El corto español que quiere llevar ante la ONU las violaciones a los Derechos Humanos en África

"Al acabar una de las proyecciones del corto, se nos acercó una mujer, una señora, y nos dijo: no sabía nada de esto, ¿qué puedo hacer yo?" explica Néstor López y Carlos Valle, directores del cortometraje documental Semillas de Kivu, seleccionado para proyectarse ante la ONU y al Parlamento Europeo por sus revelaciones sobre las violaciones de los Derechos Humanos en el Congo.

"La gente no tiene absolutamente ni idea de lo que supone el impacto de un consumo tan frenético", explican a ENCLAVE ODS. "Y además está todo cada vez más dulcificado, ¿no? El móvil con mejor cámara, con más calidad, el coche que no contamina. Bueno, sí, claro, necesitamos coches y móviles para vivir, pero creo que se puede hacer de una manera más ética".

Semillas de Kivu cuenta en 29 minutos la situación en Kivu, provincia del Congo, considerada una de las regiones más violentas del mundo, y sigue a un grupo de mujeres atendidas en el Hospital Panzi, en la localidad de Bukavu, donde trabaja el doctor Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz. Mujeres que han sufrido violaciones y torturas como forma de desplazar grupos humanos completos de las zonas ricas en minerales que se explotan por parte de empresas occidentales.

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El corto nació con el apoyo de Amnistía Internacional y fue premiado por esta organización en el Abycine, el Festival Internacional de Cine de Albacete. Además de proyectarse en el Parlamento Europeo y ante la ONU, el documental se ha estrenado este viernes 24 de enero en cines de Madrid, Sevilla, Bilbao, Toledo, Santiago de Compostela y Valencia, algo poco habitual para un corto, en España y en general.

"Es complicado encontrar hueco para estrenar cualquier cosa en cines, más un corto y más un documental", comentan los directores. "Pero tanto eso como la nominación al Goya o cualquier otro premio nos lo planteamos como una forma que se hable del tema. Si ganamos mejor, pero lo que queremos son entrevistas como esta, que nadie se olvide de lo que está pasando en África y sepan que desde Europa podemos hacer algo al respecto".

Pasar a la acción

"La denuncia y la poesía están bien, pero lo que pedimos es acción" apuntan López y Valle. "Lo que pide Denis Mukwege, y pedimos desde en Semillas de Kivu, es un Tribunal Internacional, como los que hubo con los crímenes de guerra en Yugoslavia y en Ruanda en los 90. Es la única solución para que se haga justicia y se ponga fin a un conflicto que ya dura más de 25 años y que ha costado millones de muertos en su país".

Cartel de la nominación al Goya del corto-documental 'Semillas de Kivu'. Cedida

Los directores españoles llevan más de siete años trabajando en el documental y han visitado Kivu en varias ocasiones. La película se centra en la experiencia de este grupo de mujeres y cómo Mukwege y su equipo se dedican a ayudarlas a recuperarse y reinsertarse en sus respectivas sociedades. También en los dilemas de las víctimas acerca de la maternidad por los embarazos provocados por las violaciones.

El doctor Mukwege fue galardonado en el año 2018 con el Premio Nobel de la Paz junto a la activista iraquí de etnia yazidí Nadia Murad por sus esfuerzos para la erradicación de la violencia sexual como arma de guerra. Actualmente, continúa con su trabajo desde el hospital de Bukavu, donde requiere de fuertes medidas de seguridad de la ONU para su protección después de haber sufrido hasta 11 atentados contra su vida.

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"Las personas como la mujer que vino a hablar con nosotros… o nosotros mismos… podemos tomar pequeñas acciones, a título personal, en el día a día, que tengan que ver con reducir nuestro consumo tecnológico o asegurarnos que viene de fuentes éticas", añaden los directores del López y Valle. "Pero sabemos que no es suficiente, que las soluciones tienen que venir de decisiones políticas, y además internacionales".

Néstor López y Carlos Valle, directores del corto 'Semillas de Kivu'. Cedida

"En un mundo globalizado, es ingenuo pensar que lo que está ocurriendo aquí no tiene impacto en otro lugar del planeta. Todo lo que consumimos, compramos, fabricamos o hacemos, tiene impacto en otra parte", insisten. "¿A dónde van los residuos tecnológicos, los millones de smartphones y demás que se tiran? Pues miles de ellos acaban en Ghana, donde hay gente que vive rodeada de residuos, incluso que provocan cáncer. Y es una información que se desconoce porque el sistema necesita que no lo conozcamos".

Y tienen una propuesta más concreta: "Eliminar la obsolescencia programada que no debería estar permitida. No se debería permitir, no deberíamos estar teniendo esta conversación, es un delito, viola los Derechos Humanos y la dignidad de las personas, no hay más que hablar", finalizan.