Montaje de una fotografía de Christine Pride y Jo Piazza junto a la portada de su libro.

Montaje de una fotografía de Christine Pride y Jo Piazza junto a la portada de su libro.

Referentes Brutalidad policial

Pride y Piazza (escritoras): “La violencia policial sobre los cuerpos negros siempre ha existido en EEUU"

La editora Christine Pride y la periodista Jo Piazza hablan con ENCLAVE ODS sobre brutalidad policial, tema de su última novela conjunta.

17 enero, 2023 01:45

Christine Pride es editora. Jo Piazza, periodista y podcaster. La primera vive en Nueva York, en la Gran Manzana. La segunda, en la ciudad que vio nacer al mito de Rocky Balboa, Filadelfia. Cada una desde una punta de Estados Unidos y desde una realidad vital diferente pusieron allá en 2018 sus mentes a funcionar como una, todo al servicio de la literatura.

De esa unión surgió No somos como ellos (Grijalbo, 2022), una novela sobre la amistad, pero también sobre la discriminación racial, la brutalidad policial en EEUU y la identidad en un país marcado por la violencia de sus fuerzas de seguridad sobre “los cuerpos negros”, como dicen las autoras. El proyecto comenzó mucho antes de que el debate racial tomase las calles de Estados Unidos, incluso de que el Black Lives Matter saltase al otro lado del charco.

“El asesinato de George Floyd en 2020 cambió por completo la conversación racial a nivel nacional, pero mucho antes ya había tiroteos y brutalidad policial en las noticias a diario”, cuenta Piazza. Y añade: “Llevábamos años viendo esta situación una y otra vez. Yo, como periodista, he tenido que cubrir este tipo de historias cientos de veces. Y Christine, como mujer negra, lleva toda la vida viviéndolo y hablando de ello”.

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Piazza reconoce que fue por ello por lo que se lanzaron a escribir una novela sobre la división racial de su país: “Hay un agujero en la ficción comercial, nadie se había atrevido a poner sobre la mesa este asunto”, reconoce.

Y Pride le da la razón: “Como editora, te pasas la vida buscando libros nuevos, ideas diferentes que tengan carga emocional, pero que también obliguen al lector a ponerse en la piel de los personajes. Como mujer negra, siempre me he preguntado qué pasaría si me viese envuelta en una situación de brutalidad policial, o un amigo, un vecino, mi padre… Porque los titulares son implacables y cuesta ponerse en la piel de la víctima a veces”.

Por eso, No somos como ellos, a pesar de contar la historia de amistad de Jen, la esposa de un policía que se ve envuelto en un tiroteo contra un adolescente negro desarmado, y Riley, una periodista que está a punto de convertirse en la primera presentadora negra de un canal de noticias de Filadelfia, tiene un arranque peculiar:

Cuando nota el impacto de las balas, primero en el brazo y luego en el estómago, la sensación no es la que siempre había imaginado. Porque, por supuesto, como cualquier chico negro criado en ese barrio, él la había imaginado. Había pensado que sería algo caliente y acelerado, como un navajazo; en cambio, todo su cuerpo se enfría, como si alguien le hubiera rellenado las entrañas de hielo.

El libro empieza con un tiroteo visto desde el punto de la víctima. Lo que siente, lo que se le pasa por la cabeza. “Sabemos que es difícil de leer, y fue muy complicado de escribir”, asegura Pride. Pero puntualiza, “la violencia policial contra los cuerpos negros lleva pasando desde el inicio de las fuerzas de seguridad en Estados Unidos, no es algo nuevo”. Sin embargo, el dibujo que se suele hacer desde los medios de estas situaciones encajonan, cuentan las autoras, a las víctimas en estadísticas.

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Por eso, insiste Pride, era importante para ellas que Justin, el adolescente ficticio asesinado en el libro por el marido de una de las protagonistas, fuese “un ser humano, que tuviese agencia en ese momento preciso, cuando la vida se le escapa entre los dedos de las manos”. Solo así, reconoce, podían separar su novela de “los titulares que deshumanizan” y que “se ven a diario”.

La amistad de dos mujeres

El inicio de la novela es premeditado: abre la puerta a esa preocupación social que empapa todas las páginas. “El libro trata de la amistad de Jen y Riley, que se conocen desde niñas, pero ese tiroteo inicial lo cambia todo”, cuenta Pride. Y añade: “Queríamos hablar de la amistad entre dos mujeres y cómo las acciones racistas del marido de una impacta en su relación. Pero no podíamos hacerlo sin darle voz a Justin, que es la verdadera víctima en la historia”.

Pregunta: Ambas llevan años trabajando juntas, tienen una relación laboral, pero también de amistad. ¿Cuánto hay de vosotras en las protagonistas de la novela, Riley y Jen?

Christine Pride: Mucha gente nos lo pregunta, pero son personajes completamente ficticios. Obviamente, beben de muchas experiencias personales de ambas, pero el grueso de los personajes nace de toda la investigación que llevamos a cabo y las entrevistas a agentes de policía, tanto negros como blancos, a sus parejas y a víctimas de violencia con armas.

Jo Piazza: Es verdad, la mayoría de las cosas que encuentras en el libro las hemos observado durante la investigación y luego las hemos ficcionado.

C.P.: Tuvimos muchísimas conversaciones en espacios blancos en las que, de otra forma, yo no hubiese participado. Y al revés: Jo estuvo presente en muchos espacios negros en los que si no, no hubiese estado. Pero el libro no es para nada autobiográfico, solo bebe de nuestras observaciones.

J.P.: Aunque es verdad que hay pequeños detalles autobiográficos. Jen está embarazada en el libro. Yo estaba embarazada en aquel momento. Así que Christine escribió la parte del parto, porque di a luz durante ese periodo, y cuando lo leí fue un ‘hazlo mucho peor’ [ambas ríen con complicidad].

Piazza asegura que, aunque su novela trate de una amistad interracial, en ningún momento se plantearon escribirlo “divididas por la raza”. Porque, explica, el libro tiene “un gran componente racial”, pero lo que de verdad construye a las protagonistas es “el hecho de que son dos mujeres en el mundo, y dos amigas en el mundo”.

P.: Dicen que llevaron a cabo muchas entrevistas, mucho trabajo de investigación, pero ¿qué fue lo que más les sorprendió de todas esas conversaciones?

J.P.: No queríamos ser moralizantes, así que hablamos con muchas víctimas de tiroteos, con sus madres, pero también con agentes policías y sus esposas. Queríamos retratar todas las perspectivas de la manera más rigurosa posible, porque esa humanidad no suele verse en los medios de comunicación.

C.P.: La mayoría de las entrevistas ayudaron a perfilar las ideas que ya teníamos y reafirmaron las cosas que ya sabíamos.

J.P.: Exacto, y de todas esas entrevistas a mí, personalmente, me sorprendieron dos cosas. La primera fue al hablar con las esposas de los policías…

C.P.: Ahora seguimos las vidas de muchos agentes en Instagram.

J.P.: Lo más curioso fue darnos cuenta de que ser esposa de un policía se acaba convirtiendo en parte de tu propia identidad. Internalizan la profesión de sus esposos y se convierten en una verdadera comunidad, una familia.

P.: Joe, decía que le sorprendieron dos cosas. Esa es una, ¿y la segunda?

J.P.: Para otro proyecto en el que trabajaba en paralelo al libro, me tocó entrevistar también a muchas víctimas de tiroteos con policías, a sus madres, y lo que me decían una y otra vez era que nadie estaba contando sus historias. Nadie estaba explicando quiénes eran sus hijos, solo había caricaturas de ellos. Nadie iba más allá, se quedaban en lo superfluo.

C.P.: Empezamos este viaje antes de que hubiese una conversación a nivel nacional sobre la raza, y la discriminación y la violencia… Y nadie, nadie, hablaba de ello. Todo el mundo quería ponerlo sobre la mesa, incluso ahora está en el punto de mira, pero nadie tiene una conversación sincera sobre el tema. Como persona que lleva toda su vida hablando de los aspectos raciales de ser una mujer negra en Estados Unidos, me sorprende sobremanera que a la gente le cueste tanto hablar de ello.

J.P.: Creo que hay una sed de conocimiento, una verdadera necesidad de tener este tipo de conversaciones, pero no solo sobre raza. En un mundo tan polarizado como en el que vivimos, con tantas divisiones, la gente quiere empezar estas conversaciones difíciles, pero no saben cómo.

Las dos autoras esperan que su libro pueda ayudar a muchas personas a empezar esas “conversaciones difíciles” sobre raza, género, identidad, política o justicia.