Fotograma de un capítulo de la serie 'Outlander' en el que someten a Geillis y Claire a un juicio por brujería en Escocia.

Fotograma de un capítulo de la serie 'Outlander' en el que someten a Geillis y Claire a un juicio por brujería en Escocia.

Historias 8M

Escocia, kilts y el mito de las quemadas en la hoguera: esta es la historia de las mujeres asesinadas en la 'caza de brujas'

Escocia crea un patrón específico para su tradicional falda como homenaje a estas 'hechiceras' que se han convertido en símbolo feminista. 

Más información: El regreso de las brujas: de horripilantes ancianas caníbales a símbolos feministas

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"Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar" es uno de los lemas más leídos en pancartas y escuchados en las manifestaciones del 8M a lo largo y ancho del planeta. En español, en francés, en alemán, en inglés e, incluso, en escocés.

Y son estos últimos, los escoceses, quienes recientemente han decidido convertir la historia de las mujeres víctimas de los juicios de brujas en un "monumento vivo". Lo han hecho, precisamente, a través de uno de los emblemas del país: los tartanes, esas telas de lana características de Escocia y con las que se fabrican los kilts. 

El Registro Escocés de Tartanes añadía, así, el pasado febrero, un nuevo patrón (o diseño) bautizado como tartán de las brujas de Escocia. Con él, se busca homenajear a las personas —en su mayoría mujeres— perseguidas, torturadas, encarceladas y asesinadas entre 1563 y 1736 como consecuencia de la Ley de Brujería. 

Esta iniciativa surge como parte de una campaña para reconocer, aseguran desde la institución a EuroNews, las "ejecuciones injustificadas" y recordar "las injusticias históricas que se derivan del deseo de subyugar a las mujeres, estigmatizar la medicina popular y perseguir a las parteras".

Este nuevo tartán viene a continuar el camino que comenzara el 8M de 2022 la entonces primera ministra Nicola Sturgeon cuando, en el parlamento escocés, reconoció la sinrazón de la caza de brujas llevada a cabo entre el siglo XVI y el XVIII. "A pesar de que la Ley de Brujería escocesa lleva siendo historia desde hace mucho, la profunda misoginia que la motivó sigue presente", dijo. 

Caza de brujas

Sturgeon añadió que "aún vivimos con ella. Hoy no se presenta acusando a nadie de brujería, sino en forma de acoso diario, amenazas de violación que llegan a través de la red y violencia sexual". Precisamente por eso hay quien desde hace varios años pide recuperar la figura de las brujas para, como escribió la filósofa feminista Silvia Federici, "revivir entre las generaciones jóvenes la memoria de una larga historia de resistencia que hoy corre el peligro de ser borrada".

En su obra cumbre, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Traficantes de sueños, 2010), Federici habla de la "violenta transición del feudalismo al capitalismo". Justo esa, dice, que se produce en la Edad Media y que coincide con esa caza de brujas que se expande por toda Europa y a cuyas víctimas ahora homenajea Escocia. 

La filósofa argumenta que fue en ese momento histórico en el que se asentaron las bases de las divisiones de género y, en cierto modo, se expulsó a las mujeres de la vida pública. En Calibán y la bruja habla de cómo dos siglos de torturas y ejecuciones condenaros a miles de mujeres a la muerte en la hoguera, pero en el imaginario popular se asume como una mera anécdota o pie de página en la historia. 

Sin embargo, como explica Bill Naphy, profesor emérito de la Universidad de Aberdeen, en el marco de un curso sobre brujería impartido por ese centro educativo, la caza de brujas tuvo un fuerte impacto "en muchas cuestiones" de la época y "transformó la sociedad del momento". 

"Brujomanía" moderna

Tal y como asegura Federici es sus ensayos, al señalar a las mujeres que no encajaban en unos parámetros determinados como brujas, se reorganizó el Estado de manera que a ellas las dejaran relegadas al escalón más bajo de la escalera social. En Calibán y la bruja, además, define esta cacería como "una poderosa dinámica de expropiación social dirigida sobre el cuerpo, los saberes y la reproducción de las mujeres".

Este proceso, argumenta Federici, empezó en la Edad Media, pero no alcanzó todo su explendor hasta años más tarde. Tal y como escribió el folklorista y mayor experto en el fenómeno de la brujería, Gustav Henningsen, en un ensayo publicado en la revista científica eHumanista. Journal of Iberian Studies, "la caza de brujas ya no se puede considerar como algo perteneciente a la Edad Media".

Y es que, explicaba el ya fallecido experto, la persecución de las mujeres en ese periodo "fue insignificante en comparación con la brujomanía de la Edad Moderna". Tras décadas estudiando los archivos judiciales de las causas relacionadas con la brujería, Henningsen llegó a una conclusión clara: quedan registro, en Europa, de "un total de 100.000 causas, de las cuales unas 50.000 terminaron con pena de muerte".

Además, su investigación apuntó a que "en la Edad Moderna miles de supuestas brujas y brujos fueros procesados por los tribunales inquisitoriales del sur de Europa, pero extremadamente pocas fueron quemadas: 59 en España, 36 en Italia y 4 en Portugal". Hecho que no las libró de la tortura. 

Las brujas de hoy

Podría decirse que las olvidadas de la historia, por tanto, han sido las brujas torturadas —se librasen o no de la ejecución—. Su figura es, precisamente, la que hoy recupera el movimiento feminista en todo el mundo.

Aunque primero lo hiciese Matilda Joslyn Cag, sufragista en la que se inspiró Lyman Frank Baum para escribir El maravilloso mago de Oz. Ella fue la primera en recuperar la historia de las brujas y enmarcarla dentro de la violencia contra las mujeres. Además, Joslyn Cag se autodenominó como tal y podría decirse que gracias a ella surgió ese lema con el que arranca este texto: "Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar". 

No obstante, no fue hasta que llegó el Movimiento de Liberación de la Mujer estadounidense en los años 70 que se reavivó el interés por la caza de brujas. Y es que, como ha asegurado Federici en múltiples intervenciones públicas, fue entonces cuando se empezó a reconocer que se trató de un fenómeno que ha dado forma a la posición que ocuparon las mujeres en la sociedad en los siglos que le siguieron.