Todo en el PSOE está cogido con alfileres antes del 20 de diciembre. Los mítines, también. El candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha tenido en los últimos meses unas relaciones tormentosas con buena parte de los pesos pesados del PSOE que contribuyeron a su elección como líder socialista. La animadversión más sonada es la que mantiene en privado con la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, pero los conflictos con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero también han sido de alto voltaje. 

Este jueves, Sánchez y Zapatero participaban por primera vez en el mismo mitin. El lugar escogido fue Gijón, una ciudad con un alto simbolismo personal para el expresidente. Fue en Gijón donde con 16 años se quedó prendado del verbo fácil de Felipe González cuando Felipe González no era Felipe González. Es decir, cuando soñaba con tener la proyección e importancia en la política española que entonces capitalizaba el Partido Comunista.

Primero hablaron los políticos asturianos, comenzando por el portavoz en el Ayuntamiento de Gijón, José María Pérez, el presidente de Asturias y líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández, y la cabeza de lista por esa circunscripción y miembro de la Ejecutiva federal, Adriana Lastra.

Después habló Zapatero. "Yo estoy aquí, con mi talante y la herencia recibida", ironizó ante miles de personas entregadas, que aplaudieron continuamente, especialmente cuando el expresidente reivindicaba su legado. Frente a él, un Sánchez con media sonrisa aplaudía también. Zapatero hizo un mitin ortodoxo y respetuoso con la estrategia de campaña de Sánchez. Se metió más con Ciudadanos y Podemos que con Rajoy y pidió en varias ocasiones el voto para Sánchez. "Vamos a trabajar por tener un nuevo presidente socialista. Un presidente que nos merecemos. Adelante, Pedro", dijo para presentarlo.

Sánchez subió a la tribuna y le devolvió el gesto. "Gracias por tu legado, José Luis. Gracias porque todos los socialistas nos sentimos orgullosos", dijo, cosechando un gran aplauso. Los socialistas asturianos aseguran que Zapatero fue un buen presidente para la región y fue especialmente sensible con problemas complejos como el de la minería.

"José Luis se tiene que ir"

Sin embargo, cuando Sánchez llevaba aproximadamente cinco minutos hablando, Zapatero se levantó y se fue, con tan solo un instante para darle un abrazo al candidato. "José Luis se tiene que ir, dame un abrazo", dijo desde el estrado Sánchez. Después no hubo tiempo para selfies con militantes. Zapatero apuró el paso y abandonó el polideportivo. Según el equipo de Sánchez, el expresidente tiene que estar mañana en Berlín, donde le espera una reunión de la ONG Diplomacia Cultural, que preside desde el verano. 

La escena se produce, paradójicamente, después de semanas en las que las relaciones entre Zapatero y Sánchez parecían haberse recompuesto. En el primer gran debate electoral, el que se celebró entre Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera, el candidato socialista reivindicó sin tapujos la herencia de Zapatero: la ley de dependencia, la ley contra la violencia de género, la que permitió las bodas entre personas del mismo sexo o incluso la subida de las pensiones en las dos legislaturas. Lo mismo volvió a hacer en el debate en el que participó Soraya Sáenz de Santamaría y exactamente igual se comportó Antonio Hernando en el que este miércoles organizó TVE. El deshielo público comenzó en la presentación del último libro de Miguel Sebastián, a principios de octubre. En el acto, Sánchez y Zapatero aceptaron posar juntos y se dedicaron amables palabras. 

Sin embargo, desde julio del año pasado ha habido más sinsabores que concordia. "Zapatero está todo el día enredando", reconocían sin pudor en la dirección socialista. "¿Por qué se lleva tan mal Zapatero con Sánchez?", se preguntaba atónito un alto dirigente en presencia de EL ESPAÑOL.

Un año de desencuentros

Los desencuentros han sido varios. A Sánchez le sentó fatal que Zapatero se fuera a cenar con Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en un encuentro propiciado por el expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y en el que también participó el actual presidente de la región, Emiliano García Page. Zapatero se llevó un disgusto cuando Sánchez trató de desvincularse de la reforma del artículo 135 de la Constitución, que fijó en agosto de 2011 un tope al endeudamiento. Además, fue relegado en un acto en el que Sánchez presumió de Felipe González y éste le declaró su apoyo justo cuando más lo necesitaba. En su silla, Zapatero guardaba silencio. 

En los últimos meses, los contactos de Zapatero con Susana Díaz han sido frecuentes y en privado el expresidente lamenta el rumbo del partido imprimido por la Ejecutiva actual. Todo está pendiente del resultado electoral. Según muchos dirigentes, si Sánchez no logra gobernar, sus días al frente del partido estarán contados. "Para mí, si no gana el PSOE las elecciones, será un fracaso", dijo este jueves por la mañana el candidato en Telecinco.

Este mitin interruptus es además el segundo que da Zapatero en esta campaña y fue acomodado con calzador con Ferraz, que inicialmente presentó la agenda sin que figurara este acto conjunto. 

La primera intervención de Zapatero en esta campaña fue este miércoles, en Granada junto a Susana Díaz ("Susana, siempre Susana", dijo el expresidente). En este acto, el expresidente se quedó hasta el final.

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