Elia Santacreu (Random Box) con su personaje.

Elia Santacreu (Random Box) con su personaje. Cedida

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Elia Santacreu (Random Box), sobre la vida adulta: "Hay cosas que son una mierda y no pasa nada"

La alicantina acaba de presentar su libro 'Manual para la vida adulta', donde relata las dificultades de hacerse mayor. 

4 febrero, 2023 01:53

“Hay cosas que son una mierda y no pasa nada. O sí que pasa, pero podemos decirlo y a veces es mucho más fácil ser feliz aceptando que no todo va a ser bonito”. Esa es un poco la filosofía que se ha aplicado en su vida Elia Santacreu (1993), una alicantina que nació entre Jávea y Benissa. Su vida, como la de otros tantos culos inquietos, ávidos de saber más, ha dado para muchas historias. 

No ha dejado de hacer cosas, pero tampoco ha parado de cambiar de ideas. Ahora está presentando su primer libro, Manual para la vida adulta (Ediciones B, 2023), una oda a todas sus desdichas, pero donde también narra lo difícil que es hacerse mayor. Su vida ha pasado por numerosos puntos, incluso por numerosas profesiones. Desde pequeña, cuenta, ha estado enamorada de las artes escénicas y había acudido a una academia de baile. 

Pero cuando llegó la hora de elegir carrera, sucumbió a la presión social. Porque, como señala, las artes escénicas “no eran una carrera segura”. Acabó eligiendo estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valencia. No tardó mucho tiempo en arrepentirse. Le “seguía picando el gusanillo” de estar sobre el escenario. 

Portada de 'Manual para la vida adulta'

Portada de 'Manual para la vida adulta' Elia Santacreu Ediciones B

Al final, volvió a su pasión y empezó a compaginar la carrera de audiovisuales con una diplomatura en Arte Dramático. “Lo que más me apasionaba era actuar”, justifica. Como diría Will Smith en la canción del Príncipe de Bel-Air, por la mañana se sacaba el graduado sin cansarse demasiado, porque por la tarde acudía al escenario, su espacio natural, donde se sentía cómoda. 

A todo esto, cuando terminó, decidió aparcar por completo el mundo de los audiovisuales. “Era como si no lo tuviera y me fui directa al mundo del teatro”. Se mudó a Madrid, donde esperaba más oportunidades. En cambio, nada fue como esperaba. Era un cordero dentro de una manada de lobos. 

“Cuando trabajaba en teatro, tenía que tener siempre un segundo trabajo para poder pagar las facturas. No me llegaba para vivir, era muy difícil”. La vida de actriz no era nada sencilla, cuenta. Eran muchos los que querían vivir de ello, pero no había los suficientes trabajos. “Estaba muy cansada, tenía muy poco tiempo libre, tiempo para mi”, rememora. 

Al llegar a la capital, siempre pensó que nunca se iba a acabar su vocación por el teatro, pero terminó por irse del sector. “Llegó un momento en el que empecé a poner más en valor otras cosas, como poder salir a tomar algo un sábado sin pensar en todo lo que me falta, porque no ganaba tanto ni en el teatro ni en mi segundo trabajo como para poder estar tranquila”, explica. 

Y después de muchas casualidades de la vida, terminó en una beca para estudiantes que no habían ejercido su carrera. Otra vez, había cambiado de profesión. Esta vez, trabajando en comunicación corporativa. “No me apasionaba, pero era un sueldo mucho mayor. Tenía un horario de oficina que me permitía tener una vida personal mucho más cubierta”. 

Eso sí, tal y como cuenta, el cambio fue demasiado grande. Pasó de ensayos, giras, de un ambiente informal, divertido y con poca seriedad a uno mucho más serio, formal y de papeleo. “No me arrepentí, pero de repente me vi muy encasillada dentro de un mundo al que yo no sentía que pertenecía”, rememora. 

Así, se volvió a dar cuenta de que no era lo que esperaba de su vida. Tampoco estaba en el mejor momento personal de su vida. Por lo que decidió encontrar un medio para contar sus penas. De esta forma nació Random Box (@randomboxhere), una cuenta de Instagram donde ha publicado ilustraciones repletas de humor. 

Para Santacreu, gestionar las desgracias desde un tono satírico es la mejor forma para aceptar todo aquello que no te gusta. En su caso, volcó todas sus vivencias, las cosas que no le gustaban del mundo en las ilustraciones que publicaba en las redes sociales. “No me gusta nada el rollo Mister Wonderful, en el que parece que todo es bonito y que la felicidad está a la vuelta de la esquina. A veces es mejor aceptar que todo va a ser bonito”, defiende. 

Pregunta: Hablando del libro, ¿cuándo se hace uno adulto?

Respuesta: Personalmente opino que uno nunca se hace adulto. Uno es un niño lidiando con la realidad hasta el día de su muerte. Yo voy a cumplir los 30 en junio y no me siento adulta. A veces estoy en situaciones típicas de adulto como gestiones en el banco y pienso "no sé que estoy haciendo aquí" o "no sé quién pilota esto". Pero no sé si tengo toda la información que necesito para poder llevar adelante todo lo que se me viene. 

P.: Entonces, ¿considera necesario formar a los niños para gestionar la vida adulta? 

R.: No tengo un plan en la cabeza de cómo tendría que ser, pero yo hubiera agradecido que me contaran un poco lo que se me venía encima. Es verdad que siempre nuestros padres nos dicen que no todo va a ser de color rosa, pero quizás falta un poco de educación emocional o sobre salud mental. 

P.: ¿Esa es una de las razones que le ha llevado a estudiar psicología? 

R.: Sí. Yo he cambiado radicalmente porque hasta hace no tanto tiempo, era de esas personas que dicen que no quieren ir al psicólogo. No me fiaba de lo que me contara otra persona sobre mí. A ver si solo me van a sacar el dinero. Pero cuando pasé por mi etapa más difícil, empecé a ir a la psicóloga.

Descubrí cosas que ni yo sabía, cosas a las que no me había enfrentado. A veces, tenemos cosas que están en nuestra vida y, consciente o inconscientemente, las apartamos o las tapamos un poco porque no nos gustan. Descubrí cuánto tengo por aprender y conocer sobre mi misma y sobre el mundo en general. La verdad es que me enamoré completamente cuando empecé a ir a terapia y al descubrir cómo funciona la mente humana.

P.: En las últimas generaciones se ha normalizado el hecho de ir al psicólogo para estar bien y no porque uno esté loco. 

R.: En mi entorno está muy normalizado y menos mal. Ojalá se siga haciendo y haya más medios para que todo el mundo pueda ir al psicólogo y no solo los que se lo pueden pagar. Es necesario que la gente sienta que puede compartir la depresión o la ansiedad, que no se la va a estigmatizar o crear un tabú alrededor. Cuando hablamos de las cosas, pesan menos. 

P.: En el libro afirma que  “ser adulto es la mala racha más larga de tu vida”, ¿tiene también cosas positivas? 

R.: Lo positivo es estar vivo. Van a pasar cosas malas, por supuesto, pero también van a pasar cosas buenas. Tenemos una vida y hay que aprovecharla todo lo que podamos. Citando a Rigoberta Bandini, todas las tragedias, con el tiempo, y mirando hacia atrás, acaban teniendo cierto tinte de belleza. El recorrido, haya sido más fácil o más difícil, es tu recorrido y con el que has vivido. No todo es bueno o malo, pero esa es la gracia de la vida. 

Eso es la vida: encontrar un momento en el camino donde las cosas van a ir bien y disfrutarlo. Muchas veces pido consejos a mis seguidores para la vida adulta y en mi libro cito a una de ellas, que decía que la felicidad no es ni lineal ni permanente. Ahí está la clave. Disfruta cuando te venga. Nada es para siempre. Lo bueno no es para siempre, pero lo malo tampoco lo es. Aprovecha hasta donde puedas.