Las playas son uno de los mayores atractivos en nuestro viaje. En todo el mundo, existen miles de arenales con diferentes composiciones y colores. Incluso existe una playa (la de los Cristales, en Galicia) que antes era un vertedero. Sin embargo, uno de los más diferentes e impresionantes es la conocida como la playa de los Diamantes, que se sitúa en pleno Círculo Ártico en la costa sur de Islandia.  

Una playa fascinante situada a unas seis horas de la capital Reikiavik y cuyo nombre de Playa de los Diamantes o Diamond Beach está relacionado con los curiosos trozos de hielo que recorren y adornan, como si de joyas se tratasen, la suave arena volcánica de color negro. Unos cristales de hielo que, bajo la luz del sol, resplandecen casi como diamantes, de ahí su nombre y la razón de que se haya catalogado como uno de los paisajes más maravillosos. Pero ¿qué hay detrás de estas formaciones de hielo y cómo la naturaleza llegó a formar esta playa?

¿Cómo se formó esta playa y cuál es el origen de sus diamantes?

Como sucede con muchas de las playas ubicadas en Islandia, la Playa de los Diamantes es otra de esas playas en las que la arena de color negro carbón contrasta a la perfección con las aguas heladas y, en este caso también, con el resplandor del hielo. En esta playa, la alta concentración volcánica causada por las erupciones que ha experimentado esta zona del país ártico a lo largo de su historia, es la que da esa tonalidad oscura a su arena.

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Por otro lado, estas costas han sido conducto de miles de icebergs que pasan primero por la Laguna glaciar Jökulsárlón, desde la que son arrastrados por la corriente hasta la Playa de los Diamantes. El origen del lago glaciar Jökulsárlón se remonta al retroceso del glaciar, que ha dado lugar a la formación de una laguna o lago en el interior. Una impresionante laguna que alberga una colección de majestuosos icebergs desprendidos de la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull.

Por su lado, el lago Jökulsárlón se encuentra a una corta distancia del océano, estableciendo una conexión natural entre el lago y el mar mediante el río Jökulsá. Los impresionantes icebergs que pueblan la superficie del lago son trasportados de esta manera hacia el mar por la fuerza de la corriente del río, creando un fascinante ciclo de movimiento.

Estos trozos de hielo moldeados por su paso a través de las aguas y el aire, llegan a esta playa en todo tipo de tamaños, desde el tamaño de la palma de una mano, hasta casi el de una persona. Su color también varía desde el azul más intenso y profundo hasta el blanco brillante, también pasando por tonos turquesas.

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Una playa diferente cada día

Más allá de estos trozos de hielo con forma de diamante que la hacen única, esta playa también se caracteriza por tener un aspecto diferente cada día. Y es que, mientras el hielo se derrite, nuevos trozos de hielo continúan arrastrándose a su arena, por lo que el paisaje no deja de ser único y distinto cada día y con el paso de las horas.

De ahí que pasear por esta playa o simplemente fotografiarla sea una experiencia única, más aún si las visitas en la época de auroras boreales. Todo ello hace de este, uno de los rincones en la naturaleza más espectaculares del mundo.

Un auténtico tesoro natural que asegura a todo visitante un paisaje capaz de cautivar cualquier retina, ya que es imposible no quedarse embelesado observando la variedad de formas, tamaños y tonalidades de los icebergs, tan parecidos a auténticos diamantes repartidos por la costa.

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¿Por qué estos icebergs tienen diferentes tonalidades?

Normalmente, cuando hablamos de icebergs nos viene a la cabeza el color azul o blanco azulado. Lo cierto es que, aunque la mayoría sí que tienen esta tonalidad y sobre todo si son puros y no tienen ningún tipo de contaminante, su coloración también puede variar en función de la concentración de minerales, residuos, burbujas y edad.

Su diversidad de colores y matices, no dejan de ser una ventana al pasado geológico y climático de la Tierra. Estas son las diferencias más destacadas en función del color que presente el iceberg:

Los icebergs blancos

Los icebergs blancos se originan cuando diminutas cápsulas de aire se mezclan con la nieve y quedan atrapadas en el hielo. A medida que el tiempo transcurre y la compresión, el derretimiento y el congelamiento se suceden a lo largo de miles de años, estas capas de nieve se incorporan al iceberg.

Estas pequeñas burbujas reflejan la mayoría de las longitudes de onda de la luz, dando a los icebergs jóvenes su característico tono blanco.

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Los icebergs azules y verdes

Testigos del paso del tiempo, los icebergs azules y verdes suelen ser los más antiguos. A medida que sus capas se comprimen durante milenios, muchas de las burbujas en su interior son expulsadas. Esta pureza permite que la luz solar penetre más fácilmente, filtrando las longitudes de onda más largas como los amarillos, naranjas y rojos.

Lo que emerge son los tonos frescos del espectro: azules y verdes. El tamaño del iceberg también ejerce su influencia en el color, ya que los icebergs más grandes permiten que la luz viaje más lejos, reduciendo la porción de longitudes de onda larga.

Los icebergs negros y grises

Provenientes de un inusual origen, los icebergs negros y grises se forman mayormente por la concentración de ceniza volcánica y otros residuos capturados durante el proceso de formación y compactación del iceberg.

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Los icebergs multicolor

Un espectáculo cautivador se despliega cuando aparecen icebergs con rayas de diferentes colores. Este fenómeno ocurre cuando se crean grietas en el hielo que luego son llenadas por otro tipo de agua, diferente de la que formó originalmente al glaciar. Esta agua adicional se congela con características únicas de transmisión de luz, creando un intrigante contraste de tonalidades dentro del iceberg.