Más de 152 millones de niños en el mundo son explotados laboralmente, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Unicef calcula que, en la actualidad, hay cerca de 300.000 niños y niñas soldado en distintos conflictos armados. Y alerta de que cada año son casadas 12 millones de niñas.

Además, una de cada tres víctimas de trata de seres humanos a nivel global es menor de edad, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), y el último Informe global de tráfico de personas, cifra en 49.032 el número de víctimas "detectadas". Todas y cada una de estas formas de abusos hacia niños y niñas son las que se busca erradicar el Día contra la Esclavitud Infantil que se celebra cada 16 de abril. 

Niño de 4 años trabajando en un vertedero de Brasil. Claudio Edinger UN Photo

Por qué el 16 de abril

Fue en ese preciso día, pero de 1996, cuando Iqbal Masih fue asesinado por las mafias de la industria de las alfombras en Pakistán. Con tan sólo 12 años, había pasado su corta vida esclavizado en fábricas de todo tipo. Pero su edad no le impidió, apenas dos años antes de su muerte, unirse a un grupo de activistas contra la explotación infantil. Junto a ellos, consiguió cerrar varias fábricas en las que trabajaban niños y niñas.

Su activismo, como cuentan desde Unicef, "mejoró las condiciones de vida de muchos niños como él y le costó la vida". Y precisamente por eso, el 16 de abril se celebra el Día contra la Esclavitud Infantil.

Pese a todo, y aunque las cifras han sufrido tímidas mejorías en los últimos años, hoy millones de niños y niñas siguen siendo esclavizados en todo el planeta. Algunos, incluso, más cerca de lo que pensamos.

Niños bolivianos trabajando como pescadores. Jean Pierre Laffont UN Photo

La pandemia de la covid-19 –activa en gran parte de países– y los conflictos armados –como el de Ucrania, Siria, Yemen, Sudán o Afganistán– no dejan de recrudecer la realidad de todos estos menores que ven su infancia borrada de un plumazo.

¿Qué puedes hacer tú?

Uno de los principales motivos de la esclavitud infantil, como aseguran las oenegés humanitarias y de defensa de los derechos humanos, es la extrema pobreza o la violencia desmedida que viven muchas familias. De ahí que no tengan recursos para buscar a los menores desaparecidos o secuestrados por mafias o guerrillas, o que se vean obligados a vender a sus hijos e hijas o ponerles a trabajar.

Esta situación viene siendo denunciada desde hace décadas por oenegés y organismos de Naciones Unidas como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Unicef, Acnur o UNODC.

El matrimonio infantil es una forma de esclavitud según la ONU y las oenegés. World Vision EP

Desde la Confederación Sindical Internacional, por ejemplo, se ha llegado incluso a pedir "la creación de un Fondo Mundial para la Protección Social" que ayudase a financiar a los 28 países más pobres del planeta, donde la esclavitud infantil es más frecuente. Sólo así, dicen, se podría romper el círculo de pobreza y garantizar los derechos de la infancia. 

Pero, además, todos y cada uno de nosotros podemos poner nuestro grano de arena en la lucha contra esta lacra. Porque todo pequeño gesto cuenta.

Di no a la prostitución

Desde Ayuda en Acción y otras oenegés, por ejemplo, recuerdan que "acabar con el consumo de prostitución es una de las vías para terminar con la trata de menores y la esclavitud infantil". 

Pixabay

La trata de seres humanos con fines de explotación sexual supone al menos el 50% del tráfico mundial de personas, según la UNODC. Algo que, además, como indica el último informe sobre tráfico de este programa de Naciones Unidas, también sucede en suelo europeo.

Apoya el comercio justo

Apostar por empresas y productos que luchan activamente contra el trabajo infantil y que ofrecen sueldos decentes y condiciones laborales con unos estándares mínimos a los adultos es, como asegura la OIT en su último informe sobre trabajo infantil, imprescindible para evitar la mano de obra esclava. Y eso está, precisamente, al alcance de cualquier consumidor. 

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Desde Ayuda en Acción recuerdan que consumir productos procedentes de comercio justo también es una forma de garantizar los derechos y las condiciones de vida y de trabajo de los productores. Además, promueven que se exija a los gobiernos "una mayor implicación en este asunto". 

Alza tu voz

A pesar de que cada vez hay más información sobre la esclavitud infantil y más personas saben de su existencia, aún queda mucha pedagogía por hacer. Como cuentan desde GK Green Fashion de Gipúzkoa, "no todo el mundo acaba de ser consciente de lo que implica que una camiseta cueste 5 euros". Y es que la distancia, muchas veces, nos hace ignorar la situación que viven los niños y niñas a miles de kilómetros.

¿Por qué no intentamos cuestionar la procedencia de lo que consumimos, sea ropa, tecnología, agua embotellada o café? El consumo responsable es, a fin de cuentas, labor de todos.

Por eso, desde Ayuda en Acción recuerdan que alzar nuestra voz es imprescindible para luchar contra los abusos. Así que pidámosles a familiares, amigos, compañeros de trabajo y, sobre todo, a nosotros mismos conciencia a la hora de comprar. Porque comprar barato, en la mayoría de las ocasiones, implica aceptar y cooperar con situaciones de esclavitud infantil.