¿Por qué nadie de Podemos habla en la región del chalé de Pablo Iglesias?
Aparte de lo que digan los miembros de la ejecutiva nacional de Podemos, decenas de cargos públicos municipales y autonómicos han alzado la voz en las últimas horas, no solamente por la compra del lujoso chalet de Galapagar de Pablo Iglesias e Irene Montero sino también por la decisión de la pareja de someter este asunto de carácter privado a una consulta política.
Alcaldes, concejales y parlamentarios autonómicos son los primeros que tienen cita con las urnas -en menos de un año- y están viento con pánico, según cuentan los compañeros de Es Diario, la ola de indignación que la adquisición del chalet de 650.000 euros y la ventajosa hipoteca de 540.000 euros obtenida por su secretario general y su portavoz parlamentaria han desatado entre militantes y votantes.
Uno de los que más claro ha hablado ha sido el portavoz de Podemos en el Parlamento de Navarra, Carlos Couso, que ha considerado que la compra de la vivienda "denota cierta mentalidad pequeño burguesa que no cuadra con los principios fundacionales" del partido. Couso ha ido más allá y ha asegurado que si finalmente decide participar en la consulta, votará "claramente" que Iglesias y Montero no sigan en sus puestos ya que a su juicio desde un tiempo a esta parte Podemos "parece que va de desastre en desastre, hasta la derrota final".
En la misma línea se ha manifestado el portavoz de Podemos Andalucía, Pablo Pérez Ganfornina, que ha dicho sentirse más de acuerdo con "la coherencia" del alcalde de Cádiz, José María González Kichi, que defendió su "compromiso de vivir como la gente corriente" en "un piso de currante". El portavoz de Podemos en Navarra es uno de los cargos públicos que más claro han hablado contra Iglesias y Montero y su chalet. También el alcalde de Coruña, Xulio Ferreiro, se ha desmarcado de Iglesias y ha enfatizado que entró en política para hablar "de las cosas que le preocupan a la gente". A la lista de críticas contra su jefe de filas se ha unido también este lunes la portavoz en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, cara visible de la corriente Anticapitalistas, la más indignada con la compra del chalet.
"Han conseguido que toda la organización se implique en una decisión de ámbito personal", ha denunciado Ruiz-Huerta, para calificar de "irresponsabilidad" que un asunto "privado" se "cargue sobre la espalda" de la formación. Y con ironía ha concluido Ruiz-Huerta que sería "más interesante" someter a votación de los inscritos de Podemos "un nuevo código ético que hablara del estilo de vida de sus miembros". También el diputado de Podemos en el Parlamento de Asturias, Daniel Ripa, ha asegurado que la compra del chalet "no me ha gustado y me ha dolido". "En mi caso cobro 12 pagas de 1.965 euros, he donado 40.000 euros desde el inicio de la legislatura, vivo en un piso de alquiler en el barrio de Pumarín que me cuesta 300 euros y ese dinero fluye a proyectos sociales", ha explicado ante los periodistas. Y el concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Zaragoza, Pablo Híjar, ha asegurado que él no compraría "una casa así", dado que además, ha ironizado, "no me darían esa hipoteca".
Son muchos los territorios en los que se han alzado voces críticas contra la conducta de su jefe supremo. No ha ocurrido así en Castilla-La Mancha, donde ni siquiera los representantes de la corriente Anticapitalistas, representada sobre todo por el diputado regional David Llorente, han hecho declaraciones al respecto. Todos ellos, tan dados a hablar de la vivienda en las redes sociales, no han dicho ni mú esta vez en Twitter sobre el casoplón de Iglesias-Montero. Otro tanto está haciendo el secretario regional de la formación morada, José García Molina: Callarse. Y es que el asunto les quema vivos.
El tremendo silencio de los dirigentes de Podemos en Castilla-La Mancha sobre el chalé de Pablo Iglesias tiene varias lecturas. La primera, que los periodistas no les preguntamos sobre ello, con lo cual somos nosotros los que fallamos. Segunda: que dichos dirigentes se callan por miedo a las consecuencias. Tercero: Que están todos ellos de acuerdo con el comportamiento de Pablo Iglesias. Y cuarto: Que no les da la gana salir a defenderlo porque repudian su actuación, aunque no lo digan públicamente. Cualquiera de estas lecturas es posible. O todas a la vez.