Fernando Ramón, apicultor.
Fernando, apicultor de Cuenca, elabora la mejor miel de España: "Mucha viene de China por 1,75 euros y no se puede competir"
Atiende por teléfono a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha para dar a conocer uno de los oficios más antiguos de la historia de la humanidad.
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Castilla-La Mancha puede decir que produce una de las mejores mieles del mundo. La Alcarria, una comarca que abarca el norte de la provincia de Cuenca y el sur de Guadalajara rica en flores aromáticas, fue la primera denominación de origen de miel que se creó en España en 1992.
El romero que rodea el pequeño pueblo conquense de Canalejas del Arroyo permite a las abejas de Fernando Ramón, apicultor y gerente de Arroyo de Miel, crear un manjar gastronómico único. Su miel de romero ha sido reconocida este año como la segunda mejor miel del mundo y la mejor de España en los prestigiosos Global Honey Stars de París.
Desde su colmena afincada en este pueblo de apenas 150 habitantes, este hombre de 39 años atiende por teléfono a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha para dar a conocer uno de los oficios más antiguos de la historia de la humanidad y sus problemáticas actuales.
Fernando Ramón en sus colmenas.
"Empecé como aficionado en 2013 aunque no fue hasta 2020 cuando decidí apostarlo todo por las abejas. Esto es la cuna de la miel, la verdad es que es un lujo producir aquí", reconoce visiblemente orgulloso.
Fernando realiza una apicultura tradicional, es decir, sus colmenas se mantienen fijas en la misma zona apostando por la diversidad floral de la Alcarria.
"Para mí, lo mejor es que las abejas vivan aquí y se adapten a este entorno. Esto me permite seleccionar solo los mejores cuadros de miel y recolectar cuando está en su punto", explica.
Uno de los panales de Arroyo Miel.
Esa búsqueda por la calidad, unido a que no lleva ningún tipo de tratamiento ni aditivo, se traduce en un producto que conserva sus nutrientes, vitaminas y enzimas. Es lógico que, aparte de los ya citados premios en el Global Honey Stars de París, haya cosechado una medalla Platinum en la París International Honey Awards y un puesto entre las cinco mejores mieles del mundo en el prestigioso concurso London International Honey Awards.
Sin embargo, esta metodología tiene su cara B. Por un lado, la producción es más limitada: "Dependemos de la climatología, por ello, no todos los años se puede garantizar la cosecha", manifiesta.
Por otro lado, la despoblación y la falta de industria en la zona dificultan el relevo generacional y la viabilidad de explotaciones pequeñas como esta. "Ampliar la explotación sería complicado porque encontrar a alguien que quiera venir a trabajar es prácticamente imposible", lamenta.
Fernando echando humo para calmar a la abejas.
Detrás de este oficio hay una dureza y una dedicación que posiblemente repela a muchos jóvenes. "Aquí no hay horarios, en verano echo unas 13 o 14 horas al día. Solo tengo una semana de vacaciones", detalla el apicultor conquense.
Esto se une a la falta de rentabilidad y a una elevada y fuerte competencia en el mercado. Fernando estima que "para ganar un sueldo de unos 1.500 euros al mes necesitas al menos 500 colmenas".
Aunque esclarece que si vendes toda la producción a mayoristas al precio que está la miel en España, no cubres gastos. "Los costes se han triplicado y el precio de venta sigue igual que hace 30 años: 3,14 euros por kilo", denuncia.
Miel premiada.
Por ello, su modelo de negocio se basa en la venta directa y pequeños distribuidores. "Si pierdo tiempo en distribuir, tendría que meter a gente y el negocio no sería rentable".
Un informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación señala que nuestro país importó durante 2024 más miel 'low cost' que nunca. "Hay mucha miel que entra de China y otros países por poco más de 1,75 euros el kilo. Es imposible competir con esos precios".
Afortunadamente, a partir de 2026 entrará en vigor una normativa que regula el etiquetado de mieles en España y que exige que en el etiquetado se indique de forma detallada el país de origen y el porcentaje de cada tipo de miel. "Es algo que llevamos reivindicando muchos años", celebra el apicultor conquense.
En su caso, la denominación de origen 'Miel de La Alcarria' solo ampara mieles sin pasteurizar y de producción artesanal ofreciendo así una garantía de calidad y transparencia para el consumidor.
Abejas de Arroyo Miel.
Sobre el futuro de la apicultura, Fernando advierte que el uso de fitosanitarios está acabando con todos los insectos del campo. "Si matas insectos con pesticidas, los pájaros que se alimentan de ellos van a las colmenas y va a dejar de haber abejas", destaca.
Al ser preguntado sobre el cambio climático, manifiesta que "no es tan grave porque las abejas se adaptan". Lo que realmente le preocupa es el uso de pesticidas porque "eso es lo que de verdad nos debería preocupar".
Tras más de cinco años de experiencia al frente de Arroyo de Miel, Fernando Ramón tiene claro que este trabajo es pura vocación. "Te tiene que gustar de verdad o no lo vas a poder hacer". Para él, las abejas son como una mascota, su vínculo es tal que "verlas morir se me hace muy duro, es como quien tiene un perro", confiesa.