Imagen de archivo: red mundial de conexiones.

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Historias

'Monnett', el Instagram europeo que lanzará su versión beta en 2026: "Rechazamos la IA, ya la tienen en otros servicios peores"

El proyecto plantea la necesidad de infraestructuras digitales que sean seguras, combatan las 'fake news' y no acojan propaganda de potencias hostiles.

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China tiene Douyin, versión local de TikTok, o Weibo, el "Twitter chino". Donald Trump cuenta con su propia red, Truth, desde la que lanza mensajes que pueden cambiar el destino geopolítico del mundo.

Más o menos cercana a él vía el billonario Elon Musk —el mismo que pide destruir la Unión Europea porque lo multa por saltarse la ley—, la antigua Twitter, actual X. ¿Necesita Europa su propia red social para defenderse?

"Europa ha externalizado su responsabilidad de crear lugares de encuentro e intercambio", explica Christos Floros, griego afincado en Luxemburgo e impulsor de la red social 'Monnett', un intento de un Instagram europeo que lanzará su versión beta en 2026 y ya puede descargarse a prueba.

"Durante mucho tiempo hemos sido ingenuos con la idea de que nuestros espacios de encuentro los gestionasen personas sin interés en que los ciudadanos europeos intercambien ideas o se reúnan. De hecho, ahora mismo estamos viviendo como esos espacios virtuales se usan como arma contra nuestros intereses", añade.

Floros promueve desde hace meses una campaña de captación de fondos vía redes sociales, es decir, usando a la competencia a la que quiere copar, para establecer la idea de una competencia "local" de Meta, X o TikTok, centrada en los intereses, la cultura y los valores europeos.

Al contrario que iniciativas como Mastodon u otras redes del llamado Fediverso, que se presentan como alternativa sin ánimo de lucro y descentralizada al modelo norteamericano o chino, Floros, que no es ingeniero, sino empresario y abogado especialista en derechos civiles (además de candidato al Parlamento Europeo en 2024 por su país de adoptación) defiende la necesidad de la iniciativa privada.

"Hace falta usar las herramientas del mercado para poder crear verdadera competencia", opina. "No quería crear una entidad como OpenAI, que nació como sin fines de lucro, para luego años después decir: 'oye, por cierto, sí tenemos fines de lucro'. Pero este proyecto requiere una gran inversión y precisamos de todas las ayudas posibles".

Imagen de archivo de la Tierra convertida en datos.

Imagen de archivo de la Tierra convertida en datos. Istock

Floros, europeísta convencido, cree que proyectos como el suyo son esenciales para el futuro de la UE y eso implica "un competidor empresarial contra las grandes tecnológicas".

También cree que "con suerte, si hay mucho interés, en el futuro nuestra empresa u otras se desarrollarán con implicación de los gobiernos, con un fondo de inversión público o un modelo similar, que haga que tengan control democrático. Pero ahora mismo no puedo ser tan arrogante de esperar que ocurra porque sí".

'Monnett' es un juego de palabras que suma mon, 'mi' en francés, con net, 'red' en inglés. También alude sin mucho disimulo a Jean Monnet, político y economista francés considerado uno de los padres de la actual Unión Europea junto a Konrad Adenauer, Robert Schuman y Alcide De Gasperi, el primer presidente de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), aunque con la 't' extra al final —"por transparencia", según el empresario— para evitar problemas legales.

Cafetería vs. centro comercial

Floros comenzó en este proyecto por su preocupación por la privacidad de los datos, que es una de las prioridades de la futura 'Monnett': "No necesitamos tus datos. Si dos personas se hacen amigas en nuestra red, no rastreamos cuánto interactúan o sobre qué hablan. No es nuestro modelo de negocio".

Para el griego-luxemburgués "el servicio que debe proporcionar una red social de este tipo es como una cafetería. Chez Monnett. ¿Necesita saber el dueño de la cafetería de qué hablas con tus amigos para que su negocio sea rentable? No creo, o en realidad su negocio no es la cafetería, sino otra cosa".

El plan de negocio implica, por tanto, la suscripción. "Las encuestas indican como mucha gente ya paga, por ejemplo, por un servicio de música. Esperamos ser parte de la transición que va a normalizar pagar por tu experiencia en una red social para no tener que convivir con anuncios, mensajes de odio o contenido creado por IA. En un mundo perfecto, muchas de estas cosas son proporcionadas por el estado, pero ninguno, ni Europa, se han movido rápido para estas cosas".

Critica que "las grandes tecnológicas desarrolladas en los Estados Unidos han normalizado esta mentalidad de centro comercial donde entras en este enorme espacio donde todo está pidiendo tu atención. Nosotros nos inspiramos en algo así como la plaza de una ciudad europea, en la que la gente se conoce, te tomas un café tranquilamente y pasas horas hablando con tus amigos".

En este sentido, la otra pata de esta seguridad es "trabajar con proveedores europeos. Va a ser luxemburgués con infraestructuras construidas aquí. La Comisión Europea ya considera la necesidad de cuestiones de ese tipo como esencial para la seguridad, pero es que además es una forma de que sea más barato y eficiente".

Más allá de su proyecto, de hecho, opina —aclarando que no quiere "sonar como alguien que aspira a ser una especie de gurú"— que "es absolutamente crucial que Europa desarrolle su propia infraestructura digital. Estados Unidos tiene su propio ecosistema de proveedores y constructores, en parte provocan burbujas como la que estamos viendo con la IA, pero también permiten que muchos proyectos escalen".

Actualmente, unas 20.000 personas están usando la versión de 'Monnet' disponible online, la mayoría desde el Benelux —Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo— por ser el área de acción de sus propios creadores, pero también de Alemania, Francia o Reino Unido.

El objetivo nada modesto para finales de 2026, tras el lanzamiento de la beta, es "alcanzar el millón, aunque realmente no tendrá sentido hasta que lleguemos a la masa crítica de al menos 15 millones de usuarios… más adelante".

Código informático superpuesto sobre un hombre irreconocible.

Código informático superpuesto sobre un hombre irreconocible. shapecharge Istock

Durante la charla con ENCLAVE ODS, Floros cita, por ejemplo, al antropólogo y activista por el derecho a la ciudad David Harvey, a Yanis Varoufakis y sus comentarios al tecnofeudalismo, e incluso a Pedro Sánchez. "Creo que todas las críticas al poder de algunas empresas de Estados Unidos están justificadas, pero, ¿habrá que hacer algo, no?".

Para él, "tenemos que construir redes sociales hechas para humanos", algo que en su opinión casa con "los valores europeos. En nuestra red vamos a rechazar la IA, por ejemplo. Si quieres contenidos con ella, ya tendrás otros servicios, seguramente mucho peores".

Críticas y alternativas a 'Monnett'

Ekaitz Cancela, periodista, autor del ensayo Utopías digitales, editor en Verso libros e investigador del grupo tecnopolítica de la Universidad Complutense de Madrid, considera el actual estado de 'Monnett' como "una aplicación pésima, una mala copia de Instagram: tiene problemas de carga, sin texto, solo fotos duplicadas y ni siquiera ofrece funcionalidades básicas".

Calcula que se necesitarían "más de 600.000 euros para un resultado decente" y añade que entre los inversores privados del actual proyecto ya se encuentran ejecutivos de Microsoft, por lo que pone en duda su carácter de europeo —Floros no aclara los socios estratégicos con los que ya dice contar—. "No parece una red social que alguien vaya a usar después de un año", añade.

Para el periodista, "las redes libres como Mastodon o el Fediverso son mucho mejores y siguen en la vida cotidiana de las personas. Cuando Twitter sufrió su éxodo masivo, los usuarios de estas plataformas se articularon creativamente para atraer a muchísima gente, precisamente porque tenían una comunidad real de fondo".

Para Cancela, la respuesta debe surgir de "universidades, bibliotecas, archivos, movimientos sociales, todo ese ecosistema que está en los márgenes del mercado y del Estado, que es donde realmente se produce cultura y se articula sociedad".

Desde ahí, Europa puede aspirar a un espacio de encuentro digital propio porque "se pueden plantear redes con debates filtrados por comunidades con criterios editoriales propios y colectivos, con geolocalización que sirva para informarte de eventos relevantes sobre esos intereses en tu zona, y que te permitan descubrir artículos críticos y seguir de manera muy intuitiva lecturas similares o encontrar información de medios de calidad".

"Ese es el tipo de redes sociales, y con esos actores, que tenemos que construir: alternativas públicas basadas en el común", añade, tajante.

"Ahí es donde tenemos que poner los recursos, donde debemos que exigir a los estados que bloqueen las alternativas privadas, fomenten bases de datos públicas y abiertas que usen luego las iniciativas autónomas y sumando redes federadas culturales, sociales y políticas que construyan las alternativas", concluye Cancela.