Tomo hoy prestado el título de esta columna de la portada de “Hermano Lobo” de hace cuarenta y ocho años, una revista satírica que se autodefinía como “semanario de humor dentro de lo que cabe”. Una emblemática publicación que hasta su cierre en 1976 acompañó a los españoles en los últimos años del franquismo y los primeros balbuceos de la Transición como referencia del mejor humor gráfico de la época en este país. En su portada del 2 de agosto de 1975, el dibujante Ramón situaba en un pedestal engalanado al protagonista de su viñeta semanal, un orador calvo con frac y pajarita dirigiéndose a un auditorio representado por personajes con boina calada y enorme nariz, una característica habitual del dibujante en todas sus ilustraciones. ¡O nosotros o el caos!, proclamaba el conferenciante. El auditorio de inmediato responde con un grito unánime, ¡el caos, el caos! Ante la respuesta del respetable, el orador reacciona de inmediato. Es igual, prosigue, el caos también somos nosotros.

Viñeta de Hermano Lobo

Viñeta de Hermano Lobo

La escena tuvo una representación similar el pasado fin de semana en la localidad ciudadrealeña de Almodóvar del Campo. Ante un auditorio bien distinto al que ilustraba Ramón en “Hermano Lobo”, si bien con pretensiones parecidos, el presidente de Castilla-La Mancha y candidato socialista a la reelección en los comicios del próximo 28 de mayo, Emiliano García-Page, emulaba al personaje de la portada del tebeo -sin pajarita y frac en este caso- y clamaba ante la concurrencia: “O el gobierno [de Castilla-La Mancha] lo presido yo o la alternativa es Cospedal al cuadrado: Núñez más VOX”, es decir, el caos. El presidente regional se refería de esta forma a que, en el caso de tener posibilidades de hacerse con el poder, el candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Comunidades necesitaría para lograrlo del apoyo del partido liderado por Santiago Abascal.

El PSOE parece alarmado por los resultados de las encuestas que vamos conociendo y que apartan a los socialistas del gobierno de la región, incluso a pesar de la labor propagandística que desarrolla habitualmente. El miedo a perder la hegemonía socialista en el Gobierno de Castilla-La Mancha recorre como un escalofrió la espina dorsal del partido en la región, el que más ha gobernado esta tierra en democracia. Ahora sólo nos queda esperar al 28-M para comprobar si los castellanomanchegos, con boina o sin ella, prefieren el supuesto caos que proclama García-Page o el poder como él lo viene ejerciendo.