Sevilla

Lejos de aclarar qué es lo que va a hacer, la presidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, sigue jugando al despiste de si optará o no a disputar la secretaría general del PSOE a Pedro Sánchez. Así, continúa alimentando el mismo “morbo mediático” que, en una entrevista en la radio autonómica Canal Sur, ella ha reconocido que ha crecido como una bola de nieve tras las elecciones del 20D en torno a la celebración del congreso federal de su partido.

Por ahora, “tranquilidad, normalidad y sensatez”, es lo que ha pedido, porque ese debate del relevo “no se ha abierto y no toca”. Pero va a tocar. Porque una vez descartado febrero para la celebración de ese cónclave, que ve “imposible” (debe convocarse al menos con 60 días de antelación), y a la espera de ver si habrá o no nuevas elecciones en Cataluña en marzo, todo apunta a que sea cuanto antes, a la vista de lo que determinados barones del PSOE han estado exigiendo.

Tampoco cree que sea “tanto lío” organizar un congreso que debe servir para reforzar tanto el proyecto como el liderazgo del partido, para así abrir una nueva etapa de confianza del electorado. De todas formas, habrá que esperar al comité federal del PSOE de este mes de enero.

Díaz sabe cómo y cuándo decir las cosas, y sabe aguantar las presiones. Y lo mismo que hace casi justo un año dijo con claridad y rotundidad que el “único tren” que iba a coger era Andalucía, autodescartándose para las primarias del pasado mes de julio (no quiso que se interpretara el adelanto electoral en Andalucía como trampolín para saltar a Madrid), ahora no ha querido entrar al trapo de si pugnará por ese liderazgo.

Mensaje al PP y a Podemos

Utilizando el lenguaje ferroviario que tanto le gusta, se ha escudado en que va mucho a la estación de Santa Justa y que cogerá los trenes “que hagan falta” porque quiere que “Andalucía tenga el papel que tiene que tener y a que su voz tenga fuerza dentro y fuera”.

Con esto, lanzaba un mensaje también al PP y a Podemos a los que ve “muy preocupados” por si estaba en la “taquilla” del AVE. Se la verá por la estación de Santa Justa y también de Atocha, y tiene un margen extra para estudiar sus movimientos.

En clave de pactos, y tras la visita de Pedro Sánchez a Lisboa para tomar nota de la experiencia portuguesa a través del primer ministro, Antonio Costa, Díaz le ha brindado su “apoyo y confianza” y tiene “legitimidad” para conformar una alternativa de izquierdas, pero manteniendo la misma línea roja “fundamental”: debe haber una renuncia previa de sus interlocutores al derecho a la autodeterminación. Una frontera que no ha marcado ella, sino que así se fijó en el tenso comité federal de finales de diciembre por el partido y que no sólo atañe a Podemos, porque la aritmética parlamentaria hace necesaria la suma de otras siglas nacionalistas.

'No' a la gran coalición

Donde no hay opción alguna a pacto ni negociación es con el PP. Un mensaje para quienes insisten en una gran coalición: un “no rotundo”. Tanto por compromiso con el electorado, como por ser una derecha que ha hecho “mucho daño”, que “ha compadreado con la corrupción” y que, a pesar de sus malos resultados, se ha ido a “bailar” o “a fumarse un puro en La Moncloa”. Mantiene el mismo guión marcado en aquel comité federal: Mariano Rajoy tiene la responsabilidad de intentar formar gobierno, pero que no cuente con el PSOE.

Si Rajoy no lo consigue, Pedro Sánchez “tiene toda la legitimidad para explorar una alternativa”, ha destacado Díaz en esta entrevista, para quien “no sería deseable” un escenario de unas nuevas elecciones generales, porque sería un “fracaso”. Aún así, estas son algo más que “probable” porque la suma de escaños parece complicada. Si no ha dicho nada de la disputa del liderazgo, también en este punto ha dejado sin respuesta si ella se postularía como candidata en esa hipotética repetición de elecciones.

En esa sopa de siglas, Díaz no descartó las conversaciones con Ciudadanos, que entra dentro de toda lógica. El PSOE hablará “con todo el mundo”, ha recalcado que la legitimidad la tiene el secretario general y que ella va a ser “respetuosa”.

Sin cuestionar la unidad de España

Eso sí, la alternativa no puede ser “a cualquier precio” y “no poner en cuestión la unidad del país”. Por eso, entendió que en el caso de Podemos, de no renunciar al derecho de autodeterminación, debe haber “un tipo de pacto oculto” con las fuerzas con las que ha confluido en estas elecciones generales. Las explicaciones las tendrá que dar Pablo Iglesias, al que también le ha criticado que dé prioridad a ese derecho a decidir y no a la exclusión social, el empleo, la dependencia, las pensiones, la educación, la sanidad, o a la igualdad de oportunidades, alejándole de aquel 15-M en el que sitúan su origen.

También ha criticado que Podemos pueda conformar hasta cuatro grupos parlamentarios, lo que ha tildado de “engaño”, porque supondrá “recibir el dinero de cuatro partidos, tener asesores por cuatro partidos o tener las iniciativas y los tiempos de intervención de cuatro partidos”. Reprochó que haya quienes van dando tantas “lecciones de moral” y que “luego quieran cobrar cuatro veces más”.

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