Acaba de regresar de un viaje a Chile donde su marido, el empresario con grandes interese en Toledo Carlos Falcó, además de ir como presidente del Círculo Fortuny (conglomerado de empresas de lujo españolas), tiene contactos con bodegas de vino chilenas. El marqués de Griñón tiene sus propias marcas de vino y aceite, una gran parte producido en Castilla-la Mancha, que exporta con éxito al mundo entero.

Según Informalia, a sus 39 años, la malagueña está encantada con su experiencia chilena porque ha sido recibida por lo mejor de la sociedad de aquel país, con un trato que no ha encontrado entre los amigos españoles y la aristocracia a la que pertenece su marido. 

"Le tienen envidia, la sociedad de Madrid es muy dura y muy clasista", defiende a Esther un conocido personaje. Lo cierto es que la marquesa de Griñón no ha llegado a las cotas de popularidad que ella esperaba con su ingreso en el mundo de la nobleza. Las marcas de moda, joyas o productos de alto nivel no se interesan por ella, con la excepción de Rosa Clará que la tiene como imagen. Esther buscaba este verano un representante que la promocionara y negociara contratos publicitarios, semejantes a los que ha tenido siempre Isabel Preysler, y la marquesa ya lo ha conseguido, aunque sin grandes resultados por el momento.

Este mánager ha ofrecido a Esther como participante de un conocido y prestigioso concurso de cocina. Y para su sorpresa le han dicho que la marquesa no interesa. No es fácil ser la nueva Preysler.