Las comunidades energéticas locales no solo impulsan las renovables sino que crean vínculos vecinales

Las comunidades energéticas locales no solo impulsan las renovables sino que crean vínculos vecinales

Historias

Ahorrar un 55% en la factura de la luz: las comunidades energéticas locales, el modelo que lo hace posible

ODS 7: Estas alianzas entre vecinos, pymes e instituciones locales no solo generan energía renovable de kilómetro cero, sino que ayudan a reconstruir el tejido social municipal.

27 octubre, 2021 19:01

¿Cuándo fue la última vez que el precio de la luz en España no batía récords históricos? Esta canción que ha venido sonando sin parar durante todo el verano y nos hemos adentrado en un otoño con la luz a 227,45 euros/MWh el pasado lunes 18 de octubre

Con los recibos subiendo casi sin parar, para algunos la solución pasa por el autoconsumo, ya sea individual –con placas solares en casa, por ejemplo– o comunitario –con instalaciones fotovoltaicas compartidas–.

Para aquellas personas para las que la instalación de placas en su casa supone una barrera al autoconsumo por los costes de su inversión inicial –primer obstáculo para el 63% de los españoles–, hay una alternativa que cada vez gana más popularidad.

Cada vez son más las personas que apuestan por el autoconsumo energético.

Cada vez son más las personas que apuestan por el autoconsumo energético. iStock

Las comunidades energéticas se definen como entidades jurídicas formadas por ciudadanía, Administraciones –normalmente locales– o pymes que, a través de la instalación de paneles solares, producen energía para el consumo colectivo de una zona determinada.

Y las que se han puesto en marcha –tanto dependientes de grandes eléctricas como pequeñas cooperativas–, hasta ahora, en España lo dejan claro.

El ahorro en la factura global está en torno al 55%, con una inversión media de entre 30.000 y 40.000 euros por comunidad”, explica Rafael Larreina, responsable de proyectos de la cooperativa navarra EMASP y experto en comunidades energéticas.

Y asegura: “Ahora mismo, la diferencia entre utilizar la energía de la red a generarla uno mismo está en los 20 céntimos por kilovatio”. Ese ahorro que supone el autoconsumo de las comunidades energéticas revierte en la propia sociedad.

Porque este modelo, que no es más que una alianza entre personas, pymes, pequeños comercios e instituciones locales para generar energía de kilómetro cero, no solo tiene como objetivo reducir las emisiones de CO₂ para luchar contra el cambio climático.

También tiene una marcada meta de reducir hasta su máxima expresión las pérdidas energéticas que se producen en el transporte.

“El ahorro en la factura global está en torno al 55%, con una inversión media de entre 30.000 y 40.000 euros”, explica Rafael Larreina

Pero, más allá de la eficiencia energética, este paradigma de autoconsumo conjunto –muy asentado en el norte de Europa– busca volver a crear comunidad entre los vecinos de los municipios. 

“Alrededor de ellas estamos viendo que se regeneran las relaciones sociales y se produce una transformación completa del modelo social”, explica Larreina.

Y es que la unión de tantos actores diferentes que producen y consumen su propia energía renovable acaba creando sinergias y actividades que van más allá de la generación eléctrica.

Comunidades energéticas 'sociales'

Manura, Trespuentes o Lasierra en Álava, Esparza de Galar o Urroz Villa en Navarra o San Cristóbal de La Laguna en Tenerife son solo algunas de las comunidades energéticas locales que ya están consolidadas en nuestro país.

Alrededor de ellas, cuenta Larreina, han surgido también iniciativas sociales que facilitan el hermanamiento entre los vecinos.

Según Larreina, la diferencia entre utilizar la energía de la red a generarla uno mismo está en un ahorro de 20 cts. por kilovatio

“Muchas de estas comunidades deciden ahorrar un poco menos (18 céntimos en vez de 20 céntimos) y crear bonos sociales para personas en situaciones vulnerables o subvenciones al transporte para los alumnos que tienen que irse a estudiar a otros municipios”, explica el experto.

Pero también, asegura, hay localidades en las que, gracias a las comunidades energéticas, se ha puesto fin a “viejas rencillas” entre familias.

Doble cuidado del medio ambiente

El modelo que presentan este tipo de proyectos de autoconsumo no solo aportan beneficios medioambientales por su naturaleza (renovable). También, pueden contribuir a la regeneración de ecosistemas y a la recuperación de usos del suelo.

Las comunidades eléctricas son un modelo de autoconsumo social

Las comunidades eléctricas son un modelo de autoconsumo social

Porque, como asegura Larreina, “frente al modelo de los grandes parques solares, que ocupan en muchas ocasiones terrenos de cultivo o de explotación agraria o forestal, las comunidades energéticas consisten en pequeñas instalaciones que no cambian los usos de la tierra”.

Además, recuerda que esta forma de autoconsumo social y en comunidad es ajena a las especulaciones del mercado y que, por tanto, "no se verá afectada si la burbuja de las renovables llegase a estallar".

Son los propios vecinos los que deciden dónde instalar sus placas solares que, para autoconsumo, en España no pueden superar el total de cien kilovatios por instalación.

De esta manera, el modelo se asegura la protección de los terrenos con valor cultural, ecosistémico o agropecuario de cada zona.

“En Álava, en 2021, se generará un gigavatio de energía gracias a las 20 comunidades energéticas de la provincia", explica Larreina

Y así ilustra Larreina la capacidad de conjugar naturaleza y electricidad de las comunidades energéticas: “En Álava, por ejemplo, cuando acabe 2021, se habrá podido generar cerca de un gigavatio de energía gracias a las 20 comunidades energéticas pequeñas que hay instaladas en toda la provincia”.

Aunque, a simple vista, parezca un modelo diseñado para los pueblos, este tipo de autoconsumo también tiene cabida en ayuntamientos más grandes e, incluso, en grandes ciudades. Lo único que cambiaría, en esos casos, sería la organización de la instalación.

En ciudades como La Laguna, Vitoria o Pamplona, donde ya se están poniendo en marcha proyectos piloto, la comunidad energética se construye en torno a bloques, manzanas o vecindarios. Allí, además, se está empezando a recuperar ese espíritu comunitario que muchas veces se pierde entre el ruido y el ajetreo de las zonas urbanas.

Una apuesta del MITECO

El pasado mes de septiembre, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), capitaneado por Teresa Ribera, anunciaba 100 millones de euros en subvenciones para impulsar las comunidades energéticas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).

El IDAE lanza 100 millones de euros en subvenciones para impulsar las comunidades energéticas 

El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) será el encargado de lanzar tres convocatorias de ayudas diferentes, ya que, como aseguró Ribera en su presentación, “cada día es más evidente que los ciudadanos y las pymes quieren participar en el modelo energético como lo hacen en otros ámbitos de la sociedad”.

Y la participación es uno de los elementos esenciales de las comunidades energéticas que, según la vicepresidenta y ministra, "tienen muchas ventajas: aportan energía de proximidad y beneficios de proximidad".

Además, Ribera aseguró al presentar las subvenciones del IDAE que este tipo de autoconsumo "rebaja los gastos energéticos de los socios y del ámbito municipal y, al estar cercanas al territorio, conocen sus puntos sensibles y las ventajas que pueden ofrecer, facilitando una buena relación con el entorno".

Y es que, en palabras de Ribera, "ahora podemos imaginar 1.200 pueblos con comunidades o 300.000 tejados solares". Pero lo que sí parece estar claro es que el futuro será renovable y, con suerte, recuperará el espíritu de comunidad.