de la Primera Guerra Mundial con la creación de la primera comunidad internacional para mujeres ingenieras, la Women's Engeneering Society (WES), que aglutina a aquellas que desarrollan su actividad en esta rama de la ingeniería.

Si cuando ella empezó a formarse, los referentes del momento llevaban nombres como el de Bárbara Johnson o Mary Walton, ahora, en 2023, es su ejemplo el que desde el Parque Científico esperan que sigan las niñas españolas. Martínez desarrolla actualmente su investigación de doctorado en el Instituto Universitario de Ingeniería de Procesos Químicos de la Universidad de Alicante (UA). 

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Labor investigadora

Allí, en el Grupo de Investigación de Residuos, Energía, Medio Ambiente y Nanotecnología (REMAN), Martínez trabaja para conseguir elaborar un material capaz de reemplazar a los plásticos convencionales derivados del petróleo. La base de esta prometedora alternativa a uno de los residuos más contaminantes del planeta está en el almidón termoplástico.

Su labor investigadora se enmarca dentro de actividades desarrolladas desde Solublion, una empresa vinculada al Parque Científico de Alicante de la que ella misma es subdirectora técnica. La compañía, galardonada con el premio Impulso a Mejor Iniciativa Empresarial, desarrolla soluciones biodegradables, compostables e hidrosolubles basadas en el almidón. 

Estas mezclas, aseguran desde la página oficial de la empresa, presentan la ventaja de no suponer un problema medioambiental al final de su vida útil en el caso de que acaben en los ecosistemas naturales.

Con ellas, "promovemos un avance hacia una economía circular y sostenible", reza su web, en un momento en el que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos. Una cantidad que, según un informe reciente de la ONU, podría triplicarse en 2040 si la tendencia mantiene el mismo ritmo, y que exige un cambio hacia enfoques más sostenibles en la producción y la adopción "rápida" de alternativas.

El último estudio publicado de Martínez busca desarrollar una nueva técnica para mejorar las propiedades de las películas termoplásticas hechas de almidón y alcohol polivinílico. Lo novedoso de esta investigación es el uso de estos oligómeros a través de la técnica de melt-mixing, que es una forma de mezclar los materiales en un estado fundido. Esta es un área poco explorada hasta ahora y representa un paso importante hacia la producción a gran escala.

Esta investigación es clave en la lucha contra la contaminación por plásticos, ya que ofrece una solución para mejorar las propiedades de estos agentes. Al reducir la migración de plastificantes, objetivo que se marcaron Martínez y el resto del equipo al comenzar el proyecto, podrían producirse materiales más duraderos y sostenibles, reduciendo así la necesidad de utilizar plásticos convencionales que tienen un impacto negativo en el medio ambiente.