4,5 mil millones de personas, esa es la cifra de personas que, en la actualidad, vive en una ciudad, aproximadamente un 55% de la población mundial, según la ONU y en el año 2050 se espera que la población urbana supere los 6,5 mil millones, es decir, dos tercios de la humanidad. Solo en la India, está previsto que se duplique el número de habitantes de las ciudades, cuya población, a lo largo de los próximos 35 años, aumentará en 404 millones de personas, pero ¿entendemos el significado de estas cifras? ¿Somos conscientes?

Este crecimiento de población conllevará una mayor demanda de servicios y suministros, de un mayor consumo que sino se acompaña de una gestión sostenible que permita administrar, conservar y multiplicar los recursos para responder a esas cifras, nos conducirá a un escenario apocalíptico.

Precisamente, para fijar una hoja de ruta y evitar esta situación, el 25 de septiembre de 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobaba la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, con la que se pretendía establecer un plan de acción para las personas, el planeta y el bienestar económico, social y ambiental. Un plan en el que las ciudades —las ciudades del futuro pero también del presente— son fundamentales.

El desarrollo sostenible no será posible sin transformar los modelos de ciudad. Las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, abarcando menos del 2% de la superficie de la Tierra. Estos datos, de por sí impactantes, lo son más en un contexto de crisis energética como el que estamos viviendo.

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Se plantean así dos escenarios. El primero, las ciudades como agentes destructivos y destructores, con altos niveles de contaminación, elevados consumos energéticos y auténticos infiernos climáticos en los que malvivir. El segundo, ciudades conscientes y concienciadas con los ODS, con la hoja de ruta diseñada por la Agenda 2030, ciudades que podrían avanzar a un nuevo modelo. Quizás el modelo de ciudades en 15 minutos, ¿por qué no?

En la pandemia, se popularizó el concepto de las 'ciudades en 15 minutos', pero era un concepto que venía de atrás. Del compromiso adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París (COP 21), por un conjunto de alcaldes y alcaldesas, que lideró Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, reinventando el concepto de la 'unidad vecinal',  creado hace más de un siglo por el urbanista Clarence Perry. 

¿En qué consisten estas ciudades en 15 minutos? Pues en ciudades humanas y humanistas, basadas en un diseño organizativo que permita que nadie tenga que desplazarse más de un cuarto de hora desde su casa para poder acceder a cualquier servicio básico. Calidad de vida, reducción de emisiones y servicios de proximidad.

Algo así como el km 0 pero en versión ciudad. París, Copenhague o Barcelona son algunas de las ciudades que ya están trabajando en ello. Una opción más que razonable frente a las megaurbes, esas ciudades de más de 10 millones de personas, en las que la pobreza y la marginalidad crecen al mismo ritmo que la población y el poder destructivo del consumo.

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Y no, no es cosa de los políticos. Pensemos por un instante en nuestro entorno, en todos los servicios que prestan los gobiernos locales, sea el de Madrid o el de los municipios de la España vaciada, en la demanda de una gestión sostenible que como ciudadanos podemos ejercer y cómo pueden, podemos contribuir a la Agenda 2030.

No es cosa de la clase política, de los funcionarios, sino de todos, ciudadanía y agentes sociales y económicos, debemos desempeñar un importante papel en la construcción de estas ciudades del futuro. 

Ciudades del futuro que den respuesta al ODS 11 “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Mejor descrito imposible. Pero queda mucho por hacer, la ONU predice que  10 ciudades romperán la marca de 10 millones de habitantes para 2030, lo que elevará la cantidad total de megaciudades a 43. En el año 1950 solo 2 ciudades, Nueva York y Tokio, ostentaban ese dudoso honor. 

No cabe duda, las ciudades determinarán si seguiremos la senda sostenible o insostenible. Por eso, pensemos que en la construcción de esas ciudades. Cada persona, cada entidad, cada empresa importa. Aplicando una de las claves de la Agenda 2030, piensa en global, actúa en local, y apostemos por la única respuesta posible: ciudades del futuro en clave ODS.

***Concepción Campos Acuña es experta en Gestión Pública y presidenta de Mujeres en el Sector Público