La victoria pírrica de Mariano Rajoy dibuja un paisaje incierto. La aritmética obliga a forjar acuerdos entre cuatro partidos en un país donde nunca se había producido una situación así.  

Los escenarios más probables están descritos en el gráfico de Kiko Llaneras aquí abajo. Todos requieren una decisión de Pedro Sánchez, que debe elegir entre gobernar con Rajoy, respaldar su investidura, liderar una alternativa de izquierdas y forjar un acuerdo con los nuevos partidos en torno a un programa de mínimos centrado en la regeneración. 

No es una decisión sencilla para Sánchez. Cualquiera de esas alternativas tiene alguna contraindicación y no optar por ninguna supondría volver a las urnas y el final de un líder amenazado por Susana Díaz y por unos barones que nunca han confiado en él. A continuación describo los cinco escenarios que se dibujan en el horizonte y analizo hasta qué punto son probables. 

Los posibles acuerdos.

1. La gran coalición

Es la opción que arrojaría un Gobierno más estable. Pero es también la más difícil de aceptar para Pedro Sánchez, que difícilmente sobrevivirá como líder socialista si no es investido presidente del Gobierno.

El término se acuñó en la República de Weimar y se ha reencarnado en Alemania en tres ocasiones después de la II Guerra Mundial: en 1966 con Kurt Georg Kiesinger y con Angela Merkel después de las elecciones de 2005 y 2013. 

El Gobierno de España nunca ha estado en manos de una gran coalición. Ni siquiera se ha formado un Gobierno con ministros de varios partidos. El ejemplo más próximo es el País Vasco, donde PSE y PNV sí formaron durante años una gran coalición.

Hoy por hoy un acuerdo de gobierno entre los dos grandes partidos se antoja casi imposible. Sobre todo a la luz de las palabras del segundo socialista, César Luena, que se apresuró a decir que los 90 diputados socialistas votarán en contra de la investidura de Rajoy. 

El único en sugerir un escenario así fue Albert Rivera, que disparó contra Sánchez por aspirar a formar Gobierno y dijo que "España no puede ser como Grecia, que convoca elecciones cada tres meses". 

En septiembre de 2014, le pregunté a Sánchez en Estrasburgo si descartaría una gran coalición después de las generales. No la descartó expresamente pero dejó claro que prefería formar un Gobierno en el que no estuviera el Partido Popular.

"España necesita un cambio, regenerar la vida democrática y cambiar la política económica y eso sólo lo puede hacer el Partido Socialista", dijo entonces. "El PSOE se va a coaligar siempre con quien sufre, no con quien provoca el sufrimiento. Quien provoca el sufrimiento es quien desmantelaría el Estado del Bienestar con sus propuestas y quien lo desmantela con sus políticas. Eso está haciendo el Partido Popular".

Probabilidad: muy baja.

Sánchez y Rajoy, al inicio del debate. Juanjo Martín Efe

2. Un Rajoy en minoría

Los diputados socialistas podrían facilitar con su abstención la investidura de Mariano Rajoy. Esa abstención la secundaría Ciudadanos y sería percibida como un mal menor por las empresas del Ibex, por las instituciones europeas y por las agencias de calificación. 

¿Debe Sánchez ceder a las presiones y facilitar así la investidura de Rajoy? Así lo sugirieron este lunes varios dirigentes populares y el propio Albert Rivera, según el cual “lo más razonable” es un Gobierno en minoría del PP. También Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, que dijo que al PSOE le corresponde ahora “liderar la oposición”.

No parece una opción viable a la luz de las palabras del secretario de Organización César Luena, que advirtió que los 90 diputados socialistas votarán en contra de la investidura de Mariano Rajoy. ¿Podría Sánchez cambiar de opinión? En los próximos días sufrirá la presión de los mercados bursátiles y de la maquinaria de la Moncloa. También de los barones de su propio partido, que perciben cualquier acuerdo con Podemos como una amenaza a su posición. 

Es muy difícil que Sánchez ceda a esas presiones. Entre otras cosas porque Susana Díaz está al acecho y sólo sobrevivirá como líder socialista si desaloja del poder a Rajoy. 

Probabilidad: baja.

3. El tripartito

El resultado arroja la posibilidad de una alianza formada por el PSOE, Podemos e Izquierda Unida. Pero sólo si Ciudadanos se abstiene o si alguno de los partidos nacionalistas vota a favor.

La primera condición se antoja improbable a la luz de la posición de Pablo Iglesias sobre el referéndum de Cataluña. La segunda es poco digerible para Sánchez, que debería comprometerse a convocar un referéndum que hasta ahora ha rechazado y que declararía en rebeldía a un sector importante de su partido.  

El resultado del 20D esconde una clave muy preocupante para el líder socialista: Podemos quedó por delante del PSOE en las seis autonomías bilingües: Galicia, País Vasco, Navarra, Baleares, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Esa debilidad podría ser un estímulo para llegar un acuerdo que incluyera a los nacionalistas catalanes, que siguen sin Gobierno tres meses después de su cita electoral. 

Un acuerdo así tendría la oposición del entorno de Susana Díaz y sería difícil concretarla con una mayoría popular en el Senado que bloquearía cualquier reforma constitucional. Pero no sería una mala opción táctica para Sánchez, que sería investido presidente y que a corto plazo podría sobrevivir. 

Probabilidad: media. 

Iglesias y Rivera en el debate. Dani Pozo

4. Una legislatura corta

La otra opción de Sánchez es intentar pactar su investidura con el respaldo implícito o explícito de Podemos y Ciudadanos.

A priori es una alianza imposible: Podemos nunca aceptaría medidas como el contrato único de Ciudadanos y Ciudadanos nunca aceptaría un referéndum en Cataluña. Y sin embargo los tres partidos podrían pactar un acuerdo de mínimos para impulsar la regeneración. 

Es una hipótesis que no parece probable a la luz de las líneas rojas de Pablo Iglesias y de la dialéctica de Ciudadanos, que se ha pronunciado a favor de un Gobierno estable. Pero es una opción que percibirían como un mal menor los militantes de los tres partidos, que sacarían a Rajoy de la Moncloa y podrían aprobar propuestas en las que todos están de acuerdo como la reforma del Poder Judicial o el endurecimiento de las medidas contra la corrupción.

El caramelo para Podemos y para Ciudadanos sería la reforma del sistema electoral. ¿Pero aceptaría Sánchez a cambio de ser presidente instaurar un sistema que le arrebataría la ventaja en las elecciones que se celebrarían unos meses después? Un acuerdo así le ayudaría a sobrevivir a corto plazo como líder del PSOE. Pero a medio plazo podría empujar al PSOE por el camino del PASOK. 

Probabilidad: baja.

5. Otra vez a las urnas

Todas las opciones anteriores requieren concesiones que hoy por hoy se antojan muy difíciles. Si nadie cede, los españoles serán llamados a las urnas. Por ahora la fecha de esos comicios es un enigma. El Rey está obligado a convocarlas dos meses después de la primera sesión de investidura. Pero ni la Constitución ni el reglamento del Congreso establecen ningún plazo para esa primera sesión. 

El Congreso y el Senado se constituyen el 13 de enero y la primera sesión de investidura debería celebrarse a finales de enero o a principios de febrero. Si ningún candidato es investido dos meses después de esa fecha, el Rey disolvería las cámaras y convocaría unas elecciones que se celebrarían en algún momento de la primavera de 2016.

Probabilidad: media.

Noticias relacionadas