Un nuevo ecosistema con influencia humana en el mar Báltico.

Un nuevo ecosistema con influencia humana en el mar Báltico. Duke Marine Robotics & Remote Sensing Lab Nature

Historias

La vida brota entre las bombas de la II Guerra Mundial: 43.000 organismos crean un nuevo ecosistema en el Báltico

Un estudio de la Universidad de Duke afirma que los detritos de los conflictos bélicos se están convirtiendo, poco a poco, en nuevos hábitats.

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Raquel Nogueira
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Hasta 1972 era común deshacerse de las bombas sin detonar y otro tipo de residuo relacionado con las guerras arrojándolo al mar. Munición que, por otro lado, contenía —y sigue haciéndolo— altos niveles de químicos tóxicos para la vida marina.

De ahí que el Convenio sobre la prevención de la contaminación del mar (o Convención de Londres) prohibiera esta práctica nociva para las masas hídricas del planeta.

Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Duke (EEUU), publicado en Nature Communications Earth & Environment, indica que los revestimientos de metal de bombas y otros escombros bélicos proporcionan "una superficie perfecta para que la vida marina arraigue".

Según los hallazgos de Andrey Vedenin y su equipo, en el mar Báltico, por ejemplo, habría más vida marina viviendo en los vestigios de la Segunda Guerra Mundial que yacen en él que en los sedimentos que los rodean.

Y es que, indican los investigadores en su estudio, se calcula que se desarrollarían más organismos marinos capaces de tolerar los niveles tóxicos de los detritos si disponen de una superficie dura en la que instalarse.

Detalle de los organismos hallados en las ojivas del mar Báltico.

Detalle de los organismos hallados en las ojivas del mar Báltico. Cedida Nature Communications Earth & Environment

Asimismo, los resultados de la investigación demuestran cómo los restos de conflictos humanos pueden reconvertirse en nuevos hábitats para la vida marina. De esta manera se refrenda un estudio similar sobre los restos del naufragio de una flota de la Primera Guerra Mundial en Maryland, Estados Unidos.

El tesoro del Báltico

Los investigadores explican que las ojivas de bombas voladoras V-1, un tipo temprano de misil de crucero utilizado por la Alemania nazi a finales de la Segunda Guerra Mundial, son uno de los pequeños tesoros habitados que han descubierto en el fondo del Báltico.

Pero ¿cómo se convierte la artillería destructora en un albergue para la vida? El equipo de Vedenin insiste en que lo que vieron al zambullir su sumergible por control remoto en las aguas bálticas fue sorprendente: "Había significativamente más especies presentes en las municiones que en el sedimento", indica el estudio.

En concreto, encontraron una media de alrededor de 43.000 organismos por metro cuadrado en comparación con los 8.200 que había en las zonas colindantes.

Dureza vs toxicidad

Los autores recalcan que ya estudios anteriores habían registrado magnitudes similares de abundancia de vida marina en superficies duras naturales de la zona.

Lo más sorprendente del hallazgo es el gran espectro en el que se movían las concentraciones de compuestos explosivos (principalmente TNT y RDX) en el agua. Registraron desde tan solo 30 nanogramos por litro hasta 2,7 miligramos por litro. Esta última cifra, matizan los investigadores, sería "potencialmente mortal y tóxico para la vida marina".

Tras analizar los datos recabados, Vedenin y su equipo llegaron a la conclusión de que, para buena parte de la vida marina, instalarse en "las superficies duras de las ojivas supera con creces la desventaja que supone la exposición a tóxicos".

Vista aérea de los nuevos ecosistemas en el Báltico.

Vista aérea de los nuevos ecosistemas en el Báltico. Cedida Nature Communications Earth & Environment

Los investigadores indican que los "organismos se observaron principalmente en los revestimientos y no en el material explosivo expuesto", y arguyen que esto podría reflejar que las formas de vida intentan limitar su exposición a los químicos de las bombas.

Eso sí, los autores concluyen, tajantes: "Aunque las municiones son actualmente un hábitat importante en la bahía, reemplazarlas por una superficie artificial segura beneficiaría aún más al ecosistema local".